Luis Alberto Lacalle Herrera, ex presidente de Uruguay entre 1990 y 1995 y padre del actual mandatario Luis Lacalle Pou, brindó este lunes una conferencia virtual, organizada por la Fundación Mediterránea, en la que abordó diferentes temas de la coyuntura actual, tanto en América Latina como a nivel global, y dio su visión sobre el mundo posterior al coronavirus.
Mercosur, Foro de San Pablo, la guerra comercial entre Estados Unidos y China, las medidas que ha impulsado el actual gobierno uruguayo encabezado por su hijo y los cambios que deberá aplicar la comunidad internacional tras la pandemia, fueron algunos de los principales temas referidos por el histórico dirigente del Partido Nacional de Uruguay durante la conferencia de la que participó Infobae.
Coronavirus: consecuencias y enseñanzas
“La consecuencia primera que ha tenido esta peste, que nos ha atacado a todos en todo el mundo, es que nos ha permitido un poco más de tiempo para pensar. Creo que personas, individuos, familias, grupos dentro de la sociedad, países, todos les hemos destinado un poco más de tiempo a las cosas que no son lo cotidiano (...) Dentro de los países ha habido una revalorización del tema de la salud y de la ciencia aplicada a la salud. Pocas veces los científicos han estado tan de moda, y las empresas que están en temas de salud, investigación, bioquímica, vacunas, todo ese conjunto de conocimiento aplicado a la salud, se ha puesto un poco de moda”, señaló Lacalle Herrera.
El ex presidente uruguayo indicó que en estos meses de pandemia también “se ha revalorizado el auxilio estatal y toda la solidaridad que el estado moderno, a mi juicio tiene que prestar”. Sin embargo, aclaró que también hay que criticar “la presencia agobiante de ese estado cuando impide el desarrollo”. “Esta crisis tiene un solo enemigo, no es un país, no es el capitalismo, no es el marxismo, es un bicho, una vida microscópica. No le podemos echar la culpa a nadie, algo que es muy cómodo para los políticos, para los partidos, y en general para todo el mundo”.
Pese a la situación de emergencia sanitaria que atraviesa el mundo, el ex jefe de Estado consideró que no habrá tantos cambios radicales tras el coronavirus: “Características distintas sí habrá, pero yo no creo en los cambios radicales, creo en la adecuación ante estas manifestaciones; comienzo de cambios significativos”.
En esa línea, advirtió: “Va a haber un gran peligro de proteccionismo. En el mundo en este momento hay una inversión de roles, normalmente Estados Unidos y la parte Occidente eran los patrocinadores del libre comercio, de bajar las barreras. En este momento el presidente de China es el que se proclama como el que quiere la libertad de comercio. Estados Unidos además está a la espera dentro de 90 días cambiar, la elección es tan importante que deberíamos votar todos, pero mientras no se dilucide eso no esperemos que haya un cambio tan grande. Va a avanzar el proteccionismo, que no es cosa buena, y menos para nosotros en esta parte del mundo. Sí hay una ventaja que es que se va a desideologizar mucho la política exterior. En eso podemos tener visiones distintas, pero a mi no me cabe duda que en la crisis económica lo peor es el encierro, la protección, el cierre de los países; una apertura razonable de las economías puede ser que nos devuelva la vieja prosperidad que nos permitirá hacer obra social en los países”.
Mercosur
Lacalle Herrara opinó que el gran error que ha cometido el bloque regional desde su nacimiento ha sido la transformación que sufrió: “Era una asociación para hacer negocios, para generar prosperidad, y un buen día se convirtió en un club de ideología al impulso de Chávez y su billetera, de los gobiernos de nuestros países”.
“Creyeron que tenían algo en común con Chávez, algo o mucho, ahí se convirtió en una asociación de partidos que estaban en el gobierno que eran parecidos. Lo bueno que tenemos que aprender en materia de la integración regional, lo que tenemos que asumir respecto de nuestro Mercosur, es que no es un tema de ideas, no es un tema de gobiernos que se parezcan, es un tema de que nos conviene a todos estar juntos o no, y después uno en su país opina como quiere. Hoy tenemos en materia de opiniones e ideologías una diferencia entre Brasil y Argentina que pertenece al ámbito de la manera de ver el mundo y las ideas. Todos sabemos que una economía depende de la otra”, agregó.
Al respecto, sostuvo que pese a las diferencias que puedan existir sobre cuestiones como Venezuela y Unasur, entre otras, “a Argentina le va a interesar una relación fluida con Uruguay, y a Uruguay también, y con Brasil y Paraguay”. “Apenas Bolivia salga de su impasse político tenemos que incorporarlo porque Santa Cruz de la Sierra es una región platense”.
También criticó la creación del Parlamento del Mercosur y la imposibilidad que tienen los países miembros de generar tratados de libre comercio con terceros: “Tenemos que rebajar el Mercosur. Nos apuramos a tener un Parlamento, algo que fue fuera de lugar. No puede controlar a nadie porque no hay un poder ejecutivo. Tenemos que revisar aquello de que no se pueden realizar tratados mano a mano (...) El Mercosur hizo un acuerdo de libre comercio con Israel, Palestina, todas cosas muy menores… Tenemos uno pendiente con la Unión Europea. Estamos quedándonos atrás porque a veces no están de acuerdo los cuatro. Entonces déjenme a mí hacer un acuerdo con China, con Canadá y Corea: tenemos que hacer como hizo Chile. A Chile lo invitamos a ser parte del Mercosur en el 90; nos dijeron que no. Estaban destinados a hacer tratados de libre comercio con todo el mundo; tienen tratados con más de 80 países. Tenemos que ir a lo pragmático de la política exterior, que es el comercio. Tenemos que abrirnos a tratados de libre comercio. La izquierda del Uruguay en el año 2005-2006, Estados Unidos le propuso a Uruguay un tratado de libre comercio; era una movida política. El Uruguay tendría que haber agarrado corriendo”.
Guerra económica EEUU-China
El ex presidente de Uruguay, en línea con su opinión de “desideologizar” la región, citó como ejemplo el actual conflicto que protagonizan Washington y Beijing desde hace meses, y dio su visión al respecto: “Puede gustarnos más o menos algún gobierno con el que tenemos relación, pero estoy de acuerdo con lo que ha dicho el presidente Lacalle Pou: ¿qué voy a meterme yo si me gusta más China o Estados Unidos? Queremos estar bien con los dos. Yo no voy a meterme en los líos de ellos. Yo quiero el mercado norteamericano y el chino; y no me voy a casar con ninguno de ellos. Voy a tratar de vender lo más caro, y con la mejor calidad”.
“En este momento China es el mercado más grande, y nosotros estamos encantados en venderle. Si pudiera hacer un tratado de libre comercio con China, lo haría corriendo. Comprar y vender desde los fenicios para acá es lo que más ha funcionado. No nos compliquemos con amigo, enemigo. Que cada uno haga lo que quiera con su política exterior. Chile durante la guerra de Irak votó en contra de Estados Unidos en la ONU, pero ese año firmó un acuerdo de libre comercio; ese es uno de los tantos ejemplos”, añadió.
Y completó: “Si del susto este de la pandemia no nos desideologizamos, no entendimos nada de lo que nos está pasando”.
Foro de San Pablo
Sobre la “ideologización” que ha primado en la región en los últimos tiempos, Lacalle Herrera también fue consultado sobre el Foro de San Pablo, que reúne a los movimientos de izquierda de América Latina. “Está en una mutación. Pero las rayas del tigre se ven de todas maneras. Fue la última genialidad de un genio para el mal como fue Fidel Castro, que se había dado cuenta que por el tema de la revolución no se llegaba, y a través de Lula y Chávez, que fueron sus personeros, descubre que el camino de las urnas, de las elecciones, puede ser el camino de la izquierda”.
El ex mandatario indicó que la doctrina impulsada por esos movimientos consistía -y consiste- en “ocupar la cultura, los sindicatos, la vida académica...”. “Lula primero, Chávez, y después empiezan a caer como fichas de dominó una serie de gobiernos en mano de gente que pensaba parecido. Nunca voy a decir que Tabaré Vázquez, Néstor Kirchner y Fernando Lugo pensaban igual, pero sí pensaban parecido”. El dirigente del Partido Nacional remarcó que esos gobiernos de izquierda “pusieron de moda esta campaña permanente en sus países”.
“Ahora se han convertido en el acuerdo de Puebla, donde se han convocado todos los personajes de esta manera de pensar, que han renovado su compromiso. Hay que dedicar tiempo a estudiar esto”, aseveró.
En esa línea, mencionó los conflictos que se generaron en varios países -incluido el Uruguay- tras la desaparición de Santiago Maldonado en Argentina y las protestas sociales en Chile: “Todo el lío que se armó no solamente fue de una irresponsabilidad sino que demuestra hasta qué punto funciona este tal plan de San Pablo. En las paredes de Montevideo me estaba enchufando los líos del sur de Argentina; ahí están las redes. Cuando sucedían las protestas en Chile, venían 180 tipos a destruir todo, a convertir la manifestación en un motín, en un lío mayúsculo. Minorías que están destinadas a destruir y a hacer imposibles los gobiernos que no les gustan”.
Por ese motivo, insistió en que “hay que vigilar” estas conductas, y subrayó: “No alcanza con votar. La batalla cultural es la más importante”.
Uruguay en busca de migrantes e inversiones
Desde su llegada al poder Luis Lacalle Pou ha impulsado una flexibilización para la llegada de nuevas inversiones a Uruguay. Por una cuestión geográfica muchos consideraron que se trató de una medida casi exclusiva para los argentinos. No obstante, Lacalle Herrera aclaró que se trata de una iniciativa “para todos los horizontes”.
“Procura que Uruguay vuelva a ser lo que fue: un país de inmigrantes. No tenemos población originaria, somos un país inmigrante, con estabilidad, cumplimiento de la ley, partidos políticos en serio, un sistema bancario abierto, todo lo que nos servía como llamador para refugio. Eso se había detenido porque las condiciones que pedía el Uruguay eran demasiado onerosas para que la gente pudiera tener la residencia fiscal. No estamos haciendo otra cosa que volver a ser un país de acogida”, apuntó.
Recordó que Uruguay es “un país muy envejecido, con poca natalidad, y además se nos ha ido mucha gente joven”. Por eso la intención del gobierno de que mucha de la gente que se fue retorne, y otra tanta elija el país para invertir, y vivir. “Estamos encantados con los venezolanos, con los cubanos. Nos vienen muy bien porque rejuvenecen la población y además trabajan con muchas ganas. Pero también queremos que vengan inversores. Queremos ser un país atractivo. Nos ponemos lo más agradable posible”.
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