El caso judicial del águila nazi del buque Graf Spee, hundido en diciembre de 1939 frente a la costa de Montevideo, podría aclararse en agosto, cuando el Estado uruguayo opte por apelar el fallo de 2019 o llegar a una conciliación con los demandantes.
El Gobierno de Luis Lacalle Pou, que tomó posesión el 1 de marzo, pidió dos prórrogas para esa decisión debido a la declaración de emergencia sanitaria por la COVID-19, y ahora existe un compromiso ante la Justicia “para agosto, en el sentido de última fecha para una eventual conciliación”, dijo a la agencia de noticias EFE el ministro de Defensa Nacional, Javier García.
En junio de 2019, la Justicia resolvió en primera instancia “disponer y realizar la enajenación onerosa y la distribución del producido de la venta del telémetro y el águila rescatados” en un 50 % para el Estado y 50 % para los demandantes, los hermanos Alfredo y Felipe Etchegaray y el buzo Héctor Bado, fallecido en 2017.
Los hermanos Etchegaray firmaron un contrato de rescate en 2004, año en que lograron retirar el telémetro del navío -hoy exhibido en las instalaciones del puerto de Montevideo-, y, dos años después, el equipo de rescate descubrió el águila de la proa, de más de 300 kilos y con una esvástica en la zona inferior.
El titular de Defensa descartó que haya una “subasta inminente” del águila y reconoció que su cartera aún está efectuando un “análisis jurídico del tema”.
La exhibición del águila fue motivo de polémica en Uruguay por una posible exaltación del nazismo y la figura terminó encerrada en la Fortaleza del Cerro, una dependencia militar del Estado uruguayo, donde sigue “bajo custodia”, aclaró el ministro.
García aseguró que, sea cual sea el destino final de la pieza, “el Estado uruguayo va a garantizar que ese símbolo, que representa una parte de la historia más negra y la peor historia de la humanidad, no sirva para publicidad ni culto nazi”.
El Centro Simon Wiesenthal, institución dedicada a documentar el Holocausto judío, emitió este martes un comunicado en el que su director para América Latina, Ariel Gelblung, indicaba, ante “la inminente subasta” del águila, que “debe advertirse a los potenciales compradores que de no darse a los objetos el destino (pedagógico) de advertencia, la subasta deberá considerarse nula”.
García insistió en la “estricta garantía” de que el Estado uruguayo velará por que esa pieza “no sea utilizada por parte de organizaciones neonazis”.
Por su parte, el empresario Alfredo Etchegaray coincidió con el ministro en que “todas las partes” están de acuerdo “en garantizar el destino académico de la pieza”, dijo a EFE. “La única sensibilidad potencial está resuelta porque tienen que precalificar los interesados, tienen que ser Estados, instituciones académicas, museos o la combinación de particulares”, argumentó.
El Admiral Graf Spee era el orgullo de la marina de la Alemania nazi y, durante los primeros meses de la Segunda Guerra Mundial, sembró el pánico en el Atlántico Sur. Pero en diciembre de 1939 fue sorprendido en el Río de la Plata por buques británicos y debió refugiarse en Montevideo, donde su capitán, Hans Langsdorff, lo hundió.
(Con información de EFE)
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