
La pandemia de COVID-19 puede agudizar el hambre y poner en riesgo la vida de unas 14 millones de personas en Venezuela y en países centroamericanos como Nicaragua, El Salvador, Guatemala y Honduras, alerta un informe publicado este viernes por Oxfam.
El documento es parte de un informe global dado a conocer el jueves y ahonda en el caso de los países latinoamericanos donde había crisis preexistentes y en los cuales “la pandemia tendrá un efecto negativo inminente en un plazo inmediato”.
Antes de la pandemia, según el informe, cerca de 9,3 millones de personas estaban en condición de “inseguridad alimentaria aguda” en Venezuela y otras 4,5 millones de personas en Centroamérica.
En el caso de Venezuela, señala Oxfam, desde que se desató la pandemia han empeorado varios factores que influyen en la capacidad de la población para acceder a los alimentos, tales como la hiperinflación, el desempleo y la caída en las remesas.

La escasez de la gasolina, subraya el texto, impide el normal funcionamiento del sector agrícola, con lo que se deteriora el suministro de alimentos. El sindicato de agricultores, Fedenaga, alerta que la producción cubre menos del 15 % de las necesidades de la población, destaca el informe.
En el “corredor seco”, la zona de la costa del Pacífico en Centroamérica, Oxfam considera que puede aumentar el hambre que se produce de forma estacional debido a las sequías que afectan a la región en verano.
En estos países, las restricciones a la movilidad y el acaparamiento de alimentos han repercutido en el aumento de precios de productos básicos, como el maíz y el fríjol.
Ese factor se ha unido a la caída de los ingresos de la población, que según el informe se contrajeron hasta un 20% durante la crisis, empeorando la crisis alimentaria.

El número de hogares en situación de inseguridad alimentaria severa ha aumentado un 12% entre agosto de 2019 y junio de 2020 “y las perspectivas para los próximos meses apuntan a una profundización de la crisis”.
Esto implica que las familias tienen una dieta basada en cinco o menos grupos de alimentos, que generalmente son maíz, fríjol, azúcar, aceite y café.
El informe considera que las medidas de respuesta de los Gobiernos de esta región han tienen un alcance limitado en términos de cobertura y de duración.
”En todos estos países, incluso antes de la aparición de la COVID-19, las acciones de los Estados no han logrado evitar que más personas del corredor seco padezcan hambre. El futuro de esta región, azotada permanentemente por la sequía y la pobreza, y ahora también por el virus, es muy desalentador”, concluye el informe.
Con información de EFE
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