Michelle Bolsonaro, la esposa del presidente brasileño Jair Bolsonaro, quien tiene coronavirus, dijo el sábado que ella y sus dos hijas habían dado negativo para el virus.
Laura, la menor menor de las niñas y de nueve años, es fruto de la unión con el mandatario.
“Mis hijas y yo dimos negativo para COVID-19. Agradezco las oraciones”, señaló la esposa del mandatario a través de un mensaje publicado en una story de Instagram. Su abuela había sido intubada y llevada al hospital la semana pasada.
El mandatario brasileño, de 65 años y un fuerte negacionista de la gravedad de la pandemia, confirmó el martes haberse contagiado con el virus, tras los exámenes que se realizó luego de sentir dolores en el cuerpo y presentar fiebre el fin de semana pasado.
La prueba a la que se sometió el pasado lunes, era la cuarta a la que se sometía, aunque todas las anteriores habían resultado negativas.
Aunque se mantiene aislado en el Palacio de la Alborada, su residencia oficial, Bolsonaro continúa gobernando y automedicándose con cloroquina, una medicina cuya eficacia contra el COVID-19 no ha sido probada científicamente y que tiene graves efectos secundarios, pero asegura sentirse bien de salud.
Bolsonaro es uno de los pocos líderes mundiales que considera que el nuevo coronavirus es una simple “gripecita” que no ofrece peligro sino a la población mayor de 65 años o a quienes tienen enfermedades de riesgo.
Por eso, siempre ha censurado las medidas de confinamiento social impuestas por los mandatarios regionales desde la llegada de la pandemia a Brasil, que, según él, impiden que la gente pueda salir a “ganarse el pan” y que “Brasil salga adelante”.
Pese a las medidas de distanciamiento sugeridas por la propia Organización Mundial de la Salud, el líder ultraderechista se ha paseado en multitud de ocasiones por varios barrios de Brasilia para conversar con los vecinos, muchas veces sin mascarilla, que es obligatoria en la capital del país.
También ha participado en varias protestas a favor de su Gobierno y antes de que se confirmara su contagio viajó a otras ciudades de Brasil y sostuvo diversidad de encuentros en los que no cumplió el mínimo de recomendaciones.
Más de 1,8 millones de personas en Brasil han dado positivo en las pruebas de coronavirus y más de 70.000 han muerto. Sólo Estados Unidos tiene peores estadísticas.
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