Las autoridades del Distrito Federal de Brasil, la región donde se encuentra la capital Brasilia, han alertado de que el 90,4 por ciento de las camas privadas de cuidados intensivos se encuentran ya ocupadas, mientras el país concluyó la peor semana de la pandemia de coronavirus en términos de nuevos casos.
“Queda declarado el estado de calamidad pública en el ámbito del Distrito Federal, como consecuencia de la pandemia causada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2”, afirmó el gobernador de Brasilia, Ibaneis Rocha, en un decreto publicado en el Diario Oficial.
En la práctica, la declaración del estado de “calamidad pública” es una medida puramente administrativa que otorga a las autoridades locales una mayor libertad en el manejo de sus presupuestos y les permite tener acceso, de forma rápida, a recursos del Gobierno central para hacer frente a una emergencia.
La Secretaría de Salud del Distrito Federal ha anunciado que tan solo están libres una veintena de camas de cuidados intensivos de la red hospitalaria privada dedicadas a los pacientes afectados por la COVID-19 de las 219 que se dispusieron en un principio. No obstante, los números en el sector público son más positivos, pues todavía está disponible algo más del 39 por ciento de este tipo de lechos. De las 502 camas, 303 han sido ya ocupadas.
El Distrito Federal, no es la única región de Brasil que se está enfrentando a esta situación, que coinciden con la reapertura de algunos sectores de la economía. Es el caso del estado de Minas Gerais, en el sureste del país, en donde el reciente levantamiento de las medidas de confinamiento ha provocado un aumento de los casos que ha derivado en una ocupación superior al 90 por ciento de las camas de UCI.
Minas Gerais, el segundo estado brasileño con mayor número de habitantes --21 millones de personas-- cuenta hasta la fecha con casi 41.000 casos confirmados y cerca de 900 fallecidos.
En total, las autoridades sanitarias han confirmado 57.622 muertes y 1.344.143 contagios, después de los 30.476 registrados en el último día. Por su parte, la alianza de medios, tras consultar las cifras de las secretarias de salud estatales, han contabilizado 57.658 fallecidos y 1.345.254 casos.
Brasil cerró así la peor semana de la pandemia de coronavirus en términos de nuevos casos, al registrar 259.105 infecciones en los siete días hasta el domingo, según cifras del Ministerio de Salud.
El país informó además su segundo mayor número de muertes semanales, con 7.005 decesos, justo por debajo del récord de 7.285 establecido la semana anterior.
Brasil, el segundo país en número de infecciones y muertes en el mundo después de Estados Unidos, ha tenido problemas en establecer una estrategia para enfrentar la pandemia.
Protestas contra Bolsonaro
Las últimas cifras se conocieron tras manifestaciones en varias ciudades del país y en lugares como Estocolmo, Londres y Barcelona, contra el presidente brasileño Jair Bolsonaro y su manejo de la crisis sanitaria.
El presidente de extrema derecha ha minimizado al nuevo coronavirus al considerarlo una “gripecita”, y se ha opuesto a las medidas de confinamiento de autoridades estatales, además de burlarse públicamente de las pautas de distanciamiento social y del uso de tapabocas en la capital, Brasilia.
En la playa de Copacabana en Río de Janeiro, la policía militar usó escudos y bastones para detener el avance de personas que protestaban para “Frenar a Bolsonaro”, conmemorar el día del Orgullo Gay y oponerse al racismo.
La dura reacción policial contra los alrededor de 200 manifestantes congregados atrajo a más personas a protestar desde sus ventanas, gritando “¡Fuera, Bolsonaro!”.
En Brasilia, manifestantes colocaron 1.000 cruces en el césped frente al Congreso para rendir homenaje a las víctimas de la COVID-19, con una pancarta que decía “Bolsonaro, ¡deja de negar!”.
Expertos creen que el número real de infecciones y muertes en Brasil es probablemente mucho mayor que las cifras oficiales.
El ministerio de Salud comenzó esta semana a evaluar todos los casos sospechosos de coronavirus en el sistema de salud pública, pero la falta de pruebas sigue siendo un problema en el país de 212 millones de habitantes.
Y a pesar de que la propagación de la enfermedad aún no está bajo control, algunas autoridades locales están impulsando los esfuerzos para reabrir sus economías.
(Con información de Europa Press, EFE y AFP)
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