Brasil superó el jueves las 55 mil muertes como consecuencia del COVID-19, al registrar 1.180 fallecimientos que sumaron 55.054 en total, informaron medios locales.
Además, del miércoles al jueves se registraron 40.673 nuevos contagios, lo que llevó el total de casos a 1.233.147.
Los datos surgieron de un balance de las 20 horas elaborado por los principales medios impresos del país, que comenzaron a elaborar su propio recuento ante lo que denunciaron que fue una reticencia del gobierno de Jair Bolsonaro a publicar las cifras de la pandemia en el país, el segundo más afectado del mundo después de los Estados Unidos.
Los contagios y muertes por coronavirus siguen aumentando sin señales de estabilización en Brasil y, según el Ministerio, la región sureste se mantiene como el principal foco de la enfermedad en el país, con casi 430.000 casos y 25.505 decesos en los cuatro estados que la conforman.
“Y aún hay espacio para empeorar, la pandemia puede evolucionar más, de una forma más agresiva, y puede durar mucho tiempo porque la progresión del virus hacia el interior es un poco más lenta”, advirtió Marcio Bittencourt, médico del centro de pesquisa y epidemiología del Hospital Universitario de la Universidad de Sao Paulo (USP).
En la actualización del jueves, todos los estados informaron sus balances, excepto Amazonas.
Según este balance, los cinco estados con el mayor número de casos de la enfermedad son: San Pablo (248,587), Río de Janeiro (105,897), Ceará (103,118), Pará (96,472) y Maranhão (74,925). Por otra parte, los cinco estados con el mayor número de muertes son: San Pablo (13,759), Río de Janeiro (9,450), Ceará (5,895), Pará (4,803) y Pernambuco (4,488).
De acuerdo con un balance del Comité Nacional de Vida y Memoria Indígena, un centenar de etnias indígenas, la mayoría asentadas en la Amazonía brasileña, fueron afectadas por la pandemia, que ya deja 359 nativos muertos y más de 8.000 infectados entre los aborígenes.
Este viernes se cumplirán cuatro meses desde que el pasado 26 de febrero el Gobierno confirmó oficialmente el primer caso de coronavirus en el país, que además supuso el primero en Latinoamérica.
Con todo, la tasa de ocupación de camas de terapia intensiva, sin embargo, se ha reducido las últimas semanas en algunas de las regiones más castigadas por el coronavirus, que han comenzado en paralelo una flexibilización de las medidas de aislamiento social adoptadas desde marzo.
La ciudad de San Pablo y su zona metropolitana, epicentro de la pandemia en Brasil y hogar de más de 20 millones de personas, llegó a tener a principios de mayo el 90 % de las UCI ocupadas. Actualmente ese porcentaje se ubica en el 68 %.
El estado de Río de Janeiro vivió un colapso virtual de su sistema sanitario y ahora informa que apenas tiene ocupadas el 55 % de las camas de terapia intensiva destinadas a pacientes con COVID-19.
También se registran descensos notables en los estados de Ceará, Pará, Maranhao y Amazonas, que junto con Sao Paulo y Río de Janeiro son los seis estados brasileños más castigados por la pandemia.En Manaos, capital de Amazonas, han desmontado incluso el hospital de campaña.
¿Qué hay detrás de ese descenso? En primer lugar, las autoridades brasileñas han aumentado la capacidad de sus hospitales. El Gobierno central afirma que ha invertido 1.200 millones de reales (225 millones de dólares) para habilitar 8.605 nuevas camas de terapia intensiva.
Asimismo, los gobiernos locales se han esforzado en fortalecer la red sanitaria pública. Por ejemplo, el amazónico estado de Pará, que tiene 8,5 millones de habitantes, empezó la pandemia con tres camas UCI para adultos y hoy cuenta con 701 exclusivas para pacientes con COVID-19, según su Gobierno, que, por otro lado, es investigado por corrupción durante la crisis sanitaria.
Con información de EFE
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