Cuba presentó el plan con el que aspira a “regresar a la normalidad” tras dar por superada la peor fase de la pandemia de coronavirus y que incluye, en el ámbito turístico, pruebas PCR a todos los viajeros extranjeros y la toma de temperatura en los puntos de entrada.
Las autoridades de la isla han confirmado cerca de 2.200 casos, la mitad de ellos en la zona de La Habana, mientras que la cifra de fallecidos asciende a 83, un número que no ha aumentado en los últimos 11 días.
El presidente, Miguel Díaz-Canel, presidió el miércoles un reunión extraordinaria del Consejo de Ministros en la que se han aprobados las medidas que se aplicarán en tres fases para avanzar en la reapertura social y económica. En palabras del líder castrista, ahora es momento de “ir regresando a la mayor normalidad posible”, según la prensa oficial.
A nivel económico, Cuba tiene ya en mente la recuperación del turismo, un sector del que depende el 10 por ciento del PIB y que genera medio millón de empleos. En un primer momento se autorizará únicamente el turismo local, mientras que para el internacional -aún sin fecha- se aplicarán medidas específicas de control.
Las personas llegadas desde el exterior serán sometidas a un test PCR y se les tomará la temperatura. En los hoteles, un equipo de especialistas vigilará la situación epidemiológica en busca de posibles casos.
El Gobierno también limitará el turismo por zonas, de tal forma que en un primer momento se permitirían visitas únicamente a las áreas de los Cayos y a la parte sur de la isla, con limitaciones también en el alquiler de coches y la excursiones.
Las restricciones se extienden a los servicios de ocio y hostelería, en un intento por evitar aglomeraciones que llevará igualmente a la cancelación de fiestas y eventos este verano. Las piscinas solo podrán abrir al 30 por ciento de su capacidad y con protocolos de higiene, mientras que las autoridades controlarán el acceso a playas.
Los hoteles contarán con un sistema de vigilancia clínico-epidemiológica por parte de especialistas, y se limitará la ocupación y la capacidad en los servicios gastronómicos y recreativos, así como la renta de autos y excursiones.
En el área del transporte, el primer ministro, Manuel Marrero, apuntó que en la primera fase, se mantienen las restricciones de entrada y salida del país, aunque se restablecerán “con limitaciones” el transporte público urbano, intermunicipal y rural, tanto estatal como privado (paralizados desde principios de abril).
El plan también incluye el restablecimiento de algunos servicios jurídicos, la reactivación de la exportación y la inversión extranjera.
El curso escolar interrumpido en abril se retomará en septiembre para su culminación y en noviembre comenzará el nuevo periodo lectivo, mientras que en la Educación Superior seguirán aplazadas las clases y los exámenes de ingreso, durante las dos primeras fases del proceso de recuperación.
Díaz-Canel advirtió, no obstante, de que la enfermedad seguirá presente en el país, por lo que el objetivo pasa por mantener los contagios bajo control y que el sistema de salud pueda responder a cualquier posible rebrote. “Se trabajará para evitar (...) que esta enfermedad se nos convierta en endémica”, ha declarado.
El primer ministro, Manuel Marrero Cruz, ha subrayado también que las autoridades trabajarán para evitar y contener un rebrote, pero cree que es momento de "regresar a la normalidad en la vida del país, de manera gradual y asimétrica". Por el momento, será obligatorio el distanciamiento y el uso de mascarillas.
Cuba quiere también flexibilizar las exportaciones y estimular la reactivación del comercio exterior, atrayendo al mismo tiempo la inversión extranjera, desde la primera fase de esta recuperación.
(Con información de EFE y Europa Press)