Brasil superó los 40.000 muertos por coronavirus tras registrar 1.239 nuevos decesos en las últimas 24 horas

De acuerdo a datos del Ministerio de Salud, el total de infectados ya es superior a los 800.000

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Brasil es el país más afectado por el coronavirus en América Latina (REUTERS/Pilar Olivares)
Brasil es el país más afectado por el coronavirus en América Latina (REUTERS/Pilar Olivares)

Brasil superó este jueves los 40.000 muertos por coronavirus y los 800.000 casos, según el último balance del Ministerio de Salud. El gigante sudamericano, de 212 millones de habitantes, registró 40.919 fallecidos, de los cuales 1.239 tuvieron lugar en las últimas 24 horas. El total de contagios, en tanto, asciende a 802.828. Es la segunda cifra más alta del mundo después de Estados Unidos.

Asimismo, se espera que Brasil supere próximamente al Reino Unido (41.279 muertos), como el segundo país con más fallecidos por COVID-19.

No obstante, la mayoría de los expertos consideran que las cifras oficiales están muy por debajo de la realidad, debido a la falta de pruebas de detección del coronavirus.

Pese al aumento de muertos e infectados, las ciudades de San Pablo y Río de Janeiro, dos de las más pobladas de Brasil y las más afectadas por la pandemia, reabrieron sus centros comerciales este jueves.

A pesar del acelerado ritmo de expansión de la enfermedad, diversos estados y ciudades, entre ellas San Pablo y Río, han flexibilizado las medidas de aislamiento y reabierto sus comercios y centros comerciales, lo que ha generado un aluvión de críticas de especialistas y científicos, quienes alertan de que el país solo deberá alcanzar el pico de la curva de contagio en julio.

Este mismo jueves, el estado de San Pablo, con unos 46 millones de habitantes y epicentro de la pandemia en el país, superó la barrera simbólica de 10.000 fallecidos por COVID-19, tras romper récord de muertos diarios tanto el martes como el miércoles.

Pero eso no impidió que centenas de personas se aglomeraran en las principales calles de comercio y a las puertas de los centros comerciales en este primer día de reapertura, que coincide con el festivo nacional de Corpus Christi, en la capital paulista.

Centros comerciales de San Pablo y Río de Janeiro reabrieron este jueves con medidas de seguridad sanitaria (REUTERS/Amanda Perobelli)
Centros comerciales de San Pablo y Río de Janeiro reabrieron este jueves con medidas de seguridad sanitaria (REUTERS/Amanda Perobelli)

La Alcaldía de la mayor ciudad de América Latina condicionó la reapertura de los establecimientos a la adhesión de una serie de medidas sanitarias, como el respeto al distanciamiento social, el uso de mascarillas, un horario de funcionamiento reducido a cuatro horas diarias y una ocupación máxima de un 20 % del aforo total.

Con respecto a Río de Janeiro, los establecimientos cariocas también deberán contar con un protocolo para contener el avance de la COVID-19, como la implementación de felpudos sanitarios, la desinfección en las áreas comunes o el refuerzo en la limpieza de aires condicionados e instalaciones.

Según la Asociación Brasileña de los Centros Comerciales (Abrasce), con la retomada del sector en las capitales paulista y fluminense, ya son 385 centros comerciales en funcionamiento en todo Brasil, lo que representa un 66 % de los más de 570 establecimientos del país.

Si bien reconoció que el momento no es el “ideal” debido a la “terrible situación” que el país atraviesa, el presidente de Abrasce, Glauco Humai, señaló a la agencia EFE que se han adoptado “más de 20 medidas de prevención” para mitigar el riesgo de contagio. Completó que la "experiencia" observada en algunas ciudades del país, que han reabierto sus centros comerciales hace ya 45 días, muestra que la retomada gradual de las actividades es "posible".

“Vamos a seguir practicando las mismas medidas rigurosas” y “estamos muy tranquilos con respecto al protocolo sanitario”, aseguró.

Humai agregó que las ciudades de San Pablo y Río de Janeiro decidieron reabrir los establecimientos tras un periodo de 83 y 85 días, respectivamente, lo que representa “un impacto bastante grande y perjudicial” para el sector.

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