El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, acusó este viernes a la Organización Mundial de la Salud (OMS) de realizar “acciones ideológicas” y amenazó con retirar al país de la entidad. La declaración llegó horas después de que la Organización Panamericana de la Salud, vinculada al organismo de la ONU, le reclamara una deuda por USD 24,2 millones.
De seguir adelante, Brasil seguiría el camino de Estados Unidos, cuyo presidente, Donald Trump, cortó vínculos con la OMS el pasado 29 de mayo. De hecho, Bolsonaro hizo referencia a la decisión de su homólogo en ocasión de su anuncio: “Estados Unidos dejó a la OMS. O trabaja sin prejuicios ideológicos o también nos vamos de allí. No necesitamos personas de afuera que den indicaciones sobre la salud aquí dentro”, expresó ante periodistas presentes fuera de su residencia, el Palacio de Alvorada.
La declaración sobre “prejuicios ideológicos” parece hacer referencia a los argumentos esbozados por Trump a la hora de anunciar la decisión de su gobierno: un sesgo favorable de la organización hacia China.
“China tiene un control absoluto de la OMS pese a que solo paga USD 40 millones, en comparación con la cantidad de dinero que gastamos nosotros, que son aproximadamente USD 450 milliones cada año”, expresó el mandatario en ese entonces.
En otro pasaje de su locución, Trump aseguró que el abordaje de la pandemia por parte de la entidad era una consecuencia directa del control que, asegura, China tiene sobre ella. “Autoridades chinas ignoraron sus obligaciones de reportarse a la OMS y la presionaron para que engañara al mundo luego de haberlo descubierto por primera vez", expresó.
Un reporte de The Associated Press reveló esta semana que en enero, mientras la OMS elogiaba públicamente a China por su gestión de la pandemia, las autoridades del gigante asiático demoraban la entrega de información relevante sobre la materia, y que el organismo tenía conocimiento de ello.
En concreto, autoridades chinas tardaron una semana demás en entregar el mapa genético del virus después de que varios laboratorios del gobierno lo hubieran descifrado, reteniendo detalles cruciales para diseñar pruebas, fármacos y vacunas. El medio vinculó la demora con los estrictos controles de información y de competencia dentro del sistema chino de salud pública.
Las autoridades sanitarias sólo compartieron la información del genoma después de que un laboratorio chino lo publicara en un sitio web de virología el 11 de enero. Incluso entonces, China se demoró al menos otras dos semanas antes de proporcionar a la OMS los detalles que necesitaba, según grabaciones de varias reuniones internas celebradas en enero por la agencia de salud de Naciones Unidas. La demora se produjo en una época en la que quizá podría haberse frenado el brote de forma considerable.
Aunque la OMS siguió elogiando a China en sus declaraciones públicas, los registros a los que tuvo acceso AP mostraban que temían que China no estuviera compartiendo información suficiente para evaluar el riesgo que suponía el nuevo virus, algo que le costó al mundo un tiempo precioso.
El jefe de Estado de Brasil también ha diferido con la organización en cuanto al uso de la cloroquina, una medicina antipalúdica con la que Brasil autorizó a tratar a todos los enfermos, incluso los menos graves, pese a que no es recomendada por la OMS y a que no existe comprobación científica de su eficacia.
El medicamento volvió a posicionarse en el centro del debate público esta semana, luego de que se retractaran los autores de dos estudios que alertaban sobre sus efectos nocivos. Publicados en The Lancet y en The New England Journal of Medicine, habían llevado a la OMS a suspender las pruebas para tratar a pacientes con Covid-19.
“Ya no podemos garantizar la veracidad de las fuentes de datos primarias”, escribieron tres de los cuatro autores del estudio publicado en The Lancet, acusando así al cuarto autor, jefe de la compañía que recogió esos indicadores y que se niega a dar acceso a la base de datos.
El artículo desencadenó un aluvión de críticas, no sólo de los defensores de la polémica droga, como el investigador francés Didier Raoult, quien lo tachó de “pésimo”, sino también de científicos escépticos sobre el interés de este medicamento para los enfermos infectados con el nuevo coronavirus. El miércoles, la OMS anunció la reanudación de los ensayos clínicos con la hidroxicloroquina.
Bolsonaro también se refirió a estos hechos durante su aparición. Según medios presentes, en un tono irónico, expresó: “La cloroquina ha vuelto”.
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