La policía uruguaya detuvo este lunes a tres personas sospechadas de estar involucradas en el asesinato de tres infantes de marina que tuvo lugar el domingo, informaron los medios locales Subrayado y El Observador. En concreto, se trata de dos hombres y una mujer, quienes fueron puestos a disposición de la fiscal en el caso, Mirta Morales.
En la vivienda en la que se realizó el allanamiento se encontraron tres cargadores de pistolas como las que les habían sido sustraídas a los militares en ocasión de los homicidios. El principal sospechoso es un ex infante de Marina, quien desertó de la fuerza y conocía a dos de los asesinados, consignó Subrayado.
El periodista Gabriel Pereyra había indicado que existía una denuncia acerca de que el hombre planificaba robarle las armas a quienes habían sido sus compañeros.
La línea de investigación más fuerte de la fiscal apunta al mundo de las organizaciones de narcotraficantes que operan en el territorio uruguayo. Esta, a su vez, se divide en dos sentidos. Uno apunta al robo de las pistolas que portaban los oficiales, considerando el elevado valor que pueden llegar a tener en el mercado negro: pueden alcanzar a los cinco mil dólares o en truque por un kilo de cocaína con narcos brasileños, según consignó el periodista Marcelo Gallardo en un artículo publicado en Infobae.
En paralelo a su valor material, el crimen podría también haber sido un mensaje a las fuerzas de seguridad. De hecho, podría haber sido el más fuerte de una sucesión, considerando que la Armada y otras reparticiones que tienen a su cargo la lucha contra el narcotrafico sufrieron en las últimas semanas ataques con bombas e intentos de robos.
Para los investigadores aquí puede haber un hilo conductor que conecte a todos los casos. “En inteligencia una vez es coincidencia, dos acción enemiga”, recordó el domingo un alto oficial del Ejército.
Los oficiales habían sido encontrados en un puesto de guardia del Cerro de Montevideo a las ocho de la mañana. Dos de ellos tenían un tiro visible en la cabeza y el tercero fue hallado en posición fetal rodeado de sangre. Fueron identificados como Alex Guillenea, Alan Rodríguez y Juan Escobar, oriundos de los departamentos de Tacuarembó y de Rivera. Tenían 22, 25 y 32 años, respectivamente.
El hecho ocurrió mientras los infantes realizaban la guardia nocturna de una zona militar que había sido definido ministro del Defensa, Javier García, como de ningún valor para la seguridad nacional.
En el lugar existió una antena de radar del sistema de control instalado durante la dictadura militar que gobernó el Uruguay entre 1973 y 1985. Con el correr de los años el sistema cayó en desuso al tiempo que empresas de telefonías celulares alquilaron un espacio para colocar sus antenas. Hasta el momento ningún jerarca uruguayo explicó que motiva la presencia de tres efectivos militares en un lugar de nula importancia para la seguridad nacional.
En paralelo a la detención tenía lugar el funeral para los tres infantes. A él asistió el presidente Luis Lacalle Pou, quien al salir del lugar aseguró que “la moral del cuerpo está alta y el mando está firme”. El Presidente también había decretado duelo nacional por los asesinatos.
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