La intención de consumo de los brasileños sufre su mayor caída en 10 años a causa del impacto del coronavirus

Se desplomó un 13,1 % en el último mes, según el indicador divulgado por la Confederación Nacional del Comercio. En tanto, las iglesias de Río de Janeiro continuarán cerradas

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Personas hacen fila mientras esperan
Personas hacen fila mientras esperan el autobús, este miércoles, en Sao Paulo (Brasil). EFE/ Sebastião Moreira

La intención de consumo de las familias brasileñas se desplomó un 13,1 % en el último mes, su mayor caída en 10 años, influenciada por los impactos económicos de la pandemia del COVID-19, según el indicador divulgado este miércoles por la Confederación Nacional del Comercio (CNC).

El llamado Índice de Intención de Consumo de las Familias, que la patronal de los comerciantes mide mensualmente desde 2010, cayó desde 95,6 puntos en abril hasta 81,7 puntos en mayo, su menor nivel desde noviembre de 2017.

En relación a mayo de 2019 la caída de la intención de consumo fue aún mayor: del 13,7 %.

La reducción del deseo de los brasileños en salir a comprar fue, por lo tanto, la más intensa desde la creación en enero de 2010 de un indicador que mide la intención de consumo en la mayor economía sudamericana en una escala de 0 a 200 y en la que índices inferiores a 100 son considerados insatisfactorios.

La confederación atribuyó la caída del indicador a los efectos económicos de la pandemia por la paralización de actividades, el cierre de industrias y comercios, los despidos masivos, el aumento del desempleo y la reducción de los salarios.

“La inestabilidad en el mercado de trabajo como consecuencia de la pandemia corroboró una evaluación menos favorable de las familias sobre la posibilidad de mantener sus empleos y en mayo fue la primera vez desde junio de 2016 que la mayoría de las familias dijo no sentir seguridad sobre su trabajo”, de acuerdo con un comunicado de la entidad.

La patronal agregó que tal sensación revirtió un momento favorable para el crecimiento del consumo ya que “las tasas de intereses son cada vez más bajas, la inflación está bajo control y el acceso al crédito fue facilitado”.

Vista de las calles de
Vista de las calles de Río (REUTERS/Ricardo Moraes)

Las iglesias de Río permanecen cerradas pese a que el alcalde las autorizó a abrir

La Arquidiócesis de Río de Janeiro decidió mantener sus iglesias cerradas como medida preventiva frente al avance del coronavirus en Brasil, el segundo país más afectado por la pandemia en el mundo, pese a que el alcalde de esta ciudad, el pastor evangélico Marcelo Crivella, las autorizó a funcionar.

La Arquidiócesis de la Iglesia Católica en la ciudad más emblemática de Brasil alegó que se preocupa con la salud de los fieles y que sólo autorizará la reapertura de los templos tras el “control efectivo” de la pandemia.

“La Archidiócesis está atenta al desarrollo de la pandemia y, por eso, la apertura de las parroquias y capillas tan sólo ocurrirá cuando se garantice un control efectivo de la enfermedad. Mientras tanto, los fieles seguirán recibiendo asistencia espiritual a través de Internet y de los medios digitales”, según un comunicado enviado a las iglesias este miércoles.

La decisión fue anunciada tras una reunión del arzobispo de Río de Janeiro, Joao Orani Tempesta, con sus siete obispos auxiliares y con sus principales colaboradores para analizar la decisión anunciada el lunes por la Alcaldía.

Nos preocupamos con la vida humana y espiritual. Queremos el bien de las personas y, por eso, queremos que tengan salud”, afirmó Tempesta en un mensaje a los fieles.

(Con información de EFE)

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