La diferentes cuarentenas, total o parciales, impuestas en los países de América Latina para combatir la pandemia de coronavirus han generado un fuerte impacto en los patrones de tráfico de vehículos, el uso de transporte público, la movilidad de las personas y la calidad del aire en la región.
Esto es especialmente cierto en ciudades latinoamericanas famosas por sus enormes congestiones de tránsito, como México, San Pablo, Buenos Aires o Bogotá, por citar sólo algunas.
En base a datos recolectados por la popular aplicación de navegación Waze, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) creó una serie de indicadores que muestran qué tanta efectividad han tenido las restricciones a la circulación de las personas en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, República Dominicana y Uruguay.
Al medir la congestión por tráfico, los datos muestran el derrumbe en el movimiento registrado por todos los países a partir de marzo, cuando comenzaron a ser tomadas las primeras medidas restrictivas para intentar poner freno a la propagación del SARS-CoV-2, el virus que genera la enfermedad COVID-19.
Entre el 23 de marzo y el 12 de abril se registraron las caídas más abruptas, de entre el 60% y el 90%, en el tráfico de vehículos. A partir de entonces, y en base a las progresivas reaperturas y flexibilizaciones realizadas en los diferentes países, comienza a notarse una tendencia al crecimiento del tráfico.
Los datos más recientes son del 17 de mayo, cuando Uruguay se convierte en el país que menos ha restringido su tráfico, sólo un 30%, mientras que El Salvador es el que aún más trabas pone al movimiento de vehículos, que se ha reducido en un 89%.
En cuanto al uso del transporte público por parte de la población, se han notado derrumbes similares comenzando a mediados de marzo y llegando a su pozo a comienzos de abril.
A diferencia de lo que ocurre con la tendencia creciente en el tráfico de vehículos, el uso del transporte público se ha mantenido en su piso sin cambios. Probablemente porque los expertos concuerdan con las posibilidades de contagio de coronavirus son extremadamente altas en los trenes y autobuses, en especial en hora pico.
Lima, en Perú, es la ciudad que más ha reducido el uso del transporte público: allí cayó un 89%. Mientras que Belo Horizonte, en Brasil, la que menos: se contrajo un 65%.
En medio aparecen Ciudad de México (83%), San Pablo (69%), Bogotá (85%) y Buenos Aires (82%).
El estudio mide luego el impacto en la movilidad de las personas, contabilizando cuántos individuos recorren más de 1 kilómetro por día en cada país.
Bolivia es el país en el que más se ha reducido la movilidad en América Latina. Lo hizo en un 63%, contra la baja del 24% registrada en Nicaragua, donde el dictador Daniel Ortega relativizó el impacto de la pandemia y evitó implementar grandes restricciones.
En Argentina el porcentaje de personas que recorren más de un kilómetro se redujo un 45%, mientras que en Brasil lo hizo apenas un 27%, en Colombia ocurrió en un 47% y en Chile un 38%.
Finalmente, los datos muestran un cambio notable en la calidad del aire en la mayoría de las grandes urbes latinoamericanas, medido por la concentración de dióxido de nitrógeno (NO2) en la atmósfera, medido por satélites.
Entre las ciudades con cuarentena total, Bogotá, en Colombia, es la que experimentó la mayor reducción de polución, con un 83%, seguida por Lima (Perú, -47%) y Buenos Aires (Argentina, -40%).
Entre las que implementaron sólo una cuarentena parcial, Ciudad de México es la que más redujo la contaminación del aire con una baja del 53%, seguida de Río de Janeiro (22%) y San Pablo (21%).
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