El ministerio de Salud del gobierno de Jair Bolsonaro en Brasil reportó este jueves que en el país murieron otras 844 personas por el COVID-19 en las últimas 24 horas, llevando a 13.993 el número total de víctimas fatales.
Brasil, epicentro latinoamericano de la pandemia, encara el creciente avance de la enfermedad en medio de un pulso entre los gobernadores y el presidente Jair Bolsonaro, quien presiona por abrir hasta los gimnasios y peluquerías del país.
Mientras los países europeos han comenzado a doblegar la curva del COVID-19 tras meses de duro confinamiento, Brasil se enfrenta a una fuerte escalada, con un aumento diario de muertos y casos confirmados de coronavirus (202.918) que supera ya a Alemania y Francia.
Eduardo Macário, subsecretario de vigilancia sanitaria del ministerio de Salud, dijo que el país está en alerta debido al alto número de infectados de Covid-19. “El mensaje principal es que todavía estamos en una época de crecimiento de los casos. No hay ninguna perspectiva en este momento de estabilización o incluso de disminución”, afirmó en una conferencia de prensa en el Palácio do Planalto en Brasilia.
São Paulo sigue siendo el estado con el mayor registro de casos confirmados, 54.286, y de muertes, 4.315. Río de Janeiro es el segundo estado con mayor número de muertes, con 2.247 desde el comienzo de la pandemia. Le siguen Ceará, con 1.413; Pernambuco, 1.298; y Amazonas, con 1.235.
El boletín de este jueves también informa que, del total de personas infectadas hasta la fecha, 79.479 se han recuperado del COVID-19; el número corresponde al 39,2% del total. Y señaló que otras 109.446 personas siguen bajo atención médica.
El recrudecimiento de la enfermedad ha puesto en jaque a los estados brasileños, muchos de los cuales están al borde del colapso sanitario, y ha obligado a las principales regiones del país, como Sao Paulo y Río de Janeiro, a endurecer las restricciones de circulación para contener los contagios.
Dichas medidas han sido duramente criticadas por Bolsonaro, quien ha alentado a volver al trabajo para “salvar la economía” bajo el argumento de que el desempleo mata tanto como el virus.
El ex militar retirado ha colocado en su punto de mira a los gobernadores de Sao Paulo y Río de Janeiro, dos de los estados más ricos y poblados del país y principales promotores de las cuarentenas, y les ha retado en diversas ocasiones, alargando la batalla política en plena pandemia.
El fuego cruzado se recrudeció esta semana, cuando el presidente publicó un decreto para incluir a los gimnasios, los salones de belleza y las barberías como “servicios esenciales” que deben continuar funcionando pese al agravamiento de la crisis.
La decisión fue interpretada como una presión contra los gobernadores, pues el Tribunal Supremo ratificó en abril la autonomía de los estados y municipios para decidir las medidas de aislamiento social.
Tanto el gobernador de Sao Paulo, Joao Doria, como el de Río, Wilson Witzel, siguieron las directrices de la máxima corte e ignoraron el decreto presidencial, ampliando la brecha que les separa del jefe de Estado, que parece aislarse políticamente.
Bolsonaro considera que el coronavirus es una “gripecita” que va a afectar al 70 % de la población y sugirió que hasta él podría haberse contagiado en el “pasado”, aunque también ha insistido en que “nunca” tuvo coronavirus.
Tras una decisión del Tribunal Supremo, Bolsonaro publicó hoy el resultado de los tres exámenes a los que se sometió y en todos dio negativo.
Lo curioso es que esos análisis, cuyos resultados el mandatario se negaba a difundir a pesar de garantizar que habían dado negativo, fueron realizados bajo los seudónimos de "Airton Guedes" y "Rafael Augusto Alves da Costa Ferraz", aunque en todos los casos figuran su cédula de identidad y número de registro fiscal.
Con información de EFE
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