El coronavirus llegó a Brasil y comenzó a propagarse por el territorio mucho antes de lo que aseguran los registros oficiales. Según una investigación del Instituto Oswaldo Cruz, la primera muerte ocurrió en Río de Janeiro entre el 19 y el 25 de enero, y no el 26 de febrero en San Pablo, como se creía. Y la transmisión comunitaria ya tenía luegar el 4 de febrero en este último estado, en contraste con los reportes oficiales, que ubicaban este hecho a partir del 13 de marzo.
Para llegar a esas conclusiones, el estudio se valió de una metodología de inferencia que usa como base los registros de decesos, además de los casos de Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS, por su acrónimo en inglés). Los investigadores resaltaron la capacidad del virus de esparcirse de manera silenciosa e indicaron que exacerba la necesidad de realizar la mayor cantidad de tests posibles.
“Sin los testeos, seremos eternos rehenes del coronavirus”, dijo el coordinador del estudio, Gonzalo Bello. Bello indicó que la primera muerte por la Covid-19, la enfermedad causada por el nuevo coronavirus, fue identificada mediante exámenes moleculares en estudios retrospectivos.
Los investigadores habían recogido muestras de pacientes cuyas causas de muerte habían sido atribuídas a enfermedades respiratorias. Y en las últimas semanas comenzaron a obtener los resultados de los exámenes, los cuáles evidenciaron que se correspondían con el virus, lo que implica que estaba presente desde antes de lo que se creía.
El estudio proveyó evidencia adicional para fundamentar sus conclusiones. Indicó que en la semana del 2 al 8 de febrero hubo cuatro internaciones que se creía eran consecuencia de SARS, pero en realidad eran por Covid-19.
Para ilustrar el efecto de no haber advertido la presencia del virus e implementado medidas de distanciamiento pertinente, el medio O Globo recordó que “mientras Brasil se preparaba para celebrar el carnaval ya había 17 personas luchando por sus vidas en el hospital y nueve muertos”. “Y en medio del carnaval, con multitudes en las calles, ya había 24 hospitalizaciones y 10 muertes”.
Al lunes 11 de mayo, Brasil registra más de 11.500 muertes y casi 170.000 casos positivos, con creces las cifras más altas de América Latina. La cantidad diaria de decesos ha crecido significativamente la semana pasada y en distintos días se ubicó como el país con la segunda mayor cifra, solo detrás de Estados Unidos.
No obstante, el país no es el único en el que se confirmó que el virus estaba presente antes de lo que se creía. El 22 de abril, autoridades sanitarias del estado de California, en Estados Unidos, revelaron que dos residentes murieron a principios y mediados de febrero, semanas antes de que se reportara oficialmente el primer deceso en el país.
Hasta el anuncio, la primera muerte considerada oficial había tenido lugar el 26 de febrero y correspondía a una persona en el estado de Washington, en la costa oeste del país. Los decesos en cuestión ocurrieron el 6 y 17 de febrero. El primero corresponde a una mujer de 57 años, residente de Silicon Valley.
En ese momento, los lineamientos del Centro de Control de Enfermedades (CDC, por su acrónimo en inglés) indicaban que solo se debía testear a aquellos que hubieran viajado al exterior y mostraran síntomas de la nueva enfermedad.
Sara Cody, la directora de salud del condado, dijo por su parte que en ese entonces las muertes probablemente se atribuyeron a la gripe común: “Seguramente el virus ya estaba presente en enero y febrero y no lo estabamos buscando", dijo. E indicó que la falta de acceso a insumos necesarios y la ausencia de un abordaje cohesivo les impidió identificar las muertes.
“De haber tenido acceso a testeos masivos antes, haber documentado el nivel de transmisiones en el país y haber entendido que ya había gente muriendo, entonces sí, probablemente hubieramos actuado antes", expresó en diálogo con medios locales.
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