Las autoridades de Costa Rica comenzaron ayer la recolección de plasma donado por personas recuperadas, el cual será usado para crear un suero terapéutico que se aplicará en el tratamiento a pacientes graves con el COVID-19.
“Este viernes se inició en el Banco Nacional de Sangre la recolección de plasma convaleciente. Se toma la sangre, se separa el plasma que contiene anticuerpos esenciales para eliminar el virus, para luego introducirlo en un paciente que está sufriendo la enfermedad”, manifestó en vídeoconferencia de prensa el presidente de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), Román Macaya.
El plasma será procesado por el Instituto Clodomiro Picado de la estatal Universidad de Costa Rica para crear un suero que se aplicará a pacientes en condición grave o crítica. El instituto se especializa en la producción de antivenenos de serpientes que exporta a diversos países del mundo, y aplicará una técnica similar para la elaboración del suero contra el COVID-19.
El presidente de la CCSS aseguró que ya están aprobados todos los protocolos para la recolección de la sangre y la elaboración del suero, por lo que se espera que en las próximas semanas ya estén disponibles los primeros lotes.
Macaya hizo un llamado a las personas recuperadas del virus para que donen sangre de manera solidaria y que así ayuden a las personas en condición grave.
El presidente de la CCSS destacó que Costa Rica está buscando opciones locales para el tratamiento de la enfermedad, las cuales incluyen el suero a base de plasma humano, y otra investigación que el mismo Instituto Clodomiro Picado está llevando a cabo en caballos.
Esa investigación consiste en inyectar en caballos proteínas del COVID-19 para que los animales generen una reacción inmunológica. Este proceso tardará al menos un par de meses y luego los científicos procederán a purificar los anticuerpos generados por los caballos para determinar si son útiles.
Costa Rica ha mantenido bajo control el coronavirus SARS-CoV-2 tras poco más de dos meses de haber diagnosticado el primer caso. El ministro de Salud, Daniel Salas, informó este viernes que en las últimas 24 horas se detectaron 8 casos nuevos para un total de 773, de los cuales 461 ya están recuperados y 6 han muerto. En la actualidad hay 21 personas hospitalizadas, de las que 6 se ubican en unidades de cuidados intensivo
Costa Rica mantiene cerradas sus frontera al ingreso de extranjeros, con excepción de los residentes y de los transportistas que mueven carga a lo largo de la región centroamericana.
Pero en las últimas 24 horas las autoridades detectaron dos casos positivos en transportistas, por lo que han decidido imponer la obligatoriedad de la prueba negativa para ingresar al país. Así, a partir de ayer es requisito de ingreso al país para los transportistas el resultado negativo en la prueba de COVID-19. La muestra será tomada en los puestos fronterizos terrestres de Costa Rica y los transportistas deberán esperar el resultado, el cual puede tardar entre 24 y 48 horas.
El éxito de Costa Rica
Tras casi dos meses de haber detectado el primer caso de COVID-19, Costa Rica aún no tiene contagio comunitario, registra la tasa de mortalidad más baja de América (0,81 %), más recuperados que casos activos y ha conseguido avances científicos en el estudio y el tratamiento del virus.
Costa Rica cuenta con uno de los mejores sistemas de salud a nivel internacional, según informes especializados. La universalidad del sistema garantiza que la gente tenga acceso gratuito a las pruebas del COVID-19, siempre y cuando cumplan con los parámetros establecidos para considerar a alguien como caso sospechoso.
En Costa Rica, país de 5 millones de habitantes, el sistema público cuenta con 29 hospitales, así como clínicas y una pequeña área de salud prácticamente para cada barrio llamados Equipos Básicos de Atención Integral (Ebais) que son el primer escalón en la atención de salud.
El ministro de Salud ha explicado que esta red ha permitido dar un seguimiento diario personalizado a los pacientes de COVID-19 y también ha evitado que el país tenga transmisión comunitaria del virus, pues prácticamente la totalidad de los casos cuentan con su nexo epidemiológico identificado.
Para atender la pandemia la CCSS acondicionó un centro de rehabilitación para convertirlo en un hospital con 88 camas dedicado exclusivamente a atender pacientes con COVID-19. Sin embargo, ese hospital ha estado prácticamente vacío ante los pocos casos.
Apenas detectó sus primeros casos, en dos turistas estadounidenses, Costa Rica comenzó a tomar decisiones. La más fuerte el cierre de sus fronteras para los extranjeros, un duro golpe para el sector turismo, uno de los motores de la economía del país y que prevé un caída del 27 % para el 2020.
Costa Rica no ha establecido una cuarentena generalizada, pero sí ha ordenado restricciones a la circulación de vehículos, el cierre de bares, discotecas, cines, gimnasios, y la operación con capacidad disminuida de restaurantes, tiendas y otros pequeños negocios.
A partir del 1 de mayo y debido al descenso en la curva de casos activos, el Gobierno ha comenzado a reabrir con limitaciones algunas actividades como las de los gimnasios, los salones de belleza, los talleres mecánicos y los cines.
El ministro de Salud, un médico de 43 años y experto en epidemiología, se ha convertido en figura con un discurso directo que ha calado en la población y que a veces se asemeja a un regaño. “¡Ocupo (necesito) que reaccionen, por favor, reaccionen!”, fue una de las frases del ministro que más popular se volvió cuando Costa Rica apenas comenzaba a enfrentar la pandemia y las autoridades abogaban por quedarse en casa.
Salas ha felicitado en varias ocasiones a la población por acatar, en su mayoría, las medidas de prevención y de restricción, aunque el lunes después de Semana Santa expresó su disgusto por ver a mucha gente en las calles.
El presidente de la CCSS ha sido otra de las figuras con sus apariciones casi diarias en las conferencias de prensa, y una de sus frases más recordadas es “nos preparamos para lo peor, para escenarios que nadie quiere”. Esta frase la soltó a inicios de abril cuando confirmó que la entidad había comprado 3.000 bolsas para cadáveres.
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