Autoridades sanitarias brasileñas reportaron este viernes un nuevo récord de muertes por Covid-19, la enfermedad causada por el nuevo coronavirus: fueron 751 en las últimas 24 horas, lo que lleva la cifra total a 9.897. La tasa de mortalidad, indicó el ministerio de Salud, es del 6,8%.
La cantidad de casos positivos, en tanto, registrados otra vez se ubicó por encima de los 10.000 y supera los 145.000.
San Pablo registra el 34,5 por ciento de todos los decesos del país, con 3.416. También encabeza la lúgubre lista de estados,con 41.830. Lo sigue Río de Janeiro, con 1.503 y 15.741, respectivamente.
La cantidad de decesos reportados en bases diarias en el país aumentó de maner drástica en los últimos días. El 4 de mayo aumentó de 421 a 600. Osciló alrededor de esta última cifra durante dos días más. Y este viernes dio otro salto significativo.
Los incrementos se dan en un contexto de discrepancias respecto a la manera de gestionar la pandemia entre el presidente, Jair Bolsonaro, y los gobernadores y miembros de su propio gabinete. Esta volvió a quedar de manifiesto el viernes cuando el jefe de Estado ironizó que cometerá un “crimen” este fin de semana, dado que planea compartir carne asada para 30 personas en su casa, y en donde además habrá un partido de fútbol.
Las declaraciones las hizo en las puertas del Palacio de Alvorada, en tono de broma, luego de haber asegurado que tan sólo mostrará las pruebas que se le hicieron para detectar si tenía Covid-19, que resultaron en principio negativas, si así lo exige la Justicia en última instancia, después de que algunos medios de comunicación y autoridades solicitaran tener acceso a las mismas.
La última de las personas del equipo de Bolsonaro en dar positivo fue su portavoz, el general Otávio Rego Barros, quien se suma así a más de una veintena de ministros y altos cargos, entre ellos los titulares de Seguridad Institucional de la Presidencia, Augusto Heleno, o el de Minas y Energía, Bento Albuquerque, tras volver de un viaje a Washington en marzo.
En contraste con esta postura, el nuevo ministro de Salud, Nelson Teich, no descartó la posibilidad de que en las zonas del país más golpeadas por el brote se apliquen cuarentenas obligatorias. “El problema es que esta discusión no puede resolverse como si el cierre fuese la esencia de todo. Es fundamental que no tratemos esto como todo o nada. Habrá una situación correcta para cada lugar y cada momento”, consideró Teich ante la comisión de la Cámara que monitorea las acciones contra el virus.
En esta línea, Joao Doria, gobernador de San Pablo y fuerte crítico de la manera en que Bolsonaro ha encarado la pandemia, anunció la extensión de la cuarentena total en el estado hasta el 31 de mayo.
El presidente de la Confederación Nacional de Salud de Brasil, Breno Monteiro, dijo el jueves que seis estados ya están experimentando una situación de colapso en sus infraestructuras sanitarias incluso -en la red privada- con respecto a la disponibilidad de camas en la unidad de cuidados intensivos (UCI) debido a la pandemia de coronavirus.
Según el director de la organización, que representa al sector privado en el sector de la salud en el país, el problema se identificó en Amazonas, Pará, Ceará, Pernambuco, Maranhão y Río de Janeiro.
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