Autoridades sanitarias brasileñas reportaron este miércoles 614 muertes en las últimas 24 horas como consecuencia de la Covid-19, la enfermedad causada por el nuevo coronavirus, en lo que representa un nuevo lúgubre récord para el país. De esta manera, el total de decesos asciende a 8.535.
La cantidad de casos confirmados, en tanto, superó los 10.000 y trepó a 125.096. Brasil es, con creces, el país con la mayor cantidad de muertes y transmisiones de América Latina.
De hecho, terminará el miércoles como el país con el tercer reporte más alto, solo después del Reino Unido (649) y Estados Unidos (ha registrado al menos 1.000 durante las últimas semanas y 2.333 el miércoles, y nada anticipa una baja sin precedentes).
Los estados más afectados en términos nominales continúan siendo San Pablo y Río de Janeiro. El primero registra casi 38.000 transmisiones y más de 3.000 muertes, mientras que las cifras que corresponden al segundo son 13.295 y 1.205, respectivamente.
A la vez que Brasil avanza hacia convertirse en un nuevo epicentro global de la pandemia, el presidente Jair Bolsonaro continúa desestimando las medidas de distanciamiento social recomendadas por los expertos de la salud y alentando a sus seguidores a que hagan lo mismo.
La postura la ha valido críticas prácticamente universales y ha causado preocupación en los países vecinos ante la posibilidad de que los afecte. De hecho, Los 16 casos positivos que registró Paraguay el martes corresponden a ciudadanos que volvieron de Brasil.
En ese marco, el portavoz de la presidencia, el general Otavio Rego Barros, quien trabaja en el mismo edificio que Bolsonaro, fue diagnosticado con la Covid-19. “El general Rego Barros está en su residencia, cumpliendo todos los protocolos recomendados, y hasta el momento sin síntomas que merezcan mayor preocupación”, informó la presidencia en una breve nota oficial.
Este se suma a los más de 20 funcionarios próximos a Bolsonaro que fueron diagnosticados con la covid-19 y que cumplen funciones en el palacio del Planalto, sede de la presidencia en Brasilia.
Fábio Wajngarten, jefe de la Secretaría Especial de Comunicación, fue el primero de esos casos. Fue confirmado el 12 de marzo, tras un viaje oficial a EEUU que incluyó en la agenda encuentros con autoridades estadounidenses, incluyendo el presidente Donald Trump.
En los días siguientes otros ministros y políticos que viajaron y forman parte del círculo presidencial fueron diagnosticados con la enfermedad, incluyendo el jefe del gabinete de Seguridad Institucional, Augusto Heleno. El general, de 72 años, es uno de los más próximos a Bolsonaro.
El presidente dijo haberse sometido a dos exámenes (el 12 y el 17 de marzo) y haber dado negativo en todos, aunque no publicó los diagnósticos.
La justicia falló a favor del periódico O Estado de Sao Paulo para que Bolsonaro presente los resultados de las pruebas, pero un tribunal regional suspendió el plazo determinado para su divulgación.
La semana pasada, en medio de la disputa judicial, Bolsonaro declaró en una entrevista radial que “tal vez contraje ese virus en el pasado, tal vez y ni lo sentí”.
Bolsonaro, que llegó a calificar el nuevo coronavirus de “gripecita”, es contrario al distanciamiento social generalizado y dispuesto en varios estados. Sin embargo, y ante la aceleración de casos y muertes, tres capitales del norte y noreste del país decidieron endurecer sus confinamientos.
En Sao Luis, capital del estado Maranhao, y en otros tres municipios comenzaron a regir estas medidas el martes; mientras que Pará ordenó la medida a partir del jueves en su capital Belém y en otras nueve ciudades; y Fortaleza, la capital de Ceará, el viernes.
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