El ex ministro y ex juez Sergio Moro declaraba este sábado ante las autoridades en la ciudad brasileña de Curitiba, en el marco de la investigación abierta contra el presidente Jair Bolsonaro por intentar “interferir políticamente” en la Policía Federal.
Moro llegó poco antes de las 14:00, hora local (17:00 GMT) a la Superintendencia de la Policía Federal de Curitiba, donde lideró, en su etapa como magistrado, la operación anticorrupción Lava Jato y encarceló a numerosos empresarios y políticos, entre ellos al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Esta vez será el ex juez el que se someterá a los preguntas de los agentes bajo la atenta mirada de tres procuradores designados por el fiscal general, Augusto Aras, para acompañar las diligencias.
Grupos de manifestantes a favor de Moro y otros defensores de Bolsonaro se han concentrado alrededor de la sede policial, donde se han vivido algunos momentos de tensión rápidamente apaciguados por la policía, según constató Efe.
El juez José Celso de Mello, decano de la Corte Suprema de Brasil, ordenó el jueves que Moro prestara declaración en un plazo máximo de cinco días, tras las graves acusaciones que lanzó contra Bolsonaro cuando renunció como titular de la cartera de Justicia.
El ahora ex ministro presentó su dimisión la semana pasada después de que el líder ultraderechista decidiera destituir por razones desconocidas al jefe de la Policía Federal, Mauricio Valeixo.
En su despedida, Moro criticó duramente a Bolsonaro, al que acusó de intentar "interferir políticamente" en la corporación, que investiga a alguno de los hijos del gobernante.
La Policía Federal conduce una investigación por la diseminación en redes sociales de noticias falsas disparadas supuestamente por grupos vinculados al concejal de Río de Janeiro Carlos Bolsonaro, y otra contra el senador Flavio Bolsonaro por blanqueo de capitales en su etapa como diputado de Río.
Las explosivas declaraciones de Moro, considerado un símbolo de la lucha anticorrupción en Brasil, abrieron una grave crisis política en el Gobierno de Bolsonaro, que descalificó públicamente al ex juez y negó cualquier tipo de injerencia en la Policía Federal.
Este sábado, el jefe de Estado tachó a Moro de “judas” e insinuó que el ex ministro impidió que la Policía Federal investigase la puñalada que sufrió en un acto electoral durante la campaña de 2018 y cuyo autor está detenido desde entonces.
Bolsonaro y Moro, investigados
En este contexto, la Fiscalía recibió autorización del Supremo para abrir una investigación contra el presidente, quien pudiera haber incurrido en delitos de carácter penal, como coacción, prevaricación u obstrucción a la Justicia.
No obstante, Moro también figura entre los investigados, pues en caso de que no se comprueben sus acusaciones podría ser denunciado por “calumnia”, lo que el ex juez interpretó como una forma de “intimidarlo”.
El ex ministro dijo el viernes en una entrevista a la revista Veja que presentará pruebas a la Corte Suprema que prueban el intento de Bolsonaro de entrometerse en la Policía Federal.
Si hubiera indicios suficientes, la Fiscalía pudiera presentar una denuncia formal contra Bolsonaro ante el Supremo, que sólo le podría dar curso con el aval de una mayoría de dos tercios de los votos en la Cámara de Diputados (342 de un total de 513).
Si esa mayoría fuera alcanzada, Bolsonaro sería suspendido de su cargo durante 180 días, que sería el plazo del Supremo para realizar el juicio, y en caso de ser declarado culpable sería destituido y le sucedería en el poder el vicepresidente, Hamilton Mourao.
En medio de esta crisis, el mandatario nombró como nuevo jefe de la Policía Federal al comisario Alexandre Ramagem, amigo de su familia y en especial de sus hijos Flavio y Carlos.
Sin embargo, el nombramiento fue anulado por el juez Alexandre de Moraes, también del Supremo, debido a esa proximidad de Ramagem con el llamado “clan Bolsonaro”.
Con información de EFE
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