Dos especialistas en epidemiología y política latinoamericana advirtieron este martes que la falta de coordinación regional ante la pandemia podría agravar su impacto en ella, por lo que resaltaron la necesidad de que los estados hagan precisamente eso.
“La situación es dinámica y difícil de predecir, cada país cambia sus medidas a diario. No sabemos cuál será el impacto en los países vecinos. Por eso, en la región vamos a tener diferentes fases. No va a ser Fase uno, Fase dos, tres y cuatro, en cadena. Va a ser una montaña rusa”, alertó Ricardo Castillo Neyra, PhD en epidemiología y catedrático de la Universidad de Pensilvania.
En ese sentido, el experto lamentó la debilitación de las instituciones regionales, las cuales, indicó, “deberían construir los mecanismos para que los países trabajen juntos” y aplicar aquellos que ya existen para enfrentar otras enfermedades. Esto así debido a que el avance del coronavirus en un país tiene efecto sobre los estados vecinos. Si las medidas no son coordinadas, advirtió, un territorio que logró controlar el brote podría verse afectado por medidas desacertadas de un gobierno limítrofe. “Se necesita construir un programa regional, en lugar de muchos programas nacionales”, destacó, en una videoconferencia organizada por el Departamento de Estudios Latinoamericanos de dicho centro de estudios.
“No veo un esfuerzo concertado multilateral que trabaje colectivamente para resolver esto”, lamentó a su vez Daniel Erikson, ex asesor de la Casa Blanca y del Departamento de Estado en asuntos latinoamericanos. Según sostuvo, la respuesta de los distintos gobiernos va a ser muy importante en las próximas semanas y posiblemente muchos necesiten asistencia extranjera.
Erikson, director de la consultora Blue Star Strategies, resaltó como una paradoja el hecho de que los gobiernos de Brasil y México, los países más poblados de América Latina, hayan sido los más reticentes a tomar medidas tempranas contra la pandemia. “Hubiese tenido sentido que estos países tengan el liderazgo regional”, indicó.
Con respecto al impacto político que pueda tener la pandemia, Erikson utilizó la misma metáfora que Castillo. “Todos hemos escuchado sobre aplanar la curva, alcanzar el pico. Pero en cuestiones políticas y económicas, va a ser una montaña rusa. Aún en un número de países limitados, ya hubo un impacto político”. Si bien dijo para matizar que 2020 no es un año con gran calendario electoral, mencionó el aplazamiento de votaciones en Bolivia y Chile, así como incidencias similares en República Dominicana, Guyana y Haití.
También se refirió a la situación de los migrantes venezolanos, señalando que el suyo es uno de los escenarios más vulnerables: “Son los más marginalizados, los primeros en perder el trabajo”, graficó. Sobre las medidas económicas implementadas por los distintos gobiernos, subrayó que hay medidas oficiales que no alcanzan a los sectores informales, mientras que hay países sin margen fiscal para programas de apoyo. En términos generales, indicó que hay una búsqueda de una recuperación rápida “para evitar otra década pérdida”, término usado por el Fondo Monetario Internacional para advertir acerca de la posibilidad que la región no registre crecimiento durante el período entre 2015 y 2025.
Al respecto, Castillo analizó que los países están planeando un relajamiento de las órdenes de cuarentena y confinamiento “no por una mejora (del control de la pandemia, sino porque la gente necesita trabajar”.
Entre las medidas, resaltó la necesidad de hacer más diagnósticos y, principalmente compartir la información sobre estos datos, para “saber qué comunidades son más afectadas y evaluar qué medidas están funcionando”. Por ello, lamentó que Perú divulgue datos limitados y comentó que desconfía de las cifras del régimen de Venezuela, que ha reportado menos de 300 casos: “No creemos que haya pasado eso”.
MÁS SOBRE ESTE TEMA: