Miles de personas en las principales ciudades de Brasil protestaron en la noche del martes desde las ventanas de sus casas contra el gobierno del presidente ultraderechista Jair Bolsonaro, quien en el mismo momento dirigía un mensaje a la nación por televisión.
Bajo el lema “Fora Bolsonaro”, miles de personas golpearon sus ollas y cacerolas desde sus ventanas y balcones, en una clara protesta por la forma en la que el Ejecutivo viene manejando la crisis abierta por la llegada del nuevo coronavirus al país.
La semana pasada se registraron protestas similares que han ido aumentando en intensidad, sobre todo con la agudización de la crisis sanitaria y lo que consideran la irresponsabilidad del primer mandatario.
“Fuera Bolsonaro” y “homicida de los ancianos” fueron las frases que más se escucharon en ciudades como Sab Pablo (en Bela Vista, Pinheiros o Vila Mariana), Rio de Janeiro (Laranjeiras y Copacabana), Brasilia y Recife (en Pina y Boa Viagem), entre otras.
Brasil es el país que más casos tiene en América Latina, 201 muertos y 5.717 infectados, y el mandatario ha ignorado las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y que están siguiendo la mayoría de los países. Por el contrario, ha lanzado una campaña titulada “Brasil no puede parar”.
La situación más difícil se concentra en el estado de San Pablo, el más poblado, donde viven cerca de 44 millones de los 210 millones de habitantes del país, y en el que hasta hoy se han registrado 136 muertes y 2.339 contagiados.
El martes, mientras se desarrollaba la protesta, Bolsonaro dio un discurso en el que distorsionó las recomendaciones de la OMS para adaptarlas a sus políticas. “Tenemos una misión: salvar vidas sin dejar que se pierdan empleos. Por un lado, debemos ser cautelosos con todos, especialmente con los ancianos y las personas con enfermedades preexistentes. Por otro lado, tenemos que combatir el desempleo, que está creciendo rápidamente”, afirmó.
El mandatario, que también es capitán de la reserva del Ejército y ferviente defensor de la última dictadura que vivió el país, celebró este martes el aniversario del golpe que en 1964 instaló un régimen militar que duró 21 años.
“Gran día de la libertad”, manifestó el mandatario a un pequeño grupo de seguidores a los que saludó a las puertas del Palacio de la Alvorada, residencia oficial de la Presidencia brasileña, desafiando otra vez las recomendaciones de distanciamiento social que impone la pandemia de coronavirus.
Bolsonaro no hizo ninguna otra alusión a la fecha, que en forma más efusiva celebró su vicepresidente, Hamilton Mourao, general de la reserva del Ejército y miembro de la llamada “ala militar” de un Gobierno cuyo gabinete está integrado por 22 ministros, la mitad procedentes de las Fuerzas Armadas.
"Hace 56 años, las Fuerzas Armadas intervinieron en la política nacional para enfrentar el desorden, la subversión y la corrupción que estremecían las instituciones y asustaban a la población", dijo Mourao en su perfil de Twitter.
Según Mourao, a quien en el ambiente político se le considera más moderado en términos ideológicos que Bolsonaro, el régimen militar que perduró durante 21 años dio inicio “a las reformas que desarrollaron a Brasil”.
También el ministro de Defensa, general Fernando Azevedo e Silva, divulgó una nota que, según determinó su despacho, fue leída este mismo martes en todos los cuarteles, a la hora de la formación.
“El movimiento (del 31 de marzo) de 1964 es un marco para la democracia brasileña” y señala el día en que el país “reaccionó con determinación a las amenazas que se formaban en aquella época”, dice el mensaje.
Con información de EFE y AFP
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