Uruguay cerró sus fronteras a los extranjeros y prohibió salir del país por turismo

El gobierno, que reporta 189 casos de coronavirus y ninguna víctima fatal, denegará el acceso “por cualquier medio de transporte”, con excepciones para el comercio y para pasajeros en tránsito que retornan a su país de origen

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Una pareja comparte un mate
Una pareja comparte un mate en la Rambla de Montevideo (AFP)

Uruguay cerró sus fronteras a los extranjeros, excepto residentes o ciudadanos de países del Mercosur en tránsito hacia sus lugares de origen, y prohibió las salidas del país con fines turísticos.

“Está prohibido el ingreso de los ciudadanos extranjeros por cualquier medio de transporte y a través de cualquier frontera”, anunció el canciller Ernesto Talvi en conferencia de prensa, en una nueva medida para enfrentar la epidemia de coronavirus que ya cuenta con 189 casos confirmados en Uruguay.

No obstante, aclaró que están exceptuados de la medida aquellos extranjeros que residan en el país, así como los ciudadanos de Argentina, Brasil o Paraguay -miembros del Mercosur- “que estén en tránsito en el aeropuerto camino a sus países de origen”.

También podrán ingresar quienes “se beneficien del corredor sanitario” establecido por el gobierno para permitir a pasajeros de cruceros desembarcar en territorio uruguayo con el fin de ser trasladados al aeropuerto para volver a sus hogares. Otras salvedades son quienes transportan mercaderías, así como los brasileños que residen en ciudades fronterizas.

La playa de Montevideo, capital
La playa de Montevideo, capital de Uruguay

Los vuelos privados que lleguen al Uruguay para recoger ciudadanos extranjeros solo van a ser autorizados a ingresar si desde el lugar de origen traen uruguayos que estén varados en el exterior”, puntualizó.

Asimismo quedó suspendida la salida del país con fines turísticos para uruguayos y extranjeros residentes hasta el lunes 13 de abril, anunció en otra conferencia el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado.

Uruguay había decretado el lunes 16 un cierre total de fronteras con Argentina y este domingo había bloqueado los pasos terrestres con Brasil. También suspendió los vuelos provenientes de Europa.

La otra epidemia silenciosa

El país, sometido a la cuarentena general, antes del coronavirus ya sufría otra epidemia: la de depresión. Si bien no hay un número que grafique el alcance de los trastornos depresivos en el país, existe una estadística que puede servir de pista: Uruguay tiene una de las tasas de suicidios más altas de América Latina, con 18,4 cada 100.000 habitantes, solo superado por Surinam y Guyana, según datos de 2018 recabados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El promedio de la región es de 9,8 y el mundial, de 10,6.

En 2019 se alcanzó un nuevo récord con 705 suicidios, de acuerdo al ministerio del Interior. “Un uruguayo tiene más probabilidad de morir por suicidio que por un homicidio o accidente de tránsito”, ilustra Bustelo, ex consultor de la OMS.

Dentro de las razones subyacentes, la más importante es la depresión (64%), seguida por el alcoholismo (15%), la esquizofrenia (3%) y la ansiedad (3%), señala el informe “Una mirada a la salud de los uruguayos y las uruguayas en el largo plazo”, publicado en febrero por el gobierno junto a la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Para Bustelo, esa “epidemia de depresión” es silenciosa porque está sin reconocer. De cada 100 personas con esta patología, “80 no están siendo tratadas por ningún profesional de la salud”, asegura.

(Con información de AFP)

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