En 2015 Chile registró un asalto a un tren que transportaba cobre. La noticia salió debidamente en los medios locales y no pasó a mayores. Pero en 2018, cuando esos episodios llegaron a 46, el tema causó interés en el mundo. En febrero de 2019 Bloomberg hizo una larga nota sobre el modo en que operaban los ladrones a lo largo de los 700 kilómetros de vías en las que habían robado unas 10 toneladas, con un valor estimado de USD 55 millones. Ese año la policía creó una unidad especial para prevenir y combatir este delito específicamente.
Y en enero de 2020, tras la mayor incautación histórica de cobre robado, equivalente a USD 250 millones, en una chatarrería de la localidad de Lampa, al norte de Santiago de Chile, se comenzó a especular sobre el motivo por el aumento de robos: la gran demanda de China.
El prefecto Jorge Sánchez, titular del Área Contra Robos y Focos Criminales de la Policía de Investigaciones de Chile (PDI), detalló a La Tercera: “Llegamos a un lugar donde sabíamos que había un acopio de material, en que se recibían productos ilícitos de dudosa procedencia. Se logró la detención de 84 toneladas de cobre que tenían destino hacia China”. La empresa operaba legalmente también; pero la documentación que se iba a emplear para exportar el cobre era falsa, dada su procedencia robada.
“El descubrimiento de un cargamento de contrabando que iba para China puede aportar la pieza que falta para completar el rompecabezas del robo de cobre en Chile”, analizó InSight Crime. “Actualmente no hay evidencia que vincule a China con otros robos de cobre en el país suramericano, pero es sabido que el gigante asiático absorbe la producción global de cobre por vías legales y también ilegales”.
Chile es el mayor productor de cobre del mundo: con una producción minera estimada en 5,8 millones de toneladas métricas (cifras de 2017), produce la cuarta parte del metal del mundo. Le siguen Perú, con 2,4 millones de toneladas métricas, y China, con 1,6 millones. Pero China es un gran importador también. Y en 2015 tuvo problemas con el concentrado de cobre de Perú, que tenía niveles de arsénico elevados. En 2017 también se complicó su operación en Zambia, donde 31 ciudadanos chinos fueron detenidos por extracción y exportación ilegales de cobre.
Al mismo tiempo, el cobre llegó a representar el 76% de las exportaciones chilenas a China, y la ola de robos comenzó a crecer.
Además de cables, los ladrones eligen cátodos, placas de cobre casi puro de unos 80 kilos, que entierran en el desierto y recogen una vez que la búsqueda policial se enfría. “Usan radios de alta frecuencia y vestimenta especial para soportar las temperaturas heladas, y conocen la zona como la palma de su mano”, dijo a Bloomberg Luis Millapán, director de la unidad especial. "Pueden atacar un tren en cualquier lugar simplemente poniendo obstáculos en las vías. Se suben, cortan los soportes que sostienen los cátodos y los cargan en camiones adaptados especialmente para el peso”.
Según Insight Crime, “las fricciones comerciales también pueden estar contribuyendo a un aumento del cobre ilegal de Chile a China”. Por los problemas entre los dos países en 2019 las exportaciones de cátodos de Chile a China se redujeron en un 20,7, citó el medio al subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales chileno, Rodrigo Yáñez. Por su parte, para proteger a su industria Beijing recibe sólo cobre de alta calidad del exterior, “algo que también puede estar incitando la demanda del metal de fuentes ilegales”, observó la publicación.
La fiscal Marcela Adasme explicó a La Tercera que el problema va más allá de lo delictivo: “En estos casos no solamente nos encontramos con la incautación de gran cantidad de cobre, sino que detrás de ese fenómeno hay una afectación a poblaciones, a personas que quedan constantemente sin servicios, lo que produce también una situación de indefensión de dichos lugares”.
Como la empresa involucrada en el allanamiento es, además de legal, importante, parecería estar en el medio de la “estructura piramidal” que Sánchez estima que es la manera en que se organiza este delito. “Nuestro objetivo es ver toda la cadena. Esto es la punta del iceberg. Ahora la Brigada de Lavado de Activos de la PDI verá las exportaciones desarrolladas por esta empresa, desde cuándo está conformada y si está ligada a otras. Pero en términos generales, este es un golpe para efectos de minimizar a los delincuentes que se dedican a este robo de cable de cobre conductor”, agregó Sánchez a El Mostrador.
“Es una empresa de gran magnitud, por lo que es posible que se dedique a comprar a chatarrerías de menor entidad”, completó la fiscal Marcela Adasme. "Esa arista se mantiene en investigación, porque el objetivo de una pesquisa de largo aliento es justamente llegar al comprador final y quien exporta al extranjero. Y el hecho de que sea una empresa legalmente constituida, da antecedentes para verificar si, por ejemplo, existe una asociación ilícita para la comisión de estos delitos”.
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