Jeanine Áñez “no va a ser candidata” a presidenta de Bolivia en las elecciones que se esperan para comienzos del próximo año, advirtió este jueves el ministro interino de la Presidencia, Yerko Núñez.
En diálogo con medios en La Paz, Nuñez aclaró que el Gobierno de Áñez es solo de transición hacia esos comicios, aún sin fecha.
Además, el ministro expresó que el Ejecutivo transitorio “no va a apoyar a ningún candidato” en las próximas elecciones. “No va a hacer política por ningún candidato”, subrayó.
Las declaraciones del ministro se producen después de que su antecesor, Jerjes Justiniano, declarara en varios medios bolivianos que su cese el pasado martes se debió entre otras razones a que Áñez no atendió sus recomendaciones y pretendía ser candidata.
Sin embargo, las declaraciones de Núñez contrastan con la afirmación. El reemplazante de Justiniano recalcó que el objetivo del Gobierno transitorio es solo llevar al país a una nueva cita electoral.
Una ley consensuada entre la oposición, de la que salió el Gobierno provisional de Bolivia, y el Movimiento al Socialismo (MAS), el partido de Evo Morales, con mayoría en el Parlamento boliviano, anuló los comicios del 20 de octubre para iniciar un proceso de urgencia hacia nuevas elecciones.
La nueva cita con las urnas se espera a comienzos de 2020, pero aún no tiene fecha.
Un informe de la Organización de Estados Americanos (OEA), publicado el pasado miércoles, confirmó que hubo “operaciones dolosas” en las elecciones del 20 de octubre, que alteraron “la voluntad expresada en las urnas”.
“Las manipulaciones e irregularidades señaladas no permiten tener certeza sobre el margen de victoria del candidato (Evo) Morales sobre el candidato (Carlos) Mesa”, apuntó el informe.
Morales fue proclamado vencedor por un margen del 10,57 por ciento de votos sobre el expresidente boliviano Carlos Mesa, con tan solo un 0,57 por ciento de diferencia para evitar una segunda vuelta entre ambos.
Sin embargo, los comicios estuvieron marcados por acusaciones de fraude, catalizadas por la paralización infundada del escrutinio provisorio. Cuando este se reanudó, la tendencia a favor de Morales aumentó de manera que le permitió superar el margen de 10% necesario para evitar la segunda vuelta.
El informe de la OEA concluyó que esto no fue un accidente ni una decisión basada en fundamentos técnicos”, sino "una decisión arbitraria, cuyo propósito incluyó la manipulación de la infraestructura informática”.
“La interrupción del TREP y el posterior re-direccionamiento del flujo de datos a un servidor externo tornó absolutamente manipulable el sistema. En efecto, el análisis pericial revela que, de manera deliberada, se construyó una estructura informática oculta, con capacidad de modificar resultados electorales, así como borrar cualquier rastro de esta actividad”, expresó el reporte.
El argumento que había dado Morales para justificar el drástico cambio en la tendencia era que los votos provenían de áreas rurales favorables a su partido. Sin embargo, el informe rechaza esta tesis e indica que aún si este hubiera sido el caso, “no se vería una discontinuidad tan aguda en torno a un punto arbitrario como el umbral del 95%”.
El pasado 10 de noviembre Almagro había pedido la anulación de las elecciones tras difundir los resultados preliminares del informe, realizado por auditores encargados de valorar la calidad democrática del proceso. Al igual que el reporte final, el organismo había determinado la existencia de “irregularidades muy graves” en el proceso.
La declaración de la OEA elevó los niveles de agitación existente en la sociedad boliviana desde el día de las elecciones, marcado por denuncias de fraude contra el entonces presidente. Poco después de la publicación, el todavía presidente Morales anunció nuevas elecciones y la conformación de un nuevo TSE.
Sin embargo, la decisión no logró calmar las tensiones. Y horas después, el comandante general de las Fuerzas Armadas, Williams Kaliman, y el de la Policía Nacional, Vladimir Calderón, le solicitaron al jefe de Estado que dimitiera para desactivar un escenario crecientemente convulsionado, cosa que Morales hizo ese mismo día.
Luego de dos semanas donde los enfrentamientos en las calles se desarrollaban en paralelo a las negociaciones políticas, la Asamblea Legislativa sancionó una ley de urgencia para anular los comicios del 20 de octubre, agilizar la convocatoria a nuevas elecciones y conformar un nuevo TSE.
Mesa ha confirmado su intención de volverse a presentar como candidato, mientras que desde el MAS se ha asegurado que solo cuentan con Morales para que apoye su campaña electoral, pero ya no al frente de su candidatura. La ley que anuló los comicios y aprobó su reedición, además, indica expresamente que ni Morales ni su vicepresidente, Álvaro García Linera, pueden postularse a una nueva elección.
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