Brasil acaba de invitar al gobierno de Bolivia de Jeanine Áñez, autoproclamada presidente interina el 12 de noviembre último, a participar de la cumbre presidencial del Mercosur este jueves 5 de diciembre en la localidad de Bento Goncalves, en Río Grande del Sur. Así lo informó el secretario de Negociaciones Regionales Pedro da Costa e Silva. Pero según la canciller interina del gobierno boliviano, Karen Longaric, le tocará a ella representar a su país.
Esta cita presidencial será la última de la que irá a participar el presidente argentino Mauricio Macri, quién no opuso ninguna clase de reparos. El comando del mercado común sureño pasará ahora de las manos brasileñas a las del paraguayo Mario Abdo Benítez. Y a posteriori, a mediados del 2020, le tocará dirigirlo al uruguayo, hoy presidente electo, Luis Lacalle Pou.
Entretanto, para Bolsonaro, fue clave invitar a Añez, a quién considera la legítima presidenta boliviana. Y esta actitud proactiva la tuvo pese a saber que no contará con el consenso argentino cuando asuma la presidencia Alberto Fernández. El diplomático Costa e Silva anticipó, sin embargo, que el convite había sido extendido a Bolivia luego de avisar a los demás socios del bloque: “Llegamos a un entendimiento de la mejor manera” declaró. Dijo, también, que ni Argentina ni Uruguay invitaron a miembros de los nuevos gobiernos, pese a que en ambos casos tenían libertad para los respectivos convites.
Esta nueva cumbre presidencial, la número 55 del Mercosur, debería en principio tratar temas que impactarán en la economía de A
rgentina. Hay una propuesta de Brasil, muy urticante, que según trascendió planea una reducción del arancel externo común a la mitad. Sería, en promedio, de 12,5%, mientras que el tope actual es de 35%. Esa iniciativa no será aprobada por Argentina según anticipó el ministro de la Producción Dante Sica: “No vamos a tocar el arancel externo común” declaró el funcionario. No vamos a aceptar una propuesta de reducción a diez días de irnos y sin haber llegado a un consenso con el sector privado”.
Esto indica que Bolsonaro y su ministro de Economía Paulo Guedes, el más interesado en una apertura inmediata de la economía brasileña, tendrán que aguardar hasta junio o julio del próximo año para discutir el tema. Y puede ocurrir que enfrenten la negativa de Alberto Fernández y su equipo, aunque el futuro mandatario argentino aseguró que será “pragmático” en sus relaciones con Brasil.
Hay, también, una realidad doméstica brasileña que exigirá a Guedes mayor cuidado en sus planes de apertura. Varios sectores, entre ellos la Confederación Nacional de la Industria (CNI) que esbozaron reparos a una estrategia de reducción de los impuestos aduaneros que pesan sobe las importaciones. En la Unión Industrial Argentina comparten esos recelos y recuerdan que en el mundo actual nadie regala los mercados. A su manera, el presidente norteamericano Donald Trump confirmó hoy esa versión, al anunciar que restituirá aranceles norteamericanos (derechos aduaneros) para el acero argentino y brasileño. Su argumento es que esos sectores perdieron competitividad en Estados Unidos por cuenta de las devaluaciones practicadas con el peso y con el real, que abaratan sensiblemente sus productos y facilitan su venta en el mercado norteamericano.
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