Miles de personas se volvieron a reunir este viernes en plaza Italia, epicentro de las manifestaciones en Santiago, en la quinta “marcha más grande de Chile”, que ha logrado convocatorias masivas cada viernes desde que estalló la convulsión social. En los alrededores, encapuchados se enfrentaron a Carabineros, que dispersaron a la turba con gases lacrimógenos y carros lanza agua.
En los últimos días las manifestaciones callejeras no han sido masivas, pero focos de violencia se intensificaron en Santiago y comunas periféricas, cuyos habitantes vivieron el jueves otra noche de horror. La violencia había disminuido tras el acuerdo que el Congreso alcanzó hace una semana para elaborar una nueva Constitución, pero su recrudecimiento llevó al gobierno a volver a pedir calma.
En Quilicura, al norte de Santiago, un centro comercial fue incendiado y saqueado por una muchedumbre mientras que en Puente Alto, otro sector periférico de clase trabajadora, fueron atacados una gasolinera, locales comerciales y un cuartel policial.
En este contexto, se conocieron imágenes estremecedoras de policías envueltos en llamas tras ser atacados con bombas molotov. Los afectados debieron ser socorridos por sus compañeros, que apagaron el fuego y luego los llevaron a un hospital para que reciban atención médica.
La cuenta oficial de Twitter de Carabineros de Chile difundió el viernes a la noche un video que muestra el pánico de un grupo de oficiales que se encontraba en un vehículo blindado que fue blanco de un ataque sin cuartel. “Dispositivo de Fuerzas Especiales de Carabineros es atacado con bombas molotov mientras efectúa labores de control y orden público”, decía el mensaje que acompañaba al video.
El vehículo quedó con el parabrisas totalmente cubierto. El conductor trataba de conducir prácticamente a ciegas, mientras una agente —que parecía ser quien filmaba la escena— gritaba desesperada. “¡Salgamos, salgamos, salgamos!”, exclamaba la oficial.
Desde el 18 de octubre, cuando protestas por la suba del boleto de metro derivaron en demandas más amplias y la peor crisis social en tres décadas de democracia, han muerto 23 personas, mientras que más de 2.000 resultaron heridas. El balance incluye más de 200 personas que sufrieron lesiones oculares graves producto de disparos de balines de la Policía.
La última víctima es un menor de 13 años que falleció “en un atropello por un furgón (camioneta) en el contexto de manifestaciones” en la ciudad de Arica (unos 2.800 km al norte de Santiago). Un adulto que lo acompañaba resultó herido y el conductor del vehículo fue detenido, informó este viernes la Subsecretaría del Interior.
“No podemos bajar los brazos. Hay que seguir manifestándose porque no hemos conseguido nada, porque sigue la represión y además (el gobierno) sigue firmando acuerdos truchos (falsos) como el acuerdo por la paz”, dijo a la agencia AFP Claudia Ortolani, una joven manifestante.
En tanto, cerca de un centenar de personas protestaban fuera del centro comercial Costanera Center, el más grande de Sudamérica, en el exclusivo barrio de Providencia, mientras una veintena de agentes antidisturbios resguardaba el ingreso al edificio.
La Policía se comprometió a no utilizar balines o perdigones, pero el jueves un camarógrafo resultó herido y esta institución reconoció que “existe una alta probabilidad” de que haya sido con escopeta antidisturbios.
En la ciudad de Antofagasta (norte) un automovilista hirió a cinco personas al embestir contra una concentración y un supermercado fue saqueado. En el puerto de Valparaíso y la ciudad de Viña del Mar (centro) también se registraron saqueos, barricadas e incendios, al igual que en Concepción (sur).
“Esta situación de anormalidad absoluta también afecta la oferta nuestra para hacernos cargo”, reconoció el general de Carabineros, Enrique Basseletti, tras quejas de vecinos que no ven policías en las calles. El ministro Blumel anunció que se adelantará el egreso de 2.500 aspirantes a policías para sumarse al resguardo.
Con información de AFP
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