Evo Morales cumplió una semana en México, donde el presidente Andrés Manuel López Obrador le brindó asilo político, ante las críticas de opositores bolivianos como la autoproclamada presidenta interina Jeanine Áñez, el líder cívico Luis Camacho y el ex mandatario Jorge “Tuto” Quiroga.
Quiroga Ramírez ejerció como Presidente de Bolivia un breve período de 2001 a 2002, al pasar de vicepresidente a presidente porque Hugo Bánzer (1926-2002) renunció debido a complicaciones en su salud; y ahora consideró que Evo no debe regresar para seguir en el poder.
"Morales es un cobarde que se fugó (a México). Se le ve bravucón cuando está rodeado de huestes. Con declaraciones insinuando que podría retornar busca mantener a Bolivia convulsionada. Una vez que llegó a México quiere cumplir su amenaza de ‘vietnamizar’ Bolivia, incendiando y generando violencia. Típica estrategia de que ‘después de Evo, el diluvio’, y él afuera, cómodo y muy bien cuidado en México”, declaró Quiroga.
En entrevista con el portal mexicano El Universal, el ex mandatario boliviano señaló que todo debe transitar por la vía democrática con un nuevo órgano electoral, como el país y la comunidad internacional demandan: “Es lo que el mismo Morales pidió el 10 de noviembre antes de renunciar: reconoció el fraude y pidió nuevas elecciones. Porque el ladrón confesó que intentó robarse la elección. Quiere destrozar (a Bolivia) y eso no va a suceder”.
Asimismo negó que los disturbios se generen por un posible choque racial de blancos e indígenas. “No, para nada. Quizá la ignorancia de López Obrador permite (a Morales) amañar ese discurso. López Obrador está cumpliendo un tristísimo papel. Morales no habla ni aimará ni quechua (lenguas indígenas), ha perseguido sin clemencia a opositores y dirigentes indígenas”.
Señaló además que Morales quiso extender los cultivos de coca y para ello sometió a dirigentes indígenas a los que quería destrozar su hábitat: “Morales produce la coca del Chapare, que hace cocaína. Una pena que López Obrador esté apañando el fraude, el narcotráfico y la convulsión, dando cobijo a Morales, violando las convenciones internacionales y permitiéndole declaraciones incendiarias a un cobarde”.
A su parecer, Bolivia y los países de Sudamérica enfrentan “un conglomerado criminal caribeño de (Nicolás) Maduro en Venezuela, de la dictadura cuasi nonagenaria gerontocrática en Cuba y con un enclave en el Chapare que defiende la producción de coca. Jamás imaginé que López Obrador sea satélite de ese conglomerado y se esté portando como el gobernante de Nicaragua y no del admirable México. Triste, vergonzoso que esté haciendo eso López Obrador, asilando al fraude, a la convulsión y al narcotráfico”.
Por otro lado, Luis Fernando Camacho, presidente del Comité Cívico pro Santa Cruz, firmó una carta en la que acusó a López Obrador de “incitar a la subversión” en Bolivia.
“Señor presidente: Le escribimos esta carta preocupados y consternados, no por su decisión de otorgar asilo al ex presidente Morales, porque somos respetuosos de las normativas internacionales, como de las nacionales, sino por su actitud cómplice al permitir que el ex presidente incite a la subversión desde territorio mexicano, contrario a lo dispuesto en el tratado de Montevideo y pese a que su país no es signatario sigue constituyéndose en un acto inamistoso y condenable”, señaló Camacho en una misiva rubricada también por Marco Antonio Pumari, presidente del Comité Cívico Potosinista.
Y agregó: “Nos vemos obligados a escribirle, cuando no deberíamos tener ningún motivo de hacerlo, porque usted no es una autoridad en nuestro país, no votamos por usted y no nos representa, ni representa al pueblo boliviano. Usted no debería tener ningún tipo de participación ni injerencia en Bolivia, pero tenemos que hacerlo porque las muertes de nuestros hermanos bolivianos y las que pudieran generarse, de continuar usted con su política permisiva y de injerencia de nuestra soberanía, son y serán también, su responsabilidad y no solo del ex presidente Morales”.
“La comunidad internacional conoce la situación que derivó en la renuncia y el abandono del territorio nacional del ex presidente Morales, que no fue otra cosa que protestas ciudadanas pacíficas pero firmes, continuas y contundentes en todos los rincones del país, protestas que se originaron como resultados de un fraude electoral, actualmente comprobado por una auditoría de la OEA, en donde se alteraron los resultados de las elecciones nacionales del 20 de octubre del 2019 para proclamar ganador al ex presidente Morales en primera vuelta”, remarcó el texto de Camacho y Pumari.
Evo Morales se postuló para los comicios del 20 de octubre e iniciar, en enero próximo, un cuarto periodo presidencial de forma consecutiva, lo que generó presión ante los opositores, militares otros sectores.
Bajo esta presión, Morales renunció el 10 de noviembre luego de que una auditoría de la Organización de los Estados Americanos (OEA) confirmó irregularidades en el proceso electoral. Morales adujo que ganó legalmente y que sufrió un golpe de Estado y viajó a México ante la invitación expresa del presidente Andrés Manuel López Obrador.
La senadora Jeanine Áñez, de 52 años, se proclamó presidenta interina de Bolivia el martes pasado para finalizar la gestión de Morales.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) contabilizó el sábado cuatro fallecidos más en las manifestaciones en Bolivia respecto a su balance de la víspera, totalizando en “por lo menos 23” los muertos desde el estallido de la crisis en octubre en este país.
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