(Desde Brasilia, enviada especial) El ministro de Economía Paulo de Brasil, Paulo Guedes afirmó que el gobierno de Jair Bolsonaro está en negociaciones con China para crear un área de libre comercio entre los dos países.
“Estamos conversando con el gobierno chino sobre la posibilidad de crear un free trade area, al mismo tiempo que buscamos ingresar en la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE)”. Precisamente este último fue un asunto de desencanto reciente, ya que la Casa Blanca apoyó el ingreso de Argentina a esa organización, pero no respaldó la entrada de Brasil, pese a las promesas en esa dirección formuladas por el presidente Donald Trump a Bolsonaro.
Durante el seminario del Nuevo Banco de los BRICS, Guedes defendió la mayor integración entre China y Brasil, aún a sabiendas que su país podría invertir el saldo superavitario de la balanza comercial con los asiáticos y pasar a tener déficit. “No me incomodo si el superávit con China puede revertirse con un aumento del doble o triple de las importaciones. Podremos equilibrarnos en el futuro, con un aumento de las exportaciones”. Y concluyó: “Hace menos de 20 años, el PBI de China y de Brasil eran semejantes. Pero nuestro país permaneció cerrado y el otro se abrió. China no tuvo miedo de meterse en la cadena global”.
Por su parte, Jair Bolsonaro se mostró elogioso con las autoridades chinas, poco después de realizar una visita oficial al gigante asiático. “Estoy muy honrado de recibir al presidente Xi Jinping, continuando las conversaciones que mantuvimos, hace pocos días, en China”, celebró al recibir al jefe de Estado de un “país capitalista” en palabras del propio mandatario brasileño, aunque gobernado por el Partido Comunista chino.
Expresó, también, que tanto él y su equipo quieren “no sólo ampliar sino también diversificar las relaciones comerciales.”
Bolsonaro subrayó que China “es un país muy destacado en el mundo y que forma parte del futuro de Brasil”. Dijo también que “vamos a tratar cada vez más con mayor respeto y cariño a los gestos del gobierno chino”. Y evaluó que “nosotros, los brasileños, sólo tenemos para ganar” en esa relación.
La cumbre de los BRICS, presidida por Brasil, tiene como lema el crecimiento económico para un futuro innovador. Las discusiones girarán sobre temas relacionados a la ciencia y la tecnología. Esta es la segunda vez que Brasil es la sede de la máxima instancia de ese grupo. La primera fue en 2010 y la reunión se realizó en Fortaleza (capital del estado de Ceará, en el Nordeste).
La cita de Bolsonaro y Xi ocurrió en medio de una mini crisis diplomática en Brasilia, que pudo haber provocado incomodidades a los invitados. Ocurrió esta mañana cuando partidarios de Juan Guaidó, reconocido por Bolsonaro como el legítimo presidente de Venezuela, ocuparon la embajada del país en esta capital. Para la diplomacia de Itamaraty fue un momento de complicado porque podía colocar entre paréntesis el “estrictísimo operativo” de seguridad montado para recibir al mandatario chino y al ruso Vladimir Putin.
Inmediatamente, a través de un comunicado, el gobierno brasileño expresó su “desagrado”. Sin embargo, un par de horas antes Eduardo Bolsonaro, diputado nacional e hijo presidencial, publicó un Twitter donde señalaba: “Nunca entendía esta situación: si Brasil reconoce a Guaidó como presidente venezolano, ¿por qué la embajadora María Teresa Belandria indicada por él no estaba físicamente en la embajada? Todo indica que ahora se está haciendo lo debido, lo justo”.
Curiosamente, diputados federales de la oposición acusaron a Itamaraty de haber “intervenido en esa ocupación”. Esos parlamentarios afirmaron que para proceder al ingreso en la sede de la embajada de Caracas “contrataron milicias”, es decir, paramilitares.
Esto fue desmentido en forma contundente tanto por la cancillería brasileña como por el propio presidente Bolsonaro.
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