“Golpe de Estado es una forma ilegítima de acceder al poder o de ejercerlo, según el artículo 2 de la Carta Democrática Interamericana", comenzó su alocución en la tarde del martes en Washington, el secretario General de la OEA Luis Almagro. “En ese contexto, sí, hubo un golpe de estado en Bolivia. Ocurrió el día 20 de octubre, cuando se realizo el fraude electoral que tenía como resultado electoral el triunfo del ex presidente Evo Morales en primera vuelta”.
La definición categórica la pronunció durante la sesión extraordinaria del organismo para tratar la crisis boliviana.
“Que el tribunal electoral le adjudicará el triunfo en primera vuelta era pretender perpetuarlo en el poder de forma ilegítima e inconstitucional”, agregó.
“Era robarle la soberanía al pueblo, ese pueblo que le había dado más poder a Evo Morales que a nadie en la historia de Bolivia”, dijo Almagro. “Ese pueblo no merecía ser engañado de una manera tan afectuosa”.
El secretario general calificó a la maniobra de Morales como un “autogolpe” que sería “volver a las peores épocas del hemisferio” y pidió que continúe la investigación de los responsables de ese intento.
“Duele en el alma, es el horror de los horrores, que se arroje el legado político del primer presidente indígena de Bolivia por la borda de un autogolpe”.
Almagro defendió de las críticas la actuación de la OEA en Bolivia. “La vergüenza no es de la OEA que descubre un fraude electoral, es de aquellos que lo cometieron. La vergüenza no es de la OEA que hace un informe técnico irrefutable, es de aquellos que quisieron burlar al pueblo", dijo. “La sangre en las manos es de quienes cometieron un golpe electoral”.
“No se le puede pedir a un pueblo que se deje robar una elección, que se deje robar el poder”, insistió.
También lamentó y repudió los actos de violencia de uno y otro lado: “El odio y la violencia entre los bolivianos debe ser erradicado”, pidió.
“Nos llama la atención que Evo Morales llamó al golpe en su contra en su carta de renuncia como cívico-policial, lo cual expresamente quiere dejar afuera al ejército, quiere dejar claro que no fue la acción de esa fuerza lo determinante en su renuncia”, subrayó.
“La reelección no es un derecho humano”, dijo esta tarde Almagro. “Es hora de terminar con esta lamentable práctica”
“Bolivia debe continuar su proceso institucional, porque como en toda acción cívica espontánea, este poder no ha sido tomado por nadie”, dijo Almagro, horas antes de que la senadora Janine Añez asumiera formalmente la presidencia en remplazo de Morales.
Almagro y la OEA fueron claves en todo este proceso. Primero, porque el secretario general avaló la candidatura de Morales a la presidencia una vez que el Presidente consiguió el aval del Tribunal Consitucional de su país, a pesar de que la Constitución se lo prohibía y de que la ciudadanía había votado en contra de esa poisbilidad en un referendum convocado al respecto. Luego, porque fue la auditoría de la OEA la que el domingo último terminó por certificar el cúmulo de irregularidades que habían ocurrido en la elección del 20 de octubre y sugirió la realización de nuevos comicios.
Evo Morales inicialmente aceptó la sugerencia de la OEA, pero ante la agudización de las protestas en las calles y las sugerencias de renuncia tanto de la Central Obrera como de las fuerzas armadas, terminó dimitiendo esa misma tarde.
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