“He decidido renovar la totalidad de los vocales del Tribunal Supremo Electoral y convocar a nuevas elecciones generales”, anunció Morales asediado por las protestas y motines policiales en todo el país. Hace semanas que las calles son escenarios de enfrentamientos entre los opositores y los seguidores del mandatario de izquierda, elevando la tensión y la incertidumbre. Sin embargo, en su escueto comunicado, en el que acataba las recomendaciones de la OEA, no se especificaba ni la fecha de estos nuevos comicios ni si él todavía tiene aspiraciones.
Solo con una frase comenzaron las especulaciones. “Convocar a nuevas elecciones nacionales que mediante el voto permitan al pueblo boliviano elegir democráticamente a sus nuevas autoridades incorporando a nuevos actores políticos", dijo y abrió las puertas para que opositores y oficialistas hagan sus apuestas.
¿A qué se refiere con “nuevos actores políticos”? Una de las posibilidades, la que de hecho esperan sus detractores, es que dé un paso al costado. Que finalmente cumpla con la voluntad popular del referéndum del 21 de febrero en el que el 51,3% de los votos le dijo NO a la reelección indefinida. Luego de esa derrota, el mandatario acudió a la Justicia afín para lograr postularse.
En esa línea se pronunció el primer opositor en hablar tras los anuncios, Waldo Albarracín, miembro del Comité Nacional de Defensa de la Democracia (Conade) de Bolivia. “Sería ideal que renuncie por razones éticas, pero yo quiero tomar en cuenta lo que dijo en su conferencia de prensa: ‘nuevas elecciones con un nuevo órgano electoral y nuevos protagonistas políticos’. Significa esto que el señor Morales no debe postularse”, aseguró en una entrevista con el canal Unitel.
Evo Morales no lo dijo explícitamente, probablemente sea una carta que se guarde para la próximas horas, en virtud de las reacciones políticas pero, sobre todo, callejeras, a su anuncio.
De retirarse, conseguiría el respaldo de la OEA y legitimaría su poder hasta el 22 de enero de 2020, cuando efectivamente termina su mandato. De hacerlo, seguiría el ejemplo de la argentina Cristina Fernández de Kirchner que, contando con una base electoral fuerte y consolidada, fue consciente del alto rechazo que su figura podría provocar en grandes sectores de la sociedad, y neutralizó esa negatividad delegando la candidatura a una figura menos polarizante, como Alberto Fernández.
Ahora bien, la frase de Morales invitando a “nuevos actores políticos” a las elecciones no necesariamente podría si una referencia a él mismo, sino que también abre la puerta a otras especulaciones. ¿Y si en vez de hablar de “una renuncia histórica” suya se refería a la incorporación de nuevas figuras opositoras?
Una posible candidatura de Luis Fernando Camacho, presidente del Comité pro Santa Cruz, también podría tener asidero. El líder de los cabildos bolivianos ganó mucha fuerza en las últimas horas. Fue él quien encabezó grande movilizaciones y enfrentó directamente a Evo Morales. Su figura ganó popularidad llegando a opacar, incluso, al candidato opositor Carlos Mesa.
Hasta el momento ni Evo ni Camacho confirmaron cuáles son sus intenciones. Lo que hay son especulaciones… Y algunas pistas.
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