El presidente de Bolivia, asediado por las protestas y luego de que la OEA confirmara el fraude electoral en la primera vuelta del 20 de octubre, viajó a Chimoré, en su tradicional bastión de Cochabamba. Desde allí confirmó su renuncia.
La noticia de su partida se conoció cuando las cadenas de televisión de Bolivia mostraron imágenes del avión presidencial despegando desde el aeropuerto de El Alto. El destino del mandatario fue en un primer momento desconocido y, de hecho, provocó todo tipo de rumores. Pero finalmente se lo vio bajar de la nave en la ciudad de Chimoré, en la Provincia de José Carrasco, en el Departamento de Cochabamba, su principal bastión electoral.
Minutos antes de las 17 Morales confirmó desde Chimoré su dimisión. “Ahora he renunciado, hemos renunciado, no quiero ver más familias maltratadas por instrucción de (Carlos) Mesa y de (Luis Fernando) Camacho. El 21 de octubre de este año empezó el golpe de estado con la quema en los tribunales”, expresó refiriéndose a la quema en el edificio de la Corte Electoral en la región de Chuquisaca tres semanas atrás, en el marco de protestas que denunciaban fraude.
Más temprano este domingo el comandante en jefe de las FFAA de Bolivia, Williams Kalima, le había pedido la renuncia a Morales. “Sugerimos al presidente del Estado que renuncie a su mandato presidencial” , dijo el alto mando que además instó “a los sectores movilizados” a “deponer las actitudes de violencia” que sacuden al país.
Poco después Luis Fernando Camacho, líder de las protestas en Bolivia, entregó en el Palacio de Gobierno la carta de renuncia de Evo Morales -para ser firmada- junto con una bandera de Bolivia y una Biblia.
En tanto la vicecanciller, Carmen Almendras, y el presidente de la Cámara de Diputados de Bolivia, Víctor Borda, anunciaron este domingo su renuncia, que se unen a las reportadas el sábado de otros funcionarios y líderes políticos en medio de la grave crisis política y social. Estos pasos al costado, suman incertidumbre sobre quién asumirá el poder.
Crisis electoral
Las protestas en Bolivia estallaron la misma noche de las elecciones presidenciales celebradas el pasado 20 de octubre por la suspensión repentina de la transmisión de los resultados oficiales justo cuando obligaban a una segunda vuelta entre Morales y el principal líder opositor, Carlos Mesa.
Cuando se retomó, casi 24 horas después, concedían la victoria en primera vuelta a Morales, por lo que Mesa ha denunciado un “fraude gigantesco”. Ambos llamaron a la movilización de los suyos, lo que ha derivado en disturbios. Al menos dos personas han muerto y más de 190 han sido detenidas en estas dos semanas.
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