Desde México, hacia donde viajó junto a la comitiva que acompañó a Alberto Fernández en su primer viaje internacional luego de ganar las elecciones presidenciales en Argentina, Felipe Solá dio definiciones sobre la política exterior que proyecta el nuevo gobierno.
Sus dichos adoptan una relevancia especial. Solá no solo forma parte de la mesa chica del jefe de Estado electo, sino que es el principal candidato para ocupar el Ministerio de Relaciones Exteriores a partir del 10 de diciembre.
El diputado planteó que la Argentina no cambiará su posición sobre Venezuela en el marco de las negociaciones que mantendrá con los Estados Unidos y otras potencias para renegociar la deuda contraída con el Fondo Monetario Internacional.
¿Cuál es esa posición sobre la tragedia que sufren los venezolanos a la que aludió Solá? El dirigente planteó por primera vez en forma concreta cuál será el objetivo del próximo gobierno: “Hay que llegar a elecciones en Venezuela en forma concertada y con control internacional; todo el control internacional que sea necesario y sin proscribir a nadie”.
El ex gobernador de la provincia de Buenos Aires aventuró que varios gobiernos de la región podrían cambiar de posición en los próximos meses con respecto a lo que sucede en el país petrolero. A modo de ejemplo, se refirió a declaraciones realizadas recientemente por el canciller chileno, quien pidió una solución pragmática. “No se puede estar permanentemente en una actitud que no camina”, aseguró en diálogo con El Destape radio.
Durante la campaña presidencial, el Frente de Todos mostró una postura ambivalente sobre la dictadura de Nicolás Maduro, aunque evitó condenarla. La semana pasada, una vez consumada la victoria electoral del kirchnerismo, Maduro felicitó a Fernández y el líder argentino agradeció y contestó: “La plena vigencia de la democracia es el camino para lograrlo”. Este lunes, Solá le dio contenido a esa sentencia: “Vamos a ser absolutamente negociadores de la necesidad de ir empezando a tener una idea común, efectiva y pragmática”.
La semana pasada, el secretario del Tesoro de los EEUU, Steven Mnuchin, le envió un mensaje al futuro mandatario argentino: “Esperemos que cumpla los compromisos con el FMI”.
Solá abordó otro aspecto conflictivo para la agenda internacional de la futura administración: las relaciones con Brasil. El legislador peronista reconoció que se trata de un tema “espinoso y difícil” en virtud de las declaraciones del presidente Jair Bolsonaro.
“En este momento, hay una muy baja posibilidad de que Alberto viaje a Brasil. En todo caso, podemos ir otros. Brasil construye una pared que tenemos que trabajar para derrumbarla y relacionarnos porque para nosotros es vital”, declaró.
De acuerdo a su visión, en el continente no hay que construir un club ideológico. Esto quiere decir, que no hay que esperar que en cada país haya presidentes con visiones idénticas para construir lazos de unidad. A modo de ejemplo, especificó: “Uno no puede establecer la unidad solamente por la posición que se tiene sobre Venezuela, sea muy dura o no".
El dirigente informó además que el vice de Bolsonaro vendrá a la Argentina para la asunción.
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