Comparte fronteras con Brasil, Venezuela y Surinám. Es el único cuya población habla inglés y el más chico de América del Sur. Pero su proyección de crecimiento en 2020 alcanza el 86 por ciento de acuerdo a un estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI). Se trata de Guyana, la pequeña nación en el norte del subcontinente que podría convertirse -en pocos años- en una potencia de la economía mundial, de acuerdo a diferentes análisis.
La explosiva expansión de su Producto Bruto Interno (PBI) para el año entrante fue reportado por el organismo internacional de crédito. Pero no es el único que hace futurología respecto al boom económico explicado gracias a un descubrimiento: el petróleo. Hace pocos meses el embajador de los Estados Unidos en Georgetown, Perry Holloway, señaló: “Muchas personas aún no entienden lo grande que es esto. En 2025, el PIB aumentará entre un 300% y un 1.000%. Esto es gigantesco. Será el país más rico del hemisferio y, potencialmente, el país más rico del mundo".
Actualmente, Guyana es la economía número 161 por volumen de su producto bruto. Su deuda pública en 2018 fue de alrededor de 2 mil millones de dólares, con una deuda del 52,94% del PIB. Esos números podrían pronto quedar en el pasado.
Su expansión económica sería 40 veces mayor que la que se espera de los Estados Unidos. “La razón por la que el FMI está proyectando (esos datos) es porque Guyana tiene la mayor cantidad de petróleo por persona individual de cualquier país del mundo”, dijo Natalia Hidalgo, analista independiente a la cadena de noticias CNBC. La especialista hace una comparación abrumadora: Arabia Saudita tiene una reserva de 1.900 barriles por cada habitante; Guyana, 3.900.
ExxonMobil -el principal operador petrolero del país- aseguró haber descubierto una reserva que equivale a más de 5.500 millones de barriles de petróleo bajo las aguas del país en el Océano Atlántico.
Pero no todo brilla. El mayor desafío de Guyana no es extraer el crudo de las profundidades del mar, sino combatir la corrupción que corroe sus instituciones. “Las dificultades económicas, las debilidades institucionales, las ineficiencias de la justicia penal, así como las fracturas raciales en la sociedad, proporcionan un terreno fértil para la corrupción”, indicó un informe de Transparencia Internacional.
Sin embargo, el FMI es optimista: “El comienzo de la producción de petróleo en 2020 presenta una oportunidad para aumentar el capital y el gasto actual a un ritmo medido a mediano plazo para abordar las brechas de infraestructura y las necesidades de desarrollo humano, al tiempo que atenúa las preocupaciones de sostenibilidad de la deuda al mismo tiempo”, señaló otro informe de mediados de año.
Otro de los riesgos que podría enfrentar Guyana es el reclamo que Venezuela hace de gran parte de su territorio, casi tres cuartas partes. Las hostilidades crecen. Surinam exige una “devolución” de otro tercio. Desde que se conoció la riqueza de sus aguas, la situación se ha acelerado. Actualmente, su principal actividad económica es la agricultura, que ocupa la mayor parte de la población activa.
Pero además de la corrupción y la amenaza chavista, los inversores deberán lidiar con otro problema: el bajo nivel de instrucción de la población. Para ello, las universidades están actualizando su currícula e incentivando a los estudiantes a volcarse a carreras que tengan que ver con el desarrollo futuro del país. A la escasez de ingenieros, algunos también agregan los bajos salarios en general.
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