A Laureano le gusta la ópera, a Camila, la moda y el modelaje y a Juan Carlos, el rock y el cine. Hasta aquí todo bien. Gustos distintos en una familia, más o menos, normal. Lo extraño resulta cuando el presupuesto del Estado de Nicaragua financia un festival de ópera para convertir en estrella a uno; una pasarela de moda para que se divierta la otra, y costea la participación en una película hollywoodense, para que cumpla su sueño el otro. Son los hijos de Daniel Ortega y Rosario Murillo, presidente y vicepresidente de Nicaragua. Tienen pasatiempos costosos y son pagados por el Estado.
Laureano Ortega, de 37 años, es la estrella indiscutible de los festivales que organiza la Fundación Incanto. Todo el estado se dispone para que brille el hijo de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Se le considera el heredero. Oficialmente es “asesor presidencial” y tiene gustos caros: usa relojes Rolex de 40 mil dólares y en el extranjero se le ha visto manejando vehículos de más de cien mil dólares.
Camila Ortega, 32 años, pasó de unas discretas participaciones como modelo a ser la figura central de Nicaragua Diseña, un festival hecho a su medida.
El domingo pasado, antes de que se apagaran los reflectores del festival de moda Nicaragua Diseña se anunció con pompa la firma de un convenio de colaboración. Nicaragua Diseña y la Fundación Incanto acordaron ayudarse mutuamente: Incanto llevaría su ópera y capacitaciones en el tema al festival de moda, sus modelos y diseñadores, y Nicaragua Diseña confeccionará los trajes que se usarán en la Opera Lírica de marzo del 2020.
En realidad, era un asunto de familia. El festival Nicaragua Diseña es dirigido por Camila Ortega Murillo, desde hace ocho años, y la Fundación Incanto fue hecha a la medida de los gustos de su hermano, Laureano Ortega Murillo. En la foto se puede ver a Camila firmando el convenio de cooperación, bajo la complacida mirada de su hermano.
Pero el asunto no termina ahí. Ambos festivales son organizados con recursos del Estado. Una investigación del periódico digital Artículo 66, determinó que en los tres años posteriores a su fundación, Incanto recibió un total de 8,3 millones de córdobas (unos 250 mil dólares) del presupuesto público, destinados al pago de boletos aéreos, viáticos, salarios y alimentación y hospedaje de los maestros italianos invitados a los festivales puccinianos que organiza.
"Es un gran espectáculo para el gozo de las familias nicaragüenses. Es posible gracias al apoyo del gobierno de Unidad y Reconciliación Nacional, empresas y los medios de comunicación", reconoce el propio Laureano Ortega Murillo.
“La investigación que nosotros realizamos demuestra como Laureano Ortega ordeñó al Estado por más de ocho millones de córdobas en tres años para mantener su pasatiempo”, dice Álvaro Navarro, director de Artículo 66. “Además lo hizo de una forma oscura: no hay reporte, no hay presupuesto, y solo se supo de los gastos por un Power Point al que Infobae tuvo acceso. La Contraloría se dio por satisfecha con ese informe aunque no se explica cómo se gastó ese dinero”.
Navarro recuerda además que no solo hay un conflicto ético en que los padres usen el presupuesto del Estado para financiar los “gustos” de sus hijos, sino que además las leyes nicaragüenses prohíben que el Estado haga donaciones a fundaciones privadas cuando existe ese grado de consanguinidad.
Del festival anual Nicaragua Diseña no hay cifras de gastos pero es notoria la presencia de las instituciones estatales respaldando el evento que este año dice haber tenido la participación de más cien modelos y diseñadores, nicaragüenses y extranjeros.
Juan Carlos, 38 años, otro hijo de Ortega y Murillo, es aficionado al rock y al cine. Dirige la agencia de producción audiovisual Difuso, cuyo principal cliente es el Estado, y pertenece a una banda de rock llamada Ciclo. En 2015 el Ministerio de Turismo destinó 400.000 dólares para financiar una comedia romántica-sexual para adultos (Drunk Wedding), de Paramount Pictures, rodada en Nicaragua. El apoyo gubernamental estaría destinado a pasajes y estadía en hoteles del equipo de grabación. Juan Carlos Ortega tendría participación en el rodaje. Oficialmente el gasto se justificó como “una estrategia para promocionar el turismo en Nicaragua”.
La película fue un fracaso. Con un presupuesto de 600 mil dólares, solo recaudó 3,301 dólares en su lanzamiento en mayo de 2015.
¿Cómo los hijos de un guerrillero terminaron con estos pasatiempos? Una fuente cercana a los Ortega Murillo dice que la afición por la ópera de Laureno habría sido inducida por el propio Daniel Ortega, que gustaba oír ese tipo de música en la casa e incluso a veces le daba por cantar. “Posiblemente él sea un tenor frustrado”, dice.
“Él (Daniel Ortega) siempre padeció de la garganta (ronquera) y por algún motivo hacía ejercicios de voz propio de los cantantes. En los viajes que realizó a Italia el traía nuevas grabaciones de ópera. No necesariamente opera clásica. Escuchaba incluso música folclórica italiana”, dice.
Rosario Murillo y Daniel Ortega tienen nueve hijos, incluyendo a Zoilamérica, distanciada de la familia por las denuncias de abuso sexual que hizo contra Daniel Ortega. Laureano, Juan Carlos y otro hijo, Daniel Edmundo, recibían clases de música en la casa de los Ortega Murillo. Llegaba un profesor a darles clases cuando eran niños.
La preferencia de Juan Carlos por el rock es influencia de Rosario Murillo que siempre escuchó y considero como parte de una propuesta política alternativa.
Otros hijos de los Ortega Murillo tienen gustos menos visibles y más baratos para el presupuesto público. Daniel Edmundo es también roquero, pero su disfrute máximo es el Futbol. Va los equipos de la liga argentina. Carlos Enrique se dedica al ejercicio y a jugar softball. Luciana es una experta en maquillaje. Ha sido modelo de maquillaje y ha participado en festivales internacionales de maquillaje.
“En el caso de los hijos de Ortega, lo que hay es abuso de poder y delito de malversación, puesto que utilizan su poder como hijos de la pareja dictatorial, ejercen como “asesores” de sus padres, y utilizan fondos públicos e instituciones del Estado, para promover sus hobbies y el clientelismo político del régimen”, dice la periodista e investigadora social Sofía Montenegro. “Tanto el festival de ópera, las puestas en escena con enormes elencos venidos de Italia, que monta cada año Laureano Ortega son financiados con partidas de ministerios y de la alcaldía de Managua, lo mismo que las pasarelas con las que juega a ser diseñadora su hermana Camila, con pasajes, hoteles, viáticos y público cautivo incluido”.
“El colmo es que se contratan entre ellos y hacen convenios entre sus iniciativas de fachada, para proveerse de servicios, con la cual la Familia nunca pierde”, dice en relación al convenio que firmaran entre hermanos la Fundación Incanto y Nicaragua Diseña el domingo anterior.
MÁS SOBRE ESTE TEMA: