Pocos días después de que el director de observación electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA) afirmara que sería una “mejor opción” convocar a una segunda vuelta electoral en Bolivia dado a las irregularidades encontradas en las elecciones del 20 de octubre, Evo Morales decidió declararse ganador en primera vuelta. Optó por rechazar el pedido de la OEA, alinearse a una posición antidemocrática y calificar a la oposición de “golpista”.
El país hoy se enfrenta a un fuerte descontento popular por la decisión de Morales. El ente electoral del país habría dado como ganador en primera vuelta a Morales con el 47,08% de los votos, frente al opositor Carlos Mesa con 36,51%, una mínima ventaja de 10 puntos que según la ley permite acceder a la presidencia sin necesidad de balotaje. Sin embargo, el opositor resaltó las muchas irregularidades del proceso electoral, la cuales desataron una catarata de protestas en todo el país, y pidió que se realizara la segunda vuelta. La OEA decidió que la mejor opción para resolver el dilema y mantener la estabilidad en el país era llevar a cabo la segunda ronda de elecciones. Por ahora Morales, quien había asegurado con que cumpliría con las conclusiones de la auditoría de la organización, se niega a hacerlo.
Según reporta el periodista David Alandete en periódico español ABC, el comportamiento autoritario del presidente boliviano se debe a una fuerte injerencia rusa sobre los asuntos internos del continente latinoamericano. Según explica en su columna, los rusos están ayudando al gobierno de Morales a cambio de la firma de unos acuerdos comerciales bilaterales fijados entre el el gobierno del mandatario boliviano y el presidente ruso, Vladimir Putin. Dentro de estos, se encuentran “permisos para que Rusia construya en Bolivia la central nuclear más elevada del planeta, en la ciudad de El Alto, 4.000 metros sobre el nivel del mar, con un coste de 300 millones de euros ($3.350.130 dólares)”. Desde Rosatom aclararon que lo que están construyendo a esa altura es un “centro de investigación con un reactor nuclear”.
Citando al servicio de investigación ruso Proekt, el periodista basado en Washington asegura que Moscú ha estado ayudado a Morales para garantizar los intereses de sus compañías en Bolivia. El reporte de Proekt dice que “un grupo de consultores políticos rusos vinculados al Kremlin que se encarga de redes sociales fue enviado a La Paz hace unos meses para ayudar a Morales” con el propósito de garantizar que empresas estatales rusas, principalmente Rosatom (la empresa de energía nuclear del estado ruso), tengan una larga vida en Bolivia.
El reporte dice que unas vez concretados los acuerdos bilaterales, “Rosatom contrató a personas con experiencia en campañas electorales regionales en Rusia, y luego reclutó especialistas con conocimiento de español para asistir a los asesores políticos” de Morales. El reporte además dice que varios consultores políticos ligados al Kremlin están trabajando para la campaña de Morales desde junio de este año, justo después de que se firmaran los contratos.
En este sentido, la injerencia rusa se vuelve a notar en las políticas del continente americano. Utilizando sus ya conocidos canales de desinformación, medios estatales, el Kremlin parece estar centrado en fomentar protestas en varios regímenes latinoamericanos que no sirvan los propósitos comerciales de Rusia. Esta semana, las cuentas de Twitter de Sputnik y RT, que están fuertemente ligados al gobierno ruso, publicaron decenas de videos en un aparente intento de fomentar las divisiones sociales de los países latinoamericanos. Reportajes como los de Inna Afinogenova, una presentadora de RT con amplio seguimiento en Twitter, han sido una parte íntegra de la campaña de desinformación que supuestamente financió Rusia para alimentar al descontento social dentro de estos países. Afinogenova es conocida por publicar videos, que cuentan con millones de reproducciones en Facebook y Youtube, donde critica sarcásticamente a las medidas tomadas por los “regímenes neoliberales” del América Latina como el de Mauricio Macri en Argentina y Sebastián Piñera en Chile y promueve teorías sobre la influencia estadounidense en la política de la región. Para Alandete, estos videos demuestran la clara intención de los rusos de influenciar las políticas interna de los países a través de la difusión de información falsa e el apoyo de los gobiernos de Cuba y Venezuela.
Más aún, escribió el periodista, el presidente venezolano Nicolás Maduro ha salido a atestiguar que efectivamente hay un “plan” que pretende fomentar las masivas manifestaciones en los países de la región, diseñado por el “Foro de San Pablo”.
"Al Foro de San Pablo le puedo decir, desde Venezuela, estamos cumpliendo el plan, va como lo hicimos, va perfecto, ustedes me entienden... Foro de San Pablo, el plan va en pleno desarrollo, victorioso. Todas las metas que nos hemos propuesto en el Foro las estamos cumpliendo una por una”, pronunció el presidente durante un acto en Caracas.
Esto no ha sido pasado por alto por las organizaciones destinadas a proteger el orden y la democracia en la región. En un comunicado de prensa de la OEA, el Secretario General Luis Almagro acusó abiertamente a los regímenes de Venezuela y de Cuba de instar a la desestabilización: “Las actuales corrientes de desestabilización de los sistemas políticos del continente tienen su origen en la estrategia de las dictaduras bolivariana y cubana, que buscan nuevamente reposicionarse, no a través de un proceso de reinstitucionalización y redemocratización, sino a través de su vieja metodología de exportar polarización y malas prácticas, pero esencialmente financiar, apoyar y promover conflicto político y social.”
Por otra parte, el gobierno de Estados Unidos acusó públicamente a Rusia de interferir en las protestas de Chile. “Tenemos indicios de actividades rusas para dar un curso negativo al debate en Chile”, dijo a la prensa un funcionario del Departamento de Estado que pidió no ser identificado. Esas presuntas incursiones tienen como objetivo “exacerbar las divisiones” en Chile, que había sido considerado hasta ahora uno de los países más estables de América Latina.
Teniendo en cuenta estos hechos, Alandete deduce que sería muy probable que las “brisitas bolivarianas” que hoy amenazan a las democracias de la región estén siendo financiadas y promovidas desde Rusia. Putin se reunió con varios líderes latinoamericanos en los últimos meses con el expreso propósito de conseguir afianzar el poder de regímenes autocráticos como el de Maduro y debilitar a los gobiernos no favorables a Rusia, como el de Piñera. Es posible entonces que todo el aparato de propaganda ruso, con sus granjas de trolls y Agencia de Internet, también estén detrás de las masivas manifestaciones de América Latina.
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