Arturo Espinosa Silis, el enviado de la Organización de Estados Americanos (OEA) para coordinar la auditoría sobre los resultados de las elecciones en Bolivia, decidió retirarse de la misión que le encargaron debido a declaraciones que hizo pocos días atrás contra el gobierno de Evo Morales.
“He decidido retirarme de la auditoría para no comprometer su imparcialidad. Debí informar a OEA sobre manifestaciones públicas previas acerca de proceso electoral en Bolivia”, anunció Espinosa este viernes por la noche en un mensaje en Twitter que también fue compartido por la OEA.
El licenciado en Derecho por la Universidad Panamericana de México había publicado dos columnas de opinión en el sitio de noticias del grupo mediático MVS Comunicaciones donde consideró que la reelección y la ampliación de mandatos son “puertas que no se deben abrir”.
Uno de esos artículos, titulado ‘Evo: siempre electo; nunca inelecto’, hace una descripción de cómo Evo Morales se mantuvo en la Presidencia de Bolivia a lo largo de 14 años y su búsqueda para ampliar su poder hasta gobernar dos décadas, reveló el diario boliviano El Deber.
El funcionario describe cómo Evo, a partir de la nueva Constitución, logró habilitarse para sus tercera elección consecutiva en el 2014. Además, cómo decidió desobedecer el mandato popular del referéndum de febrero de 2016 que lo habilitaba para competir por un cuarto mandato. Y, ante esta negativa para seguir en el poder, utilizó un un mecanismo judicial parecido al que se practicó en el régimen de Daniel Ortega en Nicaragua y de esta forma se postuló como candidato en 2019.
“En democracia hay puertas que no se deben abrir; la reelección presidencial y la ampliación de los mandatos de gobierno es una de ellas. El poder es seductor y son muchos quienes buscan perpetuarse en el poder a como dé lugar”, escribió Espinoza Silis.
El mexicano resaltó en el mismo texto la importancia que tiene la elección en Bolivia para la democracia latinoamericana.
“Lo que ocurra en Bolivia el próximo domingo 20 de octubre será relevante en términos democráticos, pues por un lado, veremos si los enredos a los que están dispuestos nuestros gobernantes para mantenerse en el poder son efectivos para lograr que la voluntad de una persona se imponga al Estado de derecho −claro esto siempre bajo la complicidad de las instituciones democráticas que permiten estos atropellos o que al menos los toleran−; y por otro lado, podríamos ser testigos de cómo el ejercicio libre, auténtico y secreto del voto puede ser un arma efectiva para detener la intención de Evo Morales de gobernar Bolivia por casi dos décadas de manera ininterrumpida”, escribió.
Luego de los resultados de las elecciones en Bolivia, Espinoza publicó otro artículo, ‘Sudamérica bajo fuego’. En este hace énfasis en el convulsionado contexto que vive la región. Además, plantea dudas sobre el proceso electoral boliviano y lo compara con las elecciones mexicanas de 1988 donde Carlos Salinas de Gortari llegó al poder de forma dudosa y denunciaron fraude en la elección luego de la caída del sistema de conteo de votos.
“El domingo, una vez que comenzó el conteo de los votos, las tendencias iniciales indicaban una elección cerrada entre Evo y el expresidente y ahora candidato Carlos Mesa, inclusive a ratos, Mesa llegó a superar los votos obtenidos por Morales, por lo que todo indicaba que habría una segunda vuelta electoral. Sin embargo, el sistema de resultados preliminares «se cayó» –sí, como en México en 1988– y se dejaron de actualizar los datos y también se suspendió la transmisión en vivo del cómputo de las actas. Cuando se reanudó la transmisión de datos, Evo Morales ya tenía mayoría en las preferencias de votos y la posibilidad de la segunda vuelta electoral se ve casi imposible”, escribió.
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