Los indígenas que habían viajado a Quito para manifestarse contra el gobierno de Lenín Moreno por el decreto 883 sobre la eliminación de los subsidios al combustible han comenzado a regresar a sus territorios este lunes tras llegar a un acuerdo con el Ejecutivo para derogar esta orden ejecutiva y zanjar así la crisis política en Ecuador.
Varios autobuses con indígenas han partido esta mañana (hora local) de la capital ecuatoriana, de acuerdo con el diario local El Universo. Miles de miembros de las comunidades nativas de Ecuador llegaron la semana pasada a Quito para exigir la derogación del decreto 883. Las comunidades indígenas de Ecuador, que habitan las las regiones más rurales del país, han estado enfrentadas al gobierno de Moreno desde principios de este año. Muchos creen que el decreto fue una chispa que desató una ira que se viene gestando en estas comunidades rurales por varios meses.
A pesar de los destrozos -todavía incalculables, aunque se estiman que los daños cuesten varios millones de dólares en reparos- este lunes la ciudad empezó a recobrar la normalidad. Cuadrillas de voluntarios, incluidos indígenas y estudiantes, se han sumado a los equipos de limpieza para retirar los escombros y la basura que han llenado las calles del centro histórico tras once días de protestas.
La circulación también se recupera poco a poco, aunque aún hay cortes de tráfico debido, precisamente, a los escombros. El transporte público ha funcionado de manera intermitente a lo largo de la jornada, apunta la prensa local.
Las protestas comenzaron el 1 de octubre, cuando el presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, dio a conocer el “paquetazo” de ajustes económicos pactado con el FMI a cambio de una inyección de 4.200 millones de dólares. En estos días, al menos siete personas han muerto y más de mil han sido detenidas.
Finalmente, las partes llegaron a un acuerdo el domingo para poner fin a las protestas y suspender el decreto 883, que recoge la eliminación de las subvenciones al combustible -la medida más polémica de la reforma económica-, para negociar uno nuevo.
Moreno ha acusado directamente a su antecesor en el cargo y antiguo aliado, Rafael Correa, así como a sus socios, entre ellos el dictador venezolano, Nicolás Maduro, de orquestar las protestas para derrocar a su Gobierno en un “golpe de Estado”, algo que ambos han negado.
Con información de EFE
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