“Cuánta destrucción en dos años y medio. Mi solidaridad con las familias de los fallecidos, los heridos, con todos los detenidos y perseguidos, con las víctimas del vandalismo, con los periodistas, policías y militares agredidos, algunos injustamente humillados”. Con esas palabras, comenzó Rafael Correa un mensaje de casi dos minutos y medio de duración.
Aunque ha reconocido que trabaja a la par del régimen de Venezuela como asesor, el ex mandatario reside en Bélgica para evitar tener que comparecer ante la justicia en los procesos por corrupción que pesan en su contra.
“Nunca vamos a estar con la violencia, venga de donde venga. O con cualquier cosa que denigre la dignidad de la persona humana. Como tampoco vamos a aceptar el desprecio a los indígenas”, siguió en la grabación que publicó en su cuenta de Twitter este viernes.
El ex presidente luego pidió que cese la represión y lanzó una crítica a su sucesor, Lenín Moreno: “La fuerza pública tiene ya que aplicar la objeción de conciencia. No puede seguir reprimiendo a sus hermanos protegiendo, no a la patria, sino a un gobierno acabado por su propia traición, mediocridad y entreguismo; y que tendrá que responder por tanta represión. Es Moreno el que rompió la democracia y la ley cuando traicionó el programa de gobierno vencedor en las urnas que hubiera evitado todo lo que estamos pasando”.
“Ya vivimos problemas similares en el viejo país. Por ello, la constitución del 2008 sabiamente estableció en sus artículos 130 y 148 que en caso de grave crisis política o conmoción interna, la Asamblea o el presidente podrán anticipar elecciones generales. Entonces, ¿qué esperan? ¿Ya no hay suficientes muertos? ¿Acaso no tenemos una gravísima crisis política y conmoción interna?”, se preguntó.
Por último, sostuvo: “Que la insensatez de un hombre aferrado al poder o los intereses políticos de los grupos a los que sirve no le hagan más daño a nuestra gente. El retroceso ha sido inmenso pero somos un pueblo de arcilla. Frente al fuego no nos quebramos, nos fortalecemos. Sin odio pero con memoria. Tu voto será la mejor arma para recuperar el país que, con tanto éxito, alegría y paz construíamos todos juntos. Hasta la victoria siempre compañeros”.
Las palabras de Correa se produjeron minutos antes de que el movimiento indígena de Ecuador liberara a los diez agentes de Policía que estaban retenidos en el Ágora de la Casa Cultura en Quito desde la mañana de este jueves, tras el escenificado funeral de uno de sus dirigentes muertos en las protestas. Así lo confirmó la ministra de Gobierno (Interior), María Paula Romo, en una rueda de prensa, en la que también dijo que se había permitido la salida de los periodistas que se encontraban retenidos en el interior de esa instalación.
Los indígenas entregaron a los agentes después del funeral del dirigente Inocencio Tucumbi, muerto el miércoles durante los disturbios por una huelga general, y en el que cuatro de ellos debieron cargar el féretro hasta la tarima principal del Ágora, donde se desarrolló una misa.
Los dirigentes de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie) habían dispuesto que fueran los cuatro agentes los que cargaran el ataúd, debido a que, en aplicación de la justicia indígena, ellos representaban a la violenta represión que, según denuncian, se ha generado contra ellos durante las protestas de la última semana.
Después del funeral, los diez agentes fueron custodiados por la “Guardia Indígena” hasta el parque Alameda, cercano al casco histórico de Quito, en una marcha rodeados por cientos de personas. En el parque fueron entregados ritualmente a representantes del Sistema de Naciones Unidas en Ecuador y de la Defensoría del Pueblo.
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