El líder campesino nicaragüense Medardo Mairena estuvo "enterrado en vida" durante 11 meses en una de las cárceles de tortura que tiene el régimen de Daniel Ortega en Tipitapa, departamento de Managua.
Pasó 11 meses en una celda oscura, solo, sin derecho a hacer llamadas a su familia y durmiendo solo una hora al día por el intenso calor que hay en ese lugar, que los presos apodaron "El Infiernillo".
"No son cárceles, son tumbas", denunció Mairena, que fue liberado en junio, en diálogo con El Nuevo Herald. Ahora está en Estados Unidos para denunciar la situación de los 140 "hermanos" que aún están privados de su libertad. Y también para dar la conocer al mundo la continua represión contra los campesinos, la intimidación a sus familias y la mordaza sobre los medios de comunicación.
"Las calles en Nicaragua están totalmente militarizadas. Se vive en una zozobra", le aseguró al periódico citado, indicando que la policía vigila constantemente a quienes considera opositores. "A cualquier reunioncita que se haga de 15 o 20 personas se presenta la policía para intimidar", explicó.
Mairena es coordinador del Movimiento Campesino Anticanal. Este grupo surgido en 2013 se opone a una ley aprobada por el régimen de Ortega, que entregó una concesión por 100 años al empresario chino Wang Jing para construir un canal que conectaría los océanos Pacífico y Atlántico a través del Mar Caribe. Su principal reclamo es que la ley abre las puertas a violaciones de sus derechos como propietarios de las tierras.
El Nuevo Herald recordó que los campesinos se sumaron a las manifestaciones que estallaron en abril de 2018 en protesta por la reforma del seguro social efectuada por el gobierno nicaragüense. Desde entonces, han sufrido asesinatos, secuestros y desapariciones, que a veces no son denunciados por sus familiares por temor a represalias.
"Ha habido campesinos que les han cortado pedazo por pedazo de su cuerpo hasta dejar el poquito de carne en una bolsa. Es duro lo que estamos viviendo los nicaragüenses", manifestó Mairena en la entrevista con el Herald.
Una amenaza de este tipo vivió él mismo en la cárcel de El Chipote después de su secuestro por fuerzas del régimen. Uno de sus interrogadores, le dijo que iban a agredir a su hija de 3 años si no aceptaba responsabilizar de un supuesto golpe de Estado a la Conferencia Episcopal.
"Te voy a traer un video donde yo mismo le voy a cortar dedito por dedito… y te vas a dar cuenta que vamos en serio", contó Mairena, citando al policía, que además trató de comprarlo con autos, dinero y una casa en Managua.
El líder campesino no aceptó la propuesta a cambio de su libertad y fue acusado de la muerte de cinco policías y un civil en Morrito, en el departamento de Río San Juan.
"Cómo es posible que ustedes me vieron en Morrito si nosotros habíamos convocado a una marcha de más de 200 mil personas en las calles de Managua", argumentó Mairena en su defensa. En diciembre de 2018, en lo que calificó como un juicio "viciado" y "corrupto", Mairena fue condenado a 216 años de cárcel. En Nicaragua la pena máxima es de 30 años de cárcel.
"Ortega está protegiendo a los verdaderos asesinos y secuestradores, y nos utiliza como máscara para decir que nos sacó por esa amnistía", denunció en la entrevista Mairena, que siempre se consideró un "secuestrado" porque fue condenado sin cometer un delito.
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