SAN PABLO – El gobierno brasileño decidió dar a las Fuerzas Armadas, y en especial al Ejército, todos los poderes para combatir los incendios, que amenazan con devorar el Amazonas. La medida, instrumentada a través de un decreto, dará la respuesta inicial con el uso intensivo de aeronaves para controlar los focos de fuego.
Esta resolución fue adoptada luego de declaraciones de altos jefes militares sobre la crisis internacional en la que quedó inmerso el presidente Jair Bolsonaro. Ese "riesgo" es el de una antigua pesadilla de los militares brasileños que de pronto podría transformarse en realidad: que la selva amazónica sea objeto de algún tipo de interferencia externa, con políticas esbozadas desde los centros mundiales de poder, al margen del gobierno en Brasilia.
Es tan intenso ese temor que puso en alerta a las Fuerzas Armadas: "Estamos siempre atentos y vigilantes, dispuestos a defender el Amazonas y prontos para repeler cualquier tipo de amenaza". Lo acaba de declarar, en forma pública, el comandante del Ejército, general Edson Leal Pujol.
Su discurso, pronunciado frente al presidente Jair Bolsonaro y el vice Hamilton Mourao en el cuartel general de esa arma, fue duro: "A los incautos que insisten en tutelar los designios del Amazonia brasileña, les advertimos: ¡no se engañen!".
El jueves, el primero en reaccionar ante las "amenazas militares" del presidente francés Emanuel Macron fue el general Eduardo Villas Boas. El militar, que comandó el Ejército hasta fines del año pasado, y que hoy actúa como asesor militar del jefe de Estado, juzgó que Macron "atacó la soberanía brasileña" en uno de sus Twitter, cuando argumentó que los incendios en la selva tropical eran "una crisis internacional". Según Villas Boas, que fue jefe del Comando Militar del Amazonas, "estamos viendo que un país europeo, esta vez Francia, realiza ataques directos a la soberanía de Brasil, que incluye como es obvio amenazas de empleo del poder militar". Bolsonaro dio su propia contribución al señalar: "No nos faltan enemigos, como los de siempre, que quieren ganar la guerra de la información contra la verdad".
Los incendios amazónicos, provocados en forma intencional, constituyen un problema de larga data en Brasil. Son el resultado de la explotación maderera ilegal de la floresta, incluso por multinacionales, y de la consecuente apropiación de esas tierras públicas por parte de hacendados de la región. Estos prenden fuego a los muñones de la floresta para convertir esos pedazos talados en campos de pastoreo.
Ocurre que Bolsonaro, coherente con su ideología, decidió dar piedra libre para la ocupación de la selva. Esto se tradujo en la prohibición al Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), de dar cifras sobre la situación de los incendios forestales, que surge del monitoreo satelital a cargo de la institución. Y condujo, finalmente, a la renuncia del director del INPE, el físico Ricardo Galvao. Pero finalmente trascendieron los resultados que indicaban en junio un aumento de 88% en la cantidad de focos de fuego con respecto a mayo.
Todo indica que el presidente francés decidió llevar el tema a la cumbre del G7 por entender que hay una amenaza climática global. De hecho, es un dato concreto que la eliminación de fracciones del Amazonas puede convertir a la selva tropical en una sabana. Del lado brasileño desapareció ya casi un quinto: 800.000 kilómetros cuadrados sobre un total de 5 millones. Un incremento de esa proporción hasta llegar al 25% implicará la irreversibilidad del proceso de "sabanización". Esto conllevaría, además, la liberación de enormes cantidades de carbono albergadas por ese bioma.
Antes de realizar el anuncia, Macrón consultó con sus colegas europeos Angela Merkel, Boris Johnson e inclusive, con el canadiense Justine Trudeau, si respaldaban su iniciativa. Y estos le dieron su aval.
Frente a la creciente presión internacional, esta mañana Bolsonaro firmo un decreto que permite a las Fuerzas Armadas actuar en el combate a los incendios. El gobernador del estado amazónico, Wilson Lima, aceptó la intervención militar para este caso. Y atribuyó el fuego arrasador a la actividad maderera ilegal y a la intención de hacendados de usar las tierras devastadas para la cría de ganado.
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