Ni Carlos Mesa, candidato de Comunidad Ciudadana, ni Oscar Ortiz, de Bolivia Dice No, mencionan en sus programas económicos eliminar o sustituir, por ejemplo, los bonos creados por Evo Morales. Tampoco contemplan privatizaciones o cierres de decenas de empresas estatales conformadas por el Gobierno, ni proponen cambios relevantes en la política salarial, que tiene al controvertido pago del "doble aguinaldo" como uno de los mayores hitos sociales de la gestión que se acerca a los 14 años. Incluso el plan de Carlos Mesa contempla la coincidencia con la idea del equipo económico de Evo Morales de mantener congelado el tipo de cambio, que no se altera desde prácticamente hace una década, lo que preocupa a algunos sectores empresariales.
En la estrategia de campaña de los dos principales opositores a Evo Morales que tienen la mayor chance de alcanzar una segunda vuelta para vencer por primera vez en 14 años al presidente de Bolivia, no se ha puesto foco en la economía y menos en proponer cambios radicales del modelo. En contrapartida, la base de la campaña de Morales consiste en demandar la continuidad por cinco años más para completar los logros económicos de la última década, que estarían amenazados, según los oficialistas, si la oposición vuelve al poder. Son frecuentes los pronunciamientos del Gobierno en los que se destaca que Bolivia ha tenido en los últimos años el mejor índice de crecimiento económico de Latinoamérica, con un promedio del 4 por ciento.
Incluso la dirigencia empresarial se acercó, sobre todo en la última etapa de la gestión de Evo Morales, para establecer acuerdos con el Gobierno. En círculos del sector privado han optado por no enfrentarse al Presidente, de supuesta formación socialista, y más bien hay algunos analistas críticos que hablan de una alianza. Dirigentes empresariales, que en años anteriores apoyaron al Comité pro Santa Cruz en paros por distintas demandas, ahora han optado por acatar los que ya se han realizado contra la inhabilitación de la candidatura de Morales, pero no se los ve cómodos como antes ni han expresado un abierto respaldo.
Evo Morales en la Cámara de Industria y Comercio de Santa Cruz, en uno de las tantos encuentros con empresarios para concertar políticas
Conscientes de que la fortaleza de la campaña de Morales son las cifras económicas, a pesar de la desaceleración que se siente en los últimos tres años en Bolivia, tanto Carlos Mesa como Oscar Ortiz han centrado sus ejes discursivos en el restablecimiento de las libertades democráticas plenas, la recuperación de la institucionalidad y la lucha contra la corrupción.
En el caso de Bolivia Dice No, de Oscar Ortiz, la oferta económica distinta es el ajuste de impuestos para bajar la presión sobre los sectores empresariales, que se quejan de su impacto en los costos de producción.
La continuidad y ajustes al modelo
El programa del Gobierno enfatiza el cumplimiento de la agenda 2025, en alusión al próximo quinquenio, que apuesta a la transformación productiva y a la industrialización sobre todo a partir de la constatación de la caída de los ingresos del gas, la principal fuente de sostenimiento de la economía boliviana. El Gobierno se propone impulsar el litio, la producción del agro, para garantizar la seguridad alimentaria, y la exportación de energía eléctrica.
El partido de Evo Morales propone en su oferta electoral continuar con la construcción de carreteras y la consolidación del Hub en el aeropuerto internacional de Viru Viru. El foco en una nueva economía digital y en la creación de empleos, sobre todo para los jóvenes, están en el centro del programa de Gobierno, que ha sido ofrecido por Morales a todos los aspirantes a la Presidencia para garantizar los buenos resultados económicos. Quedaron atrás las reformas radicales del inicio de la gestión como las nacionalizaciones, la creación de más bonos y el crecimiento de la influencia del Estado en la economía. Hace un tiempo el vicepresidente Alvaro García Linera dijo que el modelo boliviano es único, en un mundo en el que los más liberales cierran sus economías para protegerlas y los más estatistas las abren. Propuso en esa ocasión a los dirigentes empresariales abrir el debate de qué ajustes hacer, ya que el modelo se puede revisar y perfeccionar. Lo que no parece estar de acuerdo en debatir es el descongelamiento del tipo de cambio.
En cuanto a los ajustes posibles, el programa de Carlos Mesa hace hincapié en la reducción gradual del déficit público, que este año se prevé supere el 6 por ciento. Para eso pretende optimizar la inversión en obras de impacto productivo y social, cortando el despilfarro en propaganda y otros gastos. También se propone reducir gradualmente la deuda pública en el periodo 2025-2030. Para eliminar el despilfarro en el gasto y la inversión pública promete una auditoría técnica y financiera a todas las obras y proyectos suntuarios. Otra de sus ofertas es el mejoramiento cada año de la renta Dignidad que se paga a los adultos mayores.
Lo que se marca como eje central en el programa económico de Mesa es la idea de una profunda transformación del patrón de desarrollo de Bolivia. "Debemos superar, progresivamente, el extractivismo económico depredador de la naturaleza y sustituirlo por un desarrollo sostenible.Bolivia necesita abandonar el péndulo entre estatismo y liberalismo", sostiene el programa de Comunidad Ciudadana.
Por su parte, el plan de Bolivia Dice No, de Oscar Ortiz, pone énfasis en repensar un nuevo modelo de administración y redistribución de los recursos provenientes de la tributación nacional, a través de un pacto fiscal que asegure la sostenibilidad económica de los gobiernos subnacionales. La oferta de reducir los impuestos marca una diferencia respecto a la del MAS, de Evo Morales, y la de CC, de Carlos Mesa. En ese sentido, plantea la creación de un régimen con pocos tributos, pero eficaz en su cobertura y capacidad recaudadora. Promover cambios con estabilidad y conseguir "un país de clases medias emergentes"son dos de los compromisos del partido de Oscar Ortiz, que también propone "federalizar las autonomías"de cada región del país como una de las principales reformas.
Las coincidencias y las diferencias
Pablo Mendieta, un destacado economista de la Cámara de Industria y Comercio de Santa Cruz, hace notar que la orientación del modelo económico boliviano, según su principal mentor el ministro de Hacienda Luis Arce, se enfoca en la producción estatal en los sectores de recursos naturales y el destino de esos excedentes para apuntalar otros sectores y redistribuir el ingreso."En ese sentido, los tres principales partidos de la competencia coinciden explícita o implícitamente en esa narrativa y la mantendrían", opinó.
El economista ve diferencias en que Comunidad Ciudadana, de Carlos Mesa, pone mayor énfasis en la diversificación productiva, mientras que Bolivia Dice No es proclive a una menor regulación al sector privado. Además, ambas fuerzas coinciden en la necesidad de mejorar la institucionalidad de las entidades públicas relacionadas con el ámbito productivo.
"En este contexto, los primeros años de la siguiente gestión de Gobierno estarán marcados por la necesidad de rebalanceo o reequilibrio de las cuentas fiscales y externas. Es decir, contener los egresos públicos, en especial de capital (inversión pública), mientras se restaura el equilibrio", opinó.
Martín Montero, otro destacado economista boliviano, considera urgente revisar los bonos, el pago del dobe aguinaldo, y ajustar el tipo de cambio para revertir cifras negativas. Esta semana se conoció que la inversión extranjera directa cayó en más del 50 por ciento en 2018, respecto del año anterior. Las reservas internacionales también descendieron en los últimos años de 14.000 a cerca de 8.000 millones de dólares. Los ingresos por las exportaciones de gas disminuyeron y creció la brecha en la balanza comercial, desfavorable a Bolivia. El défiict fiscal superará el 6 por ciento, pero se espera que la economía crezca al menos un 4 por ciento, lo que la ubica entre las mejores de América Latina.La inflación y el desempleo también están en un dígito, pero la informalidad en la economía supera el 60 por ciento.