La dictadura venezolana parece haber entrado en un estado de definiciones. Ese régimen tal como se conoce hasta ahora tiene los días -meses, a lo sumo- contados. Más temprano que tarde Nicolás Maduro deberá abandonar el poder y tal vez irse del rico país en busca de cobijo en el exterior. Tratando de escapar de los procesos e investigaciones por violación a los derechos humanos y los pedidos de extradición. Por ahora, tambalea.
Con él también tendrán que huir sus cómplices y la cúpula que alentó torturas, persecuciones, asesinatos, una asociación que además se dedicó a vaciar uno de los países con mayores recursos naturales sobre la Tierra. También tendrán que regresar a sus naciones aquellos aliados que conquistaron resortes del estado y lo sostuvieron en contra de las denuncias de la comunidad internacional: Cuba, Irán, China y Rusia ya imaginan su futuro.
En ese escenario -donde seguramente convivan chavistas y opositores- esas naciones podrían mantener negocios de algún tipo. Juan Guaidó, presidente interino y líder de la Asamblea Nacional, ya avisó que respetará contratos aunque estos seguramente serían revisados y auditados. Tales son los casos -sobre todo- de las empresas chinas y rusas que arribaron merced a una frágil legalidad a variados sectores de la economía venezolana con el guiño del régimen.
Pero negocios e injerencia política contrastan. No podrán vivir a sus anchas en un nuevo escenario democrático en Venezuela. En una era postchavismo. Es por eso que Rusia, Irán y China miran el porvenir y el mapa de toda América Latina. Pululan la región en busca de otro espacio donde sentirse cómodos. Sobre todo dónde podrían obtener facilidades como las que consiguieron en tiempos de Hugo Chávez y Maduro.
Bolivia –otro país riquísimo en recursos- pareciera ser el nuevo foco de atención de esas potencias. Lo es desde hace tiempo, pero ahora se intensifica por necesidades políticas. Es la nueva perla a (terminar de) conquistar. En las últimas semanas quedó de manifiesto la alianza que Evo Morales les propone y la alfombra roja de facilidades que les tiende a su paso. Imperialismo… pero de amigos.
Las imágenes de un sonriente presidente boliviano con Vladimir Putin y con el canciller iraní Mohammad Javad Zarif recorrieron todos los medios locales y encendieron alguna alarma. ¿Conoce Morales algo acerca de la vinculación de la teocracia en los ataques terroristas en Buenos Aires en 1992 y 1994? ¿Hasta dónde les facilitará el acceso a sus bienes minerales estratégicos?
Una democracia frágil
Bolivia representa un atractivo para Rusia, China e Irán –como para cientos de empresas de otras latitudes- indudablemente por su riqueza mineral, pero también por una cuestión institucional. La fragilidad republicana que padece es alarmante, aunque la mayoría de América Latina prefiera desentenderse.
Morales se encamina a una nueva reelección pese a que la Constitución Política del Estado se lo prohíbe y a que el pueblo boliviano fue concluyente en un referéndum al que el propio interesado había convocado el 21 de febrero de 2016. Sin embargo, no conforme con los sucesivos tropezones el líder del Movimiento al Socialismo (MAS) recurrió a la generosidad y amplitud del Tribunal Supremo Electoral (TSE) quien reinterpretó la letra magna y la voluntad del electorado permitiéndole presentarse en los próximos comicios. Habrá Evo para rato. Una garantía para sus socios internacionales.
A paso firme, el hombre que comanda Bolivia desde enero de 2006, se convierte en una caricatura de caudillo clásico latinoamericano ante el silencio regional y la ayuda de sus socios que ven desvanecer a quien fuera su antigua perla continental, Venezuela. Encontrarán allí más comodidades que las actuales en Caracas.
La carta de presentación de Evo es atractiva: mantiene el control total de los nervios del estado, debilidad institucional, una justicia obediente, una oposición maniatada y una impostada afinidad política e ideológica común. Al menos en la retórica. Incluso, el patrón del Palacio Quemado hizo los deberes desde un comienzo: fue de los primeros en expulsar a la delegación diplomática de los Estados Unidos y a los incómodos miembros de la DEA. Fue en septiembre y noviembre de 2008. Desde aquella época se siente más liviano. Sus socios de entonces, Fidel Castro y Chávez lo alentaron y sostuvieron.
¿Por qué quería lejos a los agentes de la DEA? Morales los acusó de estar detrás de golpes de estado y otros pecados clásicos. Artificio recurrente. Lo cierto es que desde entonces las denuncias por la expansión del narcotráfico en Bolivia han crecido y las áreas comprometidas con la plantación de coca, se han disparado. Los vuelos de naves de la Fuerza Aérea entre La Paz, Caracas y La Habana se multiplicaron sin ningún tipo de control. El periodista brasileño Leonardo Coutinho lo explicó de manera escandalosa en una de sus obras en la que ilustra los lazos borrosos de Evo con Chávez y Fidel.
Rusia
Putin ha depositado sus ojos en el altiplano. Rubricó sonriente y junto a Evo convenios que facilitan la provisión de energía para Rusia. Litio y uranio figuran entre lo más requerido. Pero más: la construcción de un mega proyecto nuclear enigmático. Será alzado en la ciudad de El Alto, cercana a La Paz y a unos 4 mil metros sobre el nivel del mar. "Saludo y agradezco esta instalación", le dijo Morales a su par ruso de visita a Moscú hace apenas días.
Pero lo firmado en tierra moscovita con la Corporación Nuclear Estatal Rusa (Rosatom) no es lo primero que se acuerda en materia de colaboración ni improvisado. Es fruto de una larga negociación. El gobierno boliviano ya envió a técnicos a capacitarse. El intercambio comenzó en 2018. En junio viajó el último contingente de 10 científicos.
"El centro dedicará sus esfuerzos a la investigación en el ámbito del uso pacífico de la energía nuclear. Sus aplicaciones cubrirán varios sectores de la industria, la geología, la medicina y la agricultura", explicó Putin ante un atento presidente boliviano. Y se ufanó: "Todavía no ha habido una experiencia parecida en la práctica mundial". Es lo que se preguntan varios: ¿para qué se necesita una planta nuclear a semejante altura? Misterio.
En tanto, Gazprom -la mega empresa de energía vinculada al neozar ruso- continúa ganando concursos en el país latinoamericano. Se quedó con el ambicioso proyecto de gas de Vitiacua. Es una riquísima área concedida a la empresa rusa por parte de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB). La capacidad de producción se estima en unos 12 millones de metros cúbicos diarios. Nada es gratis. Extraña práctica de soberanía energética.
China
En territorio dominado por el MAS, China también se siente cómoda. Sus tentáculos van más allá de los generosos préstamos. Lo hace sobre una economía que se muestra sólida pero que evidencia desgaste en los últimos semestres. A cambio, Beijing consigue que las empresas que llegan desde aquellas lejanas tierras consigan beneficios únicos.
Sin embargo, la deuda es cada vez más asfixiante. Desde 2006 hasta la actualidad se incrementó casi un 2 mil por ciento. Asciende a más de mil millones de dólares. No es una suma extraordinaria, pero Morales debe mostrarse generoso a cambio. Lo hace gustoso. Entre 2013 y 2018 15 adjudicaciones en materia de proyectos viales recayeron en manos chinas. Suman un total de 2.700 millones de dólares. Llamativo: es mayor que la deuda que se tiene con la potencia asiática.
Pero también el litio es fundamental en las aspiraciones orientales. Bolivia eligió a un consorcio chino para que sea su socio en nuevos proyectos por 2.300 millones de dólares. La bendecida por el Palacio Quemado fue la empresa Xinjiang TBEA Group que tendrá una generosa participación del 49 por ciento en una compañía compartida con la estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB). Evo no giró muchas veces para explicar por qué la había elegido: "¿Por qué China? Hay un mercado garantizado para la producción de baterías", argumentó.
Otra pregunta que flota en el altiplano: ¿qué postura tomará La Paz cuando deba decidir la instalación de sus redes 5G? Evo también pagaría con su voto favorable a los amigos.
Irán
Desde hace tiempo cumple con el reglamento del manual del populista latinoamericano. Utiliza un discurso usual para conseguir un lugar más destacado en sus vínculos. El 20 de mayo decidió involucrarse en una discusión que ni siquiera lo roza. Tanto debe cumplir. "Condenamos las amenazas de guerra y destrucción de los Estados Unidos a Irán y su intención de desplegar tropas en Oriente Medio. El imperialismo siempre busca hacer funcionar la industria de la guerra", se horrorizó el jefe boliviano. Irónica reflexión sobre imperios: Evo debería estar al corriente que uno de los objetivos de la Revolución de 1979 -la cual abraza- es la exportación de su ideología a todo el planeta.
Pero a Morales tampoco le preocupa la incomodidad que genera este vínculo con la teocracia iraní en el resto de la región. Brasil, Paraguay, Colombia, Chile y Argentina -entre otros- tratan de contener la presencia de Hezbollah en América Latina. Pareciera no importarle. En concordancia con sus socios (Venezuela y Cuba), Bolivia cobija a sus creadores.
Los recientes encuentros del presidente boliviano con el canciller Zarif no se circunscribieron sólo a la supuesta colaboración en nanotecnología, en la venta de drones de observación o algún otro convenio comercial y de asesoramiento. Bolivia es uno de los mayores proveedores de minerales del globo. ¿Continúa suministrándole uranio para su programa nuclear? El canal está abierto desde hace 10 años, tal como lo reportara entonces el diario The New York Times.
Twitter: @TotiPI
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