Cuatro días después de la amenaza de un dirigente campesino afín a Evo Morales de "envenenar a los opositores" que hagan campaña en la región norte del departamento de Potosí, al sur de Bolivia, el candidato presidencial de Bolivia Dice No, Oscar Ortiz, y el jefe del también opositor Unidad Nacional, Samuel Doria Medina, ingresaron a dos territorios considerados bastiones del presidente de Bolivia, en los que supuestamente no deberían tener pisada durante la etapa preelectoral.
Casi al mismo tiempo, el diputado indígena Rafael Quispe, uno de los más críticos del oficialismo, desafió a un duelo a chicotazos a campesinos cercanos a Evo Morales que estuvieron a punto de golpearlo el jueves en plena plaza Murillo de La Paz, donde está el Congreso y el viejo Palacio de Gobierno.
"Envenenar o enterrar vivos" a los opositores son las amenazas de dirigentes vinculados al oficialismo, lanzadas entre enero y junio de este año electoral boliviano, con las que buscan que los candidatos contrarios a Morales tengan temor a represalias y no hagan proselitismo en zonas como las de Chapare, el altiplano paceño y ahora el norte potosino, en las que el Presidente ha tenido una alta votación en anteriores comicios.
Pese a que se contabilizan en lo que va de 2019 al menos cinco casos, no hubo ninguna sanción. El Tribunal Supremo Electoral se limitó a condenar las amenazas y a ofrecer garantías de circulación, como también lo hicieron algunas de las autoridades gubernamentales.
El nuevo protagonista de la polémica política de esta semana en Bolivia fue Ever Rojas, máximo dirigente de la Federación de Campesinos del Norte de Potosí, elegido en 2018 y ferviente seguidor del Presidente, que en presencia de Evo Morales lanzó durante un acto público la amenaza de envenenar a los opositores que lleguen a su región. "En nuestra tierra de Tomás Katari (líder indïgena), hay kataris malos (que) que no van a permitir a los partidos neoliberales entrar aquí. Estos kataris van a envenenar a los q'aras (blancos). Por eso, que no se atrevan a entrar a la tierra de Tomás Katari", advirtió.
En el propio Gobierno hubo dos tipos de reacciones ante las palabras de Rojas. Mientras el presidente de los Diputados, Víctor Borda, del MAS, aclaró que el dirigente campesino fue mal interpretado, ya que quiso decir que no se permitirá que la oposición "envenene ideológicamente" a su pueblo, el ministro de Comunicación, Manuel Canelas, expresó su rechazo categórico a "cualquier tipo de amenaza y, peor, de este tenor". Agregó que la posición del oficialismo es que los políticos puedan hacer campaña en los lugares que deseen.
No obstante, el presidente del Movimiento al Socialismo (MAS) en Chuquisaca, Antonio Vilca, manifestó que por usos y costumbres de algunos pueblos indígenas del Norte de Potosí surgió la advertencia de envenenar a los opositores.
En cambio, la presidenta del Tribunal Supremo Electoral, María Choque, dijo que su institución rechaza estas amenazas que van en contra de la democracia y llamó a garantizar los derechos a la libre circulación, la libre reunión y la libre expresión.
José Luis Bedregal, dirigente del opositor Comunidad Ciudadana (CC), afirmó que la amenaza de Rojas "es una muestra de que el MAS no respeta ni reconoce la democracia ni los derechos políticos", mientras que la diputada Fernanda San Martín presentó una denuncia penal contra el dirigente campesino por instigación pública a delinquir y al racismo.
La Ley de Régimen Electoral, en su artículo 125, prohíbe "obstaculizar o impedir la realización de campaña electoral mediante violencia o vías de hecho". En medio de la polémica, el dirigente Ever Rojas aclaró que solo apeló a una metáfora y no incurrió en una amenaza. "Ideológicamente hemos sido envenenados por los españoles, ya no vamos a permitir que nos envenenen; nosotros tenemos que envenenar a ellos ideológicamente según usos y costumbres", afirmó.
En Chapare y en Potosí
El mismo día en que el dirigente campesino aclaraba sus palabras, el jefe del opositor UN, Samuel Doria Medina, tuiteó que estaba de viaje al norte de Potosí y esperaba no encontrarse con ningún Ever Rojas con ganas de envenenar a sus compatriotas, ya que estaba seguro que la mayoría de la gente quiere unidad y trabajo. "Rojas dijo 'muerte a los blancos' y que en el norte de Potosí se 'envenenará a los blancos' que vengan a hacer campaña. No hay nada metafórico en esto. No es verdad que dijera que "la oposición envenena a la gente"; eso lo dijo posteriormente a causa del repudio de todos los bolivianos a su discurso, que obligó al gobierno a rechazar sus palabras", manifestó a Infobae el líder de UN.
También opinó que la oposición puede y debe hacer campaña en todas partes, porque es su derecho y porque es su obligación para lograr la unidad del pueblo boliviano. "No podemos caer en el juego divisionista del MAS. Hay que correr los riesgos que sean necesarios para darle sentido nacional a nuestro trabajo. El Tribunal Electoral está parcializado y está incumpliendo su deber de garantizar condiciones iguales de campaña para todos los partidos. Esto no cambiará. La oposición necesita algo más que participar en las elecciones. Tenemos que hacerlo en unidad", agregó.
Sorpresivamente, el candidato a la Presidencia por Bolivia Dice No, Oscar Ortiz, llegó el jueves en la tarde a Puerto Villarroel, de la zona de Chapare, que es el centro político de Evo Morales, donde se reunió con productores bananeros.
Vladimir Peña, alto dirigente del partido de Ortiz, dijo que el MAS sigue aferrado a visiones intolerantes y prejuiciosas. "Ahora que han perdido la mayoría del país, temen que los ciudadanos en áreas rurales escuchen propuestas diferentes, porque su relato es antiguo y está desmoronado. El discurso del odio cala, genera agenda y distrae la atención de los temas centrales. También les sirve para evitar dar respuestas sobre los escandalosos casos de corrupción que están quedando en la impunidad. Para el Gobierno es ganancia que la gente se ocupe de la intolerancia y violencia de sus dirigentes y no de la corrupción o de los vínculos con el narcotráfico", explicó a Infobae.
Comentó que la campaña de su partido evitará la violencia, pero aseguró que también saben enfrentar y derrotar al Gobierno, como ocurrió en Cochabamba y en Potosí. "Ya no hay territorio impenetrable para nuevas ideas. Hoy, Óscar Ortiz está en Chapare con productores bananeros, como una señal de que hay otras alternativas a la coca ilegal. Hace dos semanas estuvo en Llallagua, el enclave minero, ahí mismo donde hace un mes la asamblea del MAS terminó a golpes. La asamblea nuestra fue una fiesta democrática", agregó.
Obras por votos, y los chicotes
Mientras los opositores intentan penetrar los bastiones del oficialismo y vencer las amenazas, la semana también se agitó por la denuncia contra Evo Morales, que ofreció en una población rural de Bolivia darles lo que pidan en obras si le otorgan todos los votos en la elección de octubre.
Horas después el Presidente pidió disculpas por sus palabras y aclaró que fueron una broma, pero no se libró de una denuncia que deberá ser procesada por un juez electoral en el plazo de cinco días y que le puede aplicar una sanción, ya que pedir en este momento de la campaña el voto está prohibido por norma.
A esa polémica se sumó la condena de algunos sectores opositores a la acción de dirigentes de los llamados Ponchos Rojos, que acudieron a la Plaza Murillo de La Paz a intentar someter a chicotazos al diputado opositor Rafael Quispe, que los retó enseguida a un duelo en la población altiplánica de Achacachi.
En lo que va del año se han contablizado unas cinco amenazas a los opositores. En enero, el alcalde de la población de Colomi, Demetrio Pinto, amenazó con "enterrar vivos" a los adversarios de Evo Morales que entren a su pueblo. En febrero también hubo advertencias del dirigente cocalero Leonardo Loza de posibles acciones de veto a los opositores en Chapare.