La civilización maya fue una de las más longevas y con mayor poderío económico y militar durante 18 siglos en mesoamérica. Ningún pueblo de la región acaparó tanto poder, es por ello que historiadores y antropólogos siguen desentrañando cómo fue que perdieron su gran imperio.
Sin embargo, ahora podría sumarse una pista que reforzaría una de las explicaciones sobre las terribles guerras acontecidas gracias a varios fragmentos de cráneos tallados y encontrados en la ciudad de Belice que fueron usados como collares y más aún como trofeos hechos de sus enemigos.
Los mayas habitaron en diferentes periodos ciudades que hoy son México, Guatemala, Belice, la parte occidental de Honduras y en El Salvador.
Uno de los cráneos tallados, fue enterrado como ajuar funerario de un guerrero hace más de mil años en Pacbitun, Belice. Es muy probable que lo cargara consigo todo el tiempo como collar.
Probablemente representan macabros símbolos del poder militar: trofeos de guerra hechos con cadáveres de jefes de enemigos derrotados, consideró el arqueólogo Gabriel D. Wrobelen en The Conversation.
Durante este período, Pacbitun y otras ciudades mayas en las tierras bajas del sur estaban comenzando su declive, mientras que los centros políticos mayas en el norte, en lo que hoy es el Yucatán de México, y otras regiones de Belice, alcanzaron el dominio. Pero el momento exacto y la naturaleza de esta transición de poder siguen siendo inciertos.
En muchas de estas ciudades del norte, el arte de este período es notoriamente militarista, lleno de cráneos y huesos y, a menudo, muestra cómo los prisioneros de guerra son asesinados y decapitados.
Otro cráneo encontrado en Xuenkal, México, la Dra. Vera Tiesler y sus colegas utilizaron isótopos de estroncio para señalar el origen geográfico de un guerrero y su cráneo trofeo. El hombre que lo portada era un local del norte, sin embargo el cráneo collar-trofeo que trajo a casa, encontrado sobre su pecho en el entierro, era de un individuo que creció en el sur.
Otra evidencia en varios sitios en las tierras altas del sur parece marcar un final repentino y violento para el orden gobernante de la comunidad.
Los arqueólogos han encontrado evidencia de la ejecución de una familia gobernante y la profanación de sitios sagrados y tumbas de élite.
Los cráneos probablemente fueron adornados con plumas, correas de cuero sujetadas por agujeros que habían sido perforados en los cráneos.
Otros agujeros sirvieron para anclar las mandíbulas en su lugar y suspender el cráneo alrededor del cuello del guerrero.
Los cráneos fueron seccionados y aplanados, afirman los investigadores, para hacer que lucieran los grabados sobre el pecho del portador, según la publicación.
La evidencia de cráneos de trofeos no muestra de manera concluyente que los sitios en partes de las tierras bajas del sur estuvieran siendo invadidos por guerreros del norte, según el estudio.
Pero al menos apunta al papel de la violencia y, potencialmente, a la guerra como una contribución al fin del orden político establecido en el centro de Belice.
Ambos cráneos son similares a las representaciones de cráneos trofeo usados por soldados en tallas de piedra y en recipientes de cerámica pintados de otros sitios mayas.
En Pakal Na, otro sitio en el sur de Belice, se descubrió un cráneo similar con un trofeo con fuego e imágenes de animales que se parecen al simbolismo militar del norte, lo que sugiere un origen en el norte del guerrero con el que fue enterrado. La presencia de parafernalia militar del norte en la forma de estos cráneos puede indicar una pérdida de control por parte de los líderes locales.
¿Los conflictos y guerras entre pueblos acabaron con esta gran civilización?
Los estudios anteriores se enfocaron en identificar una sola causa del colapso. ¿La razón podría haber sido la guerra, conflictos internos por el poder, migración obligada en ciudades superpobladas?
Uno de los estudios más detallados apuntan a una fuerte sequía. Un grupo de investigadores reveló en el lago de Chichancanab, en la Península de Yucatán, que la cultura Maya puso haber desaparecido, los pudo haber obligado a migrar o mermado su población debido a una sequía intensa.
Académicos de las Universidades de Cambrige en Inglaterra, y de Florida en Estados Unidos, descubrieron un mineral formado sólo cuando el nivel del agua baja al evaluar tres isótopos de oxígeno y dos de hidrógeno con lo que se reconstruyó la historia del agua del lago entre 800 y 1000 d.C.
Con este modelo se halló que la precipitación anual disminuyó entre 41 y 54 por ciento, y hasta en el 70 por ciento como máximo, lo que ya representó una sequía máxima durante la caída de la civilización maya.
Ciertamente, todo esto tuvo lugar, pero ninguno explica por sí mismo lo que los investigadores saben sobre el colapso que gradualmente borró el poderío de esta magna civilización fragmentada. Hoy, los arqueólogos reconocen la complejidad de lo sucedido.
Claramente, la violencia y la guerra contribuyeron al final de algunas ciudades de las tierras bajas del sur, como lo demuestran las fortificaciones construidas rápidamente identificadas por las encuestas aéreas de LiDAR en varios sitios.
Los calaveras de trofeos, junto con una lista creciente de hallazgos dispersos de otros sitios en Belice, Honduras y México, proporcionan evidencia intrigante de que el conflicto puede haber sido de naturaleza civil, enfrentando a las potencias en aumento en el norte contra las dinastías establecidas en el sur.