Dado el pronóstico de contracción de la economía más grande de América Latina en el primer trimestre, los economistas analizan detenidamente sus modelos para entender cómo la recuperación de Brasil los ha eludido por tercer año.
La actividad se contrajo en 0,2% en el período de tres meses, según los economistas encuestados por Bloomberg antes de la publicación de los datos el jueves. En marzo, esperaban que el producto interno bruto se expandiera un 0,56%. Si se confirma, será la primera contracción trimestral desde que terminó la recesión en 2016 y el tercer año de crecimiento decepcionante.
Para 2019, han recortado sus perspectivas de crecimiento durante 13 semanas seguidas, más recientemente a 1,2%. Factores temporales, como el colapso fatal de una represa, las débiles exportaciones de automóviles a la asediada Argentina, el retraso en la aprobación de la reforma pensional, son algunas de las razones de la debacle, pero también existen problemas a más largo plazo.
David Beker, economista jefe para Brasil en Bank of America Merrill Lynch, tenía apenas en noviembre pasado uno de los pronósticos más altos para 2019: 3,5% de crecimiento. Ahora reconoce que fue un error, y en un informe del 16 de mayo titulado "¿Qué salió mal con el PIB?" recortó su pronóstico por cuarta vez a 1,2%.
"Fui muy optimista, pensé que la confianza se mantendría y esperaba una rápida aprobación de la reforma. Está tomando mucho más tiempo del esperado", dijo Beker en una entrevista, en referencia a la oleada de optimismo que se creó tras la elección de Jair Bolsonaro en octubre. "Esta economía está mucho más apalancada que antes y el desempleo es mucho más alto".
Peor aún, dice que el PIB potencial de Brasil -su nivel más alto de producción económica sostenida- se ha deslizado hasta aproximadamente 1,5%. Adriana Dupita, economista de Bloomberg en Brasil, también está contemplando reducir su cálculo del PIB potencial. Recientemente asistió a un almuerzo en el que un grupo de economistas consideró la posibilidad de que un crecimiento justo por encima de 1% por tercer año es más que un malestar prolongado y que, de hecho, es todo lo que la economía puede realmente ofrecer.
"Al analizar las cifras, es mucho más difícil defender una producción potencial de 2,5%, que es lo que casi todo el mundo tiene, yo incluida", dijo Dupita. "Cada vez más, esto se basa en el supuesto de que algo se va a hacer en el frente de la productividad. A medida que pasa el tiempo y vemos nuevos datos, las reformas tendrán que ser más profundas para desbloquear este crecimiento".
La caída de las previsiones de crecimiento va de la mano con la popularidad de Bolsonaro entre los inversionistas. La aprobación de su gobierno cayó a 14% en mayo, desde 86% en enero, según una encuesta de 79 administradores de dinero, economistas y operadores de XP Investimentos. Aquellos que calificaron a la administración como mala o terrible aumentaron a 43%, desde 1%.
"Todos estos grupos de la élite económica y educativa de la nación, con dinero para costear la opinión profesional de los mejores analistas políticos, se dejan engañar mucho más que el ciudadano promedio sobre lo que realmente representó la elección de Bolsonaro", escribió esta semana Fernando Dantas, columnista de la agencia local de noticias Agencia Estado.
La euforia inicial del mercado ha chocado con la realidad de la inexperiencia de Bolsonaro al negociar con un Congreso fracturado. La revisión del sistema pensional de Brasil se esperaba inicialmente para mediados de año, y ahora es poco probable que se concrete antes del cuarto trimestre, en el mejor de los casos. Hasta que se apruebe, todos los demás proyectos de ley importantes que podrían desencadenar la inversión y el crecimiento, como la restructuración del alucinante sistema tributario de la nación, permanecerán en pausa.
La incapacidad de arreglar la economía está literalmente convirtiendo a Brasil en un país más pobre. El país ha registrado caídas en el PIB per cápita durante dos de las últimas cuatro décadas, según un informe de mayo de Goldman Sachs Group Inc. Y las recuperaciones más recientes fueron impulsadas por el consumo privado en lugar del gasto de inversión que habría aumentado la capacidad y sostenido el crecimiento de la productividad en el futuro, según el informe.
La economía aún está lejos de ser la mejor. La utilización de la capacidad cayó en el primer trimestre y se mantiene justo por encima de su mínimo histórico. Esto evidencia una falta de demanda, y debería obligar al banco central a darse cuenta de que puede reducir aún más la tasa de interés de referencia Selic a partir de un récord mínimo de 6,5% sin una presión inflacionaria significativa, dijo James Gulbrandsen, administrador de dinero con sede en Río de Janeiro en NCH Capital.
"Hay un exceso impresionante de capacidad. Este banco central está totalmente equivocado", dijo Gulbrandsen en un correo electrónico, y agregó que la economía corre el riesgo de caer en una recesión en el segundo trimestre y registrar un crecimiento nulo en todo el año 2019.
El consumo continúa viéndose afectado por el desempleo que está en 12,7%, solo un punto porcentual más bajo que su peor nivel hace dos años, y Beker del Bank of America dice que la tasa se mantendrá en dos dígitos hasta fines de 2020.
Esta lenta recuperación indica el trauma que infligió la recesión de 2015-2016, según Sergi Lanau, economista jefe adjunto en la sede de Washington del Instituto de Finanzas Internacionales.
"La experiencia cicatriza a las personas", dijo Lanau. "La experiencia de una larga recesión puede hacer que uno reevalúe lo que realmente está sucediendo en el país".
Fuente: Bloomberg