Evo Morales ensaya su última trampa: legitimarse como candidato con la complicidad de América Latina

El presidente de Bolivia intentará mostrar que Luis Almagro, secretario de la OEA, está de acuerdo con su cuarta candidatura presidencial, aquella que se construyó violando la Constitución y la voluntad popular

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Evo Morales intenta por todos
Evo Morales intenta por todos los medios legitimar su candidatura a un cuarto mandato presidencial (Reuters)

Su único error de cálculo fue subestimar al pueblo. Creer que pese a los aceptables números de la economía podría perpetuarse en lo más alto de la pirámide del poder sin que nadie levantara la voz. Pero a Evo Morales no le importó. Considera que está más allá de todo, incluso de la propia Constitución Política del Estado a la que viola sistemáticamente desde que decidió presentarse a elecciones para conseguir un irregular cuarto mandato presidencial.

El artículo 168 de la carta magna es claro. "El período de mandato de la Presidenta o del Presidente y de la Vicepresidenta o del Vicepresidente es de cinco años, y pueden ser reelectas o reelectos por una sola vez de manera continua". Sin embargo, quien se percibe así como el todopoderoso de Bolivia fuerza todo lo que no está a su alcance.

Creyendo que ganaría holgadamente, llamó a una consulta para que le permitiera volver a postularse. Confiaba en que su pueblo no le daría la espalda y que le permitiría por siempre estar al frente del Palacio Quemado, la sede gubernamental. El referéndum se celebró el 21 de febrero de 2016. Por primera vez, los bolivianos le dijeron que no de manera terminante. Nadie quería a un Evo eterno.

Pero la derrota no fue obstáculo. Al caudillo no le importó el revés democrático y recurrió a su próxima carta: una Justicia complaciente, moldeada durante sus años en el poder. El Tribunal Supremo Electoral (TSE) reinterpretó la Constitución, violentó la voluntad popular y le allanó el camino a Morales para presentarse nuevamente en una pulseada electoral.

El quiebre institucional fue (es) claro. Pero el astuto Morales, siguiendo los pasos del manual del populismo latinoamericano, buscó legitimarse a cualquier precio. El primero que validó su candidatura fue Carlos Mesa Gisbert, el ex presidente que confrontará con el patrón del Movimiento al Socialismo (MAS) en octubre próximo. ¿Qué mejor que un oponente con cierta ascendencia en la oposición para su bendición?

Los acuerdos entre ambos dirigentes políticos se evidenciaron en los últimos tiempos: el ex mandatario fue punta de lanza de La Paz durante su escalada contra Chile en la disputa internacional por la salida al mar. Fue el mismísimo jefe de estado quien propuso a Mesa como vocero de la demanda ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Pocas veces un candidato fue tan útil a los planes de su oponente en las urnas.

Desesperado en su afán por volver a ser reelegido, atropella no sólo al concluyente voto que le dijo no, sino que inició una persecución contra quienes alzan la voz. Fue así que comenzó una cacería contra legisladores opositores que pidieron asistencia en el extranjero. Doce senadores y diputados enviaron una epístola a Donald Trump para que conociera el sistemático atropello a la Constitución que se vivía en Bolivia. Una réplica del modelo que catapultó a Nicolás Maduro a usurpar el Palacio de Miraflores.

La respuesta de Evo fue furibunda. Calificó de "vergonzoso" el escrito e instó a los parlamentarios del MAS a iniciar una investigación en la Comisión de Ética a los legisladores que la firmaron bajo la acusación de "traición a la patria". La comisión amenazó con quitarle los fueros a los legisladores lo que los dejaría al desamparo ante una justicia que responde al régimen de La Paz.

Ahora, el presidente ensaya su último ardid. Intentará atrapar en su telaraña a Luis Almagro, secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), uno de los diplomáticos más experimentados y preparados de la región y quien más se enfrentó a la dictadura venezolana desde el inicio de su gestión.

El uruguayo aterrizará en la capital paceña el próximo 17 de mayo. Conoce bien la realidad del país. Morales, en tanto, se desespera por mostrarle avances sociales y, sobre todo, en materia de lucha contra el narcotráfico. Llamativo: desde que asumió el poder en 2006 las plantaciones de coca se multiplicaron hasta llegar a las 70 mil hectáreas, luego de recibirlas con menos de 5 mil.

"Yo quiero decir, va a ser una interesante visita de Luis Almagro, pese a las diferencias ideológicas que tenemos", dijo el mandatario al anunciar la presencia. Esas "diferencias ideológicas" no son irrelevantes. Lo que más separa a ambos es la defensa incondicional que el boliviano hace de Nicolás Maduro, el dictador al que Evo se asemeja cada vez más al forzar unos comicios irregulares. ¿Se encamina ese país a ser el próximo dolor de cabeza de la región? América Latina, por el momento, deja en soledad a la oposición y se refugia en un temeroso silencio.

Las voces se alzan ante la visita del Secretario General de la OEA. "¿Dirá algo Almagro con respecto a la ilegalidad de la nueva postulación de Evo Morales?", se preguntó el ex canciller Agustín Saavedra Weise. Por su parte, la senadora Carmen Gonzales también reclamó que la presencia del embajador no sirva para validar la cuarta presentación electoral del actual presidente.

"La visita servirá para legitimar la candidatura de Evo Morales. Si se concreta, será una agresión a los bolivianos que pelean por la democracia", dijo Gonzales en diálogo con Infobae. Recordó: "Le pedimos a Almagro que intercediera ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para que determinara si el argumento de que era su derecho humano volver a presentarse a una votación estaba en regla con el Pacto de San José de Costa Rica. No obtuvimos respuesta".

La representante del Departamento Pando -con mandato hasta 2020- también cuestionó el lugar elegido por Evo para enseñarle a Almagro su presunta "lucha contra el narcotráfico". "Chapare (al norte de Cochabamba) es el centro de los cocaleros. El 99 por ciento de la coca de esa región es para elaboración de cocaína", advirtió la senadora y sentenció: "Maduro se repite en Evo Morales Ayma".

En rigor, Almagro ya se había pronunciado en contra de que el Palacio Quemado acuda a un órgano judicial claramente amigable para forzar la voluntad del voto. "Evo Morales deberá respetar la decisión popular que dijo no a reelección. Ningún juez puede levantar el dictamen del único soberano: el pueblo", dijo en septiembre de 2017, cuando el jefe de Estado se abrazó al Tribunal Supremo Electoral. Sin embargo, se teme que la firma de un acuerdo para que una misión de la OEA supervise el sufragio de octubre se convierta en un favor invaluable para el plan del jefe del MAS. ¿Es el último paso que necesita para conseguir la validación total de su candidatura?

"Con su anunciada visita a Bolivia y a la zona producción de coca y cocaína, con la que Evo Morales ha hecho del país un narcoestado, el secretario Almagro echa por tierra toda su imagen de luchador por la democracia pues aparece avalando la criminal candidatura de Morales contra el referéndum del 21 de febrero de 2016 y secundando la agenda dictatorial de Venezuela que se repite ahora en Bolivia", manifestó Carlos Sánchez Berzaín, ex ministro de Gobierno durante la presidencia de Gonzalo Sánchez de Lozada y exiliado político.

¿Cómo hará el Secretario General de la OEA para evitar caer en la trampa tendida de Evo? Por el momento son pocos -y cada vez menos- los que gritan denunciando los atropellos que se cometen a diario en Bolivia. Sobre todo, los más graves: arrasar la Constitución y desobedecer el mandato popular. Un espejo olvidado de lo que ocurre en Venezuela.

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