"Algunos dicen que fue fake", dijo Bolsonaro al levantarse el saco gris y la camisa blanca para exhibir las marcas de las intervenciones quirúrgicas ante las cámaras del canal SBT, al que concedió una entrevista exhibida la noche del jueves.
Con ese gesto puso fin a los comentarios de sus adversarios políticos sobre un ataque simulado del que habría sacado provecho en la disputa por la presidencia.
El 6 de septiembre del año pasado, un hombre lo apuñaló durante un acto proselitista en Juiz de Fora, en el estado de Minas Gerais, por lo que tuvo que ser intervenido de urgencia y estuvo al borde de la muerte, dijeron los médicos que lo intervinieron.
Luego fue transferido al Hospital Albert Einstein de San Pablo, donde se le realizaron otras intervenciones delicadas y permaneció más de 20 días internado, lo que le impidió participar en actos y en los debates con sus contrincantes.
Bolsonaro fue sometido a nueva operación en enero de este año para el retiro de una bolsa de colostomía que estaba ligada a su intestino.
Durante la noche de ayer el presidente fue el convidado de honor de un culto evangélico en la ciudad de Camboriú, en el sureño estado de Santa Catarina, donde volvió a hablar de la puñalada y de su recuperación.
"Pasé por un día difícil de mi vida, fui salvado por un milagro, les agradezco por sus oraciones", afirmó ante unos cinco mil pastores, fieles y diputados de la poderosa bancada evangélica, entre ellos, el congresista Marco Feliciano.
Bolsonaro dijo que el triunfo en los comicios fue en cumplimiento de un mandato divino. "Alcanzamos el objetivo (gobierno) como una misión de Dios, la cual cumpliremos, junto a ustedes, personas que bien que temen a Dios", aseguró.
(Con información de ANSA)
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