El proyecto de reforma de las jubilaciones en Brasil, con el que el presidente ultraderechista Jair Bolsonaro se juega su credibilidad ante los mercados, superó este martes su primera prueba legislativa al ser declarado admisible por una comisión de la Cámara de los Diputados.
Tras tensa sesión de más de nueve horas, la Comisión de Constitución y Justicia (CCJ) dio su aval, con 48 votos a favor, 18 en contra y 0 abstenciones, a este proyecto que pretende empezar a equilibrar las deficitarias cuentas públicas de la principal economía latinoamericana.
El gobierno apunta a generar un ahorro neto de más de 1,16 billones de reales (unos 300.000 millones de dólares al cambio actual) en una década.
Ahora debe ser aprobado por una Comisión especial, que lo analizará en detalle, antes de ser enviado al plenario de la Cámara; allí deberá obtener una mayoría de tres quintos de los escaños, en una doble votación, por tratarse de una enmienda constitucional.
Acto seguido, esos procedimientos deben repetirse en el Senado.
El artífice de este proyecto, el ministro de Economía Paulo Guedes, presiona para que todo concluya en el primer semestre.
El primer paso de este martes se dio después de que el gobierno aceptara modificar cuatro puntos, que benefician a ciertas categorías, para conseguir el apoyo del bloque formado por una decena de partidos conservadores (el "centrao") que dieron un apoyo electoral clave a Bolsonaro.
Como en anteriores sesiones, la oposición, con varios partidos del espectro izquierda-centroizquierda, entre ellos el Partido de los Trabajadores (PT) y del Partido Democrático Trabalhista (PDT), intentó un nuevo aplazamiento, como el que la semana pasada generó dudas sobre la capacidad de articulación política del gobierno y provocó una caída bursátil.
Buena parte de las polémicas gravitaron en torno a la exigencia de la oposición de que se publiquen los estudios sobre los que se realizó el proyecto. El gobierno prometió hacerlo al enviar el texto a la Comisión Especial.
El proyecto de enmienda constitucional establece una edad mínima de 62 años para las mujeres y 65 para los hombres para jubilarse.
La propuesta determina además que los brasileños que quieran jubilarse con una pensión completa deberán contribuir durante 40 años con el sistema y aumenta de 15 a 20 años el tiempo de contribución para recibir el beneficio mínimo.
Brasil es uno de los pocos países que no exige una edad mínima para el retiro laboral. El régimen actual permite jubilarse a las mujeres que cotizaron durante 30 años y a los hombres que lo hicieron durante 35, sin una edad mínima, aunque el monto del beneficio mejora para quienes prolongan su vida laboral.
(Con información de AFP)
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