El príncipe Carlos de Inglaterra, heredero de la corona británica, se reunió este lunes en La Habana con el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, en un encuentro que apunta a mejorar las relaciones bilaterales y despertó recelos en Estados Unidos, histórico aliado de Londres y enfrentado con la dictadura castrista.
Las conversaciones oficiales entre el príncipe de Gales y el mandatario, el primer gobernante cubano en cinco décadas que no se apellida Castro, tuvieron lugar durante la segunda jornada en el país caribeño de Carlos y su esposa, Camilla, duquesa de Cornualles, los primeros miembros de la familia real británica que visitan Cuba.
Como es tradición en las visitas de alto rango, Díaz-Canel y su invitado pasaron revista a las tropas en el Palacio de la Revolución, sede del Gobierno, y posteriormente se reunieron acompañados de sus respectivas delegaciones.
"Durante el cordial encuentro intercambiaron acerca del positivo estado de las relaciones bilaterales, basadas en la cooperación y el respeto mutuo. Asimismo, coincidieron en la voluntad de desarrollar los vínculos en áreas como la educación, la salud, la cultura, la protección del medioambiente y el desarrollo sostenible", refiere la escueta nota oficial publicada por los medios estatales.
El viaje de tres días apunta a fortalecer las relaciones el Reno Unido y Cuba como parte de una normalización más amplia de las relaciones de la isla con Occidente, a pesar de que el gobierno de Donald Trump ha tratado de terminar con una distensión entre Cuba y Estados Unidos. La pareja no tiene en agenda ningún encuentro con la disidencia cubana y, por el momento, no ha planteado ningún reclamo en defensa de los derechos humanos.
Tras el encuentro de alto nivel estaba prevista la celebración de una cena de gala ofrecida por Díaz-Canel a sus huéspedes.
En la agenda de Carlos y Camilla tampoco hay prevista una reunión con Raúl Castro, quien aunque traspasó hace casi un año la jefatura del Estado a Díaz-Canel permanece al frente del Partido Comunista de Cuba (PCC, único legal).
Entre las figuras políticas que criticaron el viaje de los representantes de la realeza británica está el ex gobernador de Florida, ahora senador republicano electo en 2018, Rick Scott. se declaró "profundamente decepcionado por la decisión del Príncipe Carlos de visitar Cuba" y advirtió que "este viaje otorga legitimidad a una dictadura con una historia de décadas de persecución y violación de derechos humanos".
Deeply disappointed in the decision by Prince Charles to visit Cuba. This trip provides legitimacy to a dictatorship with a decades-long history of persecution and violations of human rights.
The U.S. must remain firm in its stance against the Castro regime! https://t.co/wG3IM72D4Q
— Rick Scott (@SenRickScott) March 24, 2019
La reunión y cena de gala oficiales cerraron para la pareja real una ajetreada agenda que comenzó en la mañana con un recorrido por La Habana Vieja en compañía del historiador de la ciudad, Eusebio Leal, quien les mostró los rincones más señalados del casco histórico, declarado en 1982 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Durante el paseo, que despertó una gran expectación entre los vecinos y los numerosos turistas que visitaban la zona, Carlos y Camilla pasearon por las mismas calles empedradas que las tropas inglesas tomaron durante 11 meses entre 1762 y 1763, y desvelaron una estatua del literato William Shakespeare.
También disfrutaron de un concierto de la reconocida Camerata Romeu, íntegramente femenina, en la Basílica menor de San Francisco de Asis, el templo que los soldados eligieron para celebrar los ritos protestantes en el breve periodo en el que La Habana fue británica.
Carlos de Inglaterra no dudó en charlar con algunos de los sorprendidos transeúntes e incluso con una vendedora de un puesto callejero de churros que le ofreció probar esta típica fritura, aunque el heredero británico declinó la oferta porque -adujo- ya había desayunado.
Fuera del programa oficial difundido por las autoridades cubanas, los príncipes visitaron el proyecto comunitario Muraleando, donde asistieron a un espectáculo infantil, y también disfrutaron de una muestra de coreografías en la sede de Acosta Danza, la compañía de baile contemporáneo fundada por Carlos Acosta.
Ya por separado, el heredero mantuvo un encuentro con representantes del "cuentapropismo" cubano, el incipiente sector privado de la isla surgido al hilo de las reformas económicas introducidas en la última década por Raúl Castro (2008-2018).
También tuvo tiempo para conocer un gimnasio de boxeo y departir con los jóvenes y niños que allí entrenaban.
Por su parte, la duquesa de Cornualles acudió en solitario al hogar materno Doña Leonor Pérez, donde conversó con varias mujeres embarazadas.
Como anécdota, en las redes sociales algunos internautas cubanos recordaron que tal día como hoy hace tres años aterrizaban en La Habana otros ilustres británicos representantes de la "realeza" musical: los Rolling Stones, sus "satánicas majestades", que protagonizaron un histórico concierto gratuito en un país en el que hace pocas décadas el rock estaba proscrito.
Para el martes, en el programa de Carlos y Camilla figuran una actividad cultural en el Parque John Lennon de La Habana y la ceremonia de inicio de la construcción de un parque fotovoltaico de financiación británica en la Zona Especial de Desarrollo del Mariel, el proyecto estrella del Gobierno cubano para captar capital extranjero.
La Habana, sometida a un embargo estadounidense desde 1962, necesita de socios extranjeros, mientras que Washington amenaza con aplicar a partir de mediados de abril el Capítulo III de la Ley Helms-Burton de 1996.
Esta norma teóricamente permitiría, especialmente a los exiliados cubanos, demandar en las cortes federales de Estados Unidos a compañías que obtuvieron ganancias a través de firmas nacionalizadas después de la revolución.
La Unión Europea se ha convertido en el primer socio comercial de Cuba, y Reino Unido, incluso en pleno Brexit, quiere subirse al carro y apunta a dos sectores: el turismo y la energía.
El comercio bilateral entre Londres y La Habana cayó de 168,3 millones de dólares en 2013 a 63,6 millones en 2017, según la más recientes cifras oficiales cubanas.
El Reino Unido es también uno de los principales emisores de turismo a la isla, con unos 200.000 visitantes anuales. No obstante, en enero de este año sólo visitaron la isla 15.945 veraneantes de ese origen, 12% menos que los 18.037 de enero de 2018.
(Con información de EFE y AFP)