La escuela de samba Mangueira fue proclamada el miércoles campeona del carnaval de Rio de Janeiro por un exuberante desfile en el cual homenajeó a la asesinada concejal Marielle Franco y cuestionó la rehabilitación de la dictadura militar en boga con el gobierno de Jair Bolsonaro.
El anuncio de la nota decisiva por los jueces que evaluaron criterios como armonía, carruajes alegóricos, tiempo de desfile, etc, fue acogido con una explosión de júbilo en la sede de la asociación rosa-verde, situada al pie de la favela del mismo nombre, cerca del estadio de Maracaná.
Mangueira, segunda escuela con más títulos (20, frente a 22 de Portela), desarrolló su "enredo" (tema) en torno a "la historia que la historia no cuenta", exaltando a figuras heroicas negras, indígenas o pobres, olvidadas en los manuales escolares.
Además, rindió homenaje a Marielle Franco, la concejal negra y lesbiana que denunciaba la violencia policial en las favelas, acribillada a balazos hace un año sin que hasta ahora se haya descubierto a los culpables. La viuda de Marielle, Mónica Benício, desfiló en la última ala de la popular "escola", la madrugada del martes.
Mangueira presentó también una versión libre de la bandera brasileña. En lugar de "Orden y progreso", decía "Indios, negros y pobres", y llevaba los colores de la escuela en vez del verde y el amarillo.
En las carrozas alegóricas, la colonización europea fue presentada como un cementerio de pueblos indígenas, en tanto que en un grafiti hacia el final de la procesión se leía: "Dictadura asesina", en un ataque frontal al régimen militar (1964-85) reivindicado por Bolsonaro, un ex capitán del Ejército.
Este fue "el carnaval de la representatividad", dijo a periodistas el "carnavalesco" (director artístico) de Mangueira, Leandro Vieira, en referencia a los numerosos desfiles que abogaron por la tolerancia y la inclusión, tanto en el Sambódromo como en las procesiones populares (blocos) que durante la semana del carnaval copan las principales ciudades del país.
Un mensaje que se contrapone a la ola neoconservadora que hace tres años colocó al ex obispo neopentecostal Marcelo Crivella al frente de la alcaldía de Río, y este año llevó a Bolsonaro a la presidencia del país.
Por su parte, la escuela Paraíso de Tuitui, inspirada en una leyenda en la que un chivo termina siendo elegido concejal, criticó las mañas políticas que se han extendido por tradición en la historia de Brasil. También ironizó sobre el actual Gobierno con un chivo con la banda presidencial, en una referencia a Bolsonaro, y criticó su mensaje armamentista invitando a poner flores en vez de balas en las armas de fuego.
La crítica fue más allá de la política y llegó al corazón de la mayor fiesta de Brasil por parte de la Sao Clemente, la escuela que abrió el segundo día de desfiles, y que cuestionó la comercialización tipo "Hollywood" del Carnaval, mostrando los costos y las exuberancias que dejaron atrás la tradición y la cultura popular.
El segundo premio se lo llevó Unidos do Viradouro, con un enredo sobre la recuperación del universo y la sonrisa de la infancia para "virar" (transformar) las pasiones tristes del mundo. En total 14 escuelas, con 2.500 a 4.000 participantes, desfilaron durante dos noches por la pasarela de 700 metros del Sambódromo.
Con información de AFP
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