El presidente de Brasil, Michel Temer, anunció este viernes la intervención federal del estado de Roraima, fronterizo con Venezuela, en débil situación financiera y de seguridad por una aguda crisis en el sistema penitenciario y la multiplicación del flujo de inmigrantes que llegan desde hace meses del país vecino.
"Hablé con la señora gobernadora y le dije que la única hipótesis para solucionar esta cuestión, especialmente la de naturaleza salarial, sería decretar la intervención hasta la toma de posesión del nuevo gobernador", afirmó el mandatario tras una reunión con varios ministros en Brasilia en la que decidieron que la medida se extienda hasta el 31 de diciembre.
La situación de este estado de la deprimida región norte empeoró en las últimas semanas, después de que agentes penitenciaros lanzaran una serie de paralizaciones y bloqueos en protesta por sus precarias condiciones de trabajo y para reclamar sus salarios atrasados.
Con el estado en grave crisis económica, policías y otros funcionarios de la seguridad pública de Roraima también están en huelga.
"Espero que con esto el movimiento amaine, sea un poco más, digamos, comprensivo, porque al final, especialmente las fuerzas militares, los agentes penitenciarios y todos aquellos que se dedican a la tarea pública tienen que pensar precisamente en la población de Roraima", añadió Temer, quien reconoció que la situación se estaba "agravando" en los últimos días.
El presidente no detalló qué implica exactamente esta intervención federal, y anunció que el sábado llevará su decisión al Consejo Nacional y el Consejo de la República, antes de decretarla oficialmente.
Frontera caliente
La crisis en su sistema de seguridad se sumó a a los problemas que lleva enfrentando este empobrecido y remoto estado amazónico debido al incremento del flujo de inmigrantes venezolanos que cruzan la frontera huyendo de la grave crisis en su país.
En los últimos tres años, más de 100.000 venezolanos han entrado en el gigante sudamericano, y sólo Roraima ha recibido 75.500 solicitudes de regularización desde 2015.
La multiplicación de llegadas por la frontera terrestre dejó los servicios públicos del estado al borde del colapso, generando tensiones y violencia con la población local que terminó motivando que centenares de venezolanos cruzaran de vuelta a su país.
E incluso el gobierno del estado llegó a pedir al Tribunal Supremo Federal (STF) que ordenara el cierre del la frontera, solicitud que le fue denegada.
El gobierno brasileño siempre ha descartado el cierre fronterizo, pero en agosto decretó el uso de las Fuerzas Armadas para reforzar la seguridad en la zona.
La intervención federal se extenderá hasta el último día de mandato de Temer, cuyo puesto será ocupado a partir del 1 de enero por el ultraderechista Jair Bolsonaro, vencedor de las elecciones de octubre.
Esta no es la primera decisión de este tipo que adopta el gobierno de Temer, quien ya ordenó en febrero la intervención del ejército en el área de seguridad de Rio de Janeiro.
La medida, inédita desde la restauración de la democracia en 1985, fue decretada con el objetivo de luchar contra el crimen organizado -solo en ese área-, y también tiene como fecha final el 31 de diciembre.
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